Comunitat Valenciana

Cristóbal Aguado: «Vemos faltas de sintonía tremendas dentro de la Conselleria»

El presidente de la Asociación Valenciana de Agriculturores (AVA) se muestra preocupado por la escasa relación que mantiene con la consellera, Elena Cebrián. «Es la primera vez que no tengo el teléfono del responsable de la Conselleria»

Cristóbal Aguado, presidente de AVA-Asaja
Cristóbal Aguado, presidente de AVA-Asajalarazon

-La semana pasada se conoció la existencia de un tercer brote de Xylella fastidiosa en Alicante, ¿qué está fallando a la ahora de detener esta plaga?

-Es una muestra más del descontrol fitosanitario que hay. Es una situación de máximo riesgo que demuestra el fracaso de la Administración a la hora de evitar que enfermedades foráneas entren en nuestro territorio, y que además pone de relieve que tenemos mucha pose pero no somos eficaces. Estoy preocupado por si aquí pasa lo mismo que en Italia y que al final sean los propios agricultores los que escondan la situación ante el riesgo de que la Administración les deje de lado y no les indemnice adecuadamente.

-¿Qué quiere decir con que escondan la situación?

-Los agricultores son los primeros que observan las caídas de producción. Si ya están contaminadas, las plantas van a morirse y lo que hay que hacer es avisar enseguida y tomar las medidas efectivas. Pero si la Administración no se gana la confianza del agricultor, este no la demuestra. La Administración tiene que tener unos mecanismos de intervención y unas compensaciones económicas muy claros. Estamos hablando de que el agricultor tiene que arrancar los árboles y que durante cinco años no se puede hacer nada en esa plantación. Habrá que establecer protocolos para convivir con las bacterias de Xylella que ya están aquí.

-Y, ¿cómo se puede hacer?

-Hay que establecer radios de acción alrededor de los cultivos contaminados mucho más grandes, ya que los vectores contaminados con las bacterias están apareciendo a mucha distancia. Un foco a cuatro kilómetros de los cultivos contaminados demuestra claramente que la bacteria lleva mucho tiempo en Valencia. No tiene sentido establecer un radio de solo cien metros. Hay que tomar ya medidas excepcionales, arrancando todos los árboles que puedan estar contaminados y hay que llegar a acuerdos con los agricultores.

-¿Creen que, visto lo visto, este no va a ser el último brote?

-Con un brote a cuatro kilómetros, todas las puertas están abiertas. Estoy convencido de que podría haber incluso en otras partes de España. Esta situación requiere medidas excepcionales. El Gobierno de España, junto con las autonomías, debe implicarse, y la UE tiene que tomar cartas en el asunto porque ahora estamos hablando de la Xylella pero hay otras plagas peligrosas. Teniendo como tenemos el Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias (IVIA), en la Comunitat tendríamos que tener un presupuesto extraordinario, con una red de investigadores de primera línea mundial trabajando en esto y en otras posibilidades para combatir estas enfermedades.

- ¿De quien es la responsabilidad? ¿Del Gobierno central, de la Generalitat o de la UE por eliminar productos pesticidas?

-La responsabilidad primera la tiene la Generalitat valenciana que tiene prácticamente todas las competencias transferidas. La Administración valenciana ha fracasado ya varias veces en el control de plagas y lo que no está claro es que las enfermedades entren con tanta facilidad. Europa tiene una asignatura pendiente, es un coladero de plagas. La UE está demostrando que es incapaz de garantizar la seguridad fitosanitaria. Esto es inaceptable y tiene que haber una red de aduanas europea.

-Comentaba que la falta de confianza del agricultor en la Conselleria por unas escasas indemnizaciones podría provocar que el agricultor oculte la situación...

-Yo no diría tanto que oculte, como que no sea un colaborador activo a la hora de detectar antes las plagas. Aquí el agricultor no tiene confianza en la Administración. No hay transparencia, y una Administración como la valenciana tiene que estar todos los días pasando a las organizaciones agrarias toda la información necesaria para que podamos informar a los agricultores. Una parte del presupuesto de la Conselleria de Agricultura tiene que ir destinado a informar a los agricultores y en vez de eso lo que hacen es más burocracia, más papeleo, más retrasos en la concesión de ayudas... así no se funciona en un país moderno del siglo XXI. Sobra burocracia, falta agilidad y transparencia. Cuando uno se presenta a unas elecciones debe ir con un programa hecho y debe cumplirlo, pero estamos acostumbrados a que se entre con un programa y luego se haga otra cosa.

-¿Cree que la actual Conselleria no está cumpliendo con su programa?

-Entiendo que no.

-Han tenido varios enfrentamientos con la actual Conselleria de Agricultura, ¿cómo son las relaciones en este momento?

-Es la primera vez que no tengo el teléfono de, en este caso, la consellera de Agricultura. El primer día que me reuní con la consellera (Elena Cebrián) le di mi tarjeta, y yo aún no tengo su teléfono. La relación es mínima, no hay confianza. Además, aquí tenemos un tripartito, y las Consellerias están repartidas. Esto genera incapacidades de gestión eficaz y rápida. Vemos faltas de sintonía tremendas entre unas partes de la Conselleria y otras que luego trascienden al sector.

-¿Qué es lo que más le preocupa de la gestión de la actual Conselleria?

-Lo que nos están haciendo es una persecución. Hemos tenido cuatro o cinco reuniones con la consellera en lo que llevamos de legislatura, pero son paripés porque las organizaciones y cooperativas no tienen confianza para hablar tranquilamente. Creo que es un error que todo el que quiera opinar se siente a la mesa, y que la opinión del representante de una organización agraria con 40 años de historia valga lo mismo que la de uno que pasa por la calle. No obstante, tengo que reconocer que en la Conselleria hay personas muy buenas, hay funcionarios y responsables políticos muy eficaces, pero hay otros que ponen palos en las ruedas y hacen que al final sea mediocre la forma de trabajar de la Conselleria en todos los aspectos, desde el investigador hasta el gestor.

-¿Cuál es la asignatura pendiente de la agricultura valenciana?

-La investigación. Valencia está a la cola de España y otros centros nos han adelantado. En este momento recogemos informaciones en otros centros de España, y eso a mi me avergüenza. La agricultura valenciana necesita una revolución para volver a su nivel, que siempre ha sido altísimo. Prueba de ello es que los grandes comercios están aquí. Valencia ha perdido el tren y ahora tiene que hacer nuevas vías.

- Ustedes fueron muy duros en un momento dado con la forma de funcionar del IVIA, ¿se han solucionado esos problemas?

-El IVIA hace bastantes años tenía un nivel y un prestigio a nivel mundial, y hoy ese nivel dentro de España está a ras de suelo. Eso no quita que hay investigadores muy buenos, pero muy pocos. Antes había muchos y muy buenos. Pero no está en condiciones de dar respuestas, porque ni tiene la gestión oportuna ni el presupuesto oportuno. Y esto es una cuestión de voluntad política, hacer de este centro un punto de referencia o dejar que vegete como lo está haciendo sin darle unas perspectivas e ideas claras de futuro. La burocracia se come el IVIA, es totalmente ineficiente y eso no es solo cuestión de investigadores, sino de administración. El IVIA es un diamante en bruto, antes era muy brillante pero ahora ha perdido ese brillo. El agricultor, para que se entere de una vez el tripartito, es un empresario agrario. De momento lo único que han hecho es darnos lecciones de que la agricultura que hacemos no es adecuada, que tenemos que irnos todos a la agricultura ecológica, que es donde está el futuro de la economía.

-¿Cree que la realidad se impone e impide que esta sea mayoritaria?

-La Conselleria no es quien para decir qué porcentaje de la agricultura debe de ser ecológica. La Conselleria tiene que generar conciencia de consumo y los agricultores, sin que nos lo digan, haremos lo que demandan los consumidores. Sea agricultura ecológica, o la actual, que es integrada y que no tiene nada que envidiar a la ecológica. La alimentación que tenemos hoy en día en Europa es la más sana y segura del mundo. No hay que engañar al consumidor. Cualquier producto de nuestros campos es seguro, si se cumple la ley.

-El PP es pro-trasvasista y el actual Consell, menos, ¿le preocupa que al final, unos por otros, los problemas hídricos de la Comunitat queden sin resolverse?

-Han hecho banderas del agua y el agua no tiene banderas. Se trata de llevarla de donde está a donde hace falta. Una distribución de agua eficaz implica lo que conocemos como trasvase, miniembalses, grandes embalses, aprovechamiento y recarga de acuíferos para tener el agua almacenada para cuando haga falta. Con el aumento de población que hay, las necesidades hídricas van a ser cada vez mayores y hay que estar preparados. El agua no es propiedad de los que están al lado del río, sino que es un recurso natural. Hay que analizar hasta donde puede llegar, pero eso no lo tiene que decir el político de turno, sino expertos.

- ¿Cree que los empresarios deberían participar en la manifestación en defensa de una financiación justa, aunque no acudan todos los partidos políticos?

-Coincido completamente con el presidente de la Confederación Empresarial Valenciana (CEV), la manifestación es el último recurso para que la sociedad exprese una reivindicación. Hay que buscar un consenso mayor y agotar las negociaciones. Una vez hecha la manifestación, ya has terminado, y tienes que volverte a sentar para buscar un consenso. Aún no se han agotado los compromisos ni la voluntad negociadora y creo que todos los partidos de Les Corts tienen que sentarse con el Gobierno de España, apoyados por la sociedad civil, y agotar las negociaciones. Si eso no se consigue hablaremos de manifestación. De momento lo que estoy viendo son intereses muy partidistas.