Puig matiza al conseller: «La Religión está en el expediente»

La última medida implantada por el conseller de Educación, Vicent Marzà, que permite a los institutos públicos no incluir la asignatura de Religión en el programa de 1º de Bachillerato ha encendido la comunidad educativa. Ayer el propio presidente de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig, puso en duda esta decisión del conseller: «Hay una leyes que hay que cumplir, y desde luego, en estos momentos la Religión tiene un espacio en el currículum escolar y hay que ver cómo se articula».

Por otro lado, quiso dejar claro que la Religión «debe de estar fundamentalmente en el ámbito privado». Y agregó que, aunque este tema no es competencia suya sino del Gobierno central, en todo momento estará presente el «diálogo» para llegar a un acuerdo. «No hay que hacer de esta cuestión un elemento de confrontación, hay que trabajar juntos para mejorar la enseñanza, que tiene una grave crisis porque tenemos el 37% de fracaso escolar en la Comunitat Valenciana».

Esta propuesta educativa ha generado un enfrentamiento entre dos bandos. Por un lado, el grupo de Joves Socialistes del País Valencià (JSPV) que van más allá y piden a Marzà la supresión de la materia «en todas las etapas de la enseñanza pública». Asimismo, proponen al conseller que las horas que se pierdan en la materia de Religión, podrían destinarse a enseñanza no formal para prevenir el acoso escolar, así como facilitar la inmersión lingüística en valenciano y terceros idiomas, entre otros.

Por otro lado, hay un sector de la comunidad educativa que sale perjudicado ante esta decisión: el profesorado de los centros docentes públicos de enseñanza religiosa.

Otro asunto que Marzà tiene pendiente es las tasas universitarias. Ayer, de nuevo, el rector de la Universitat de Valencia, Esteban Morcillo, afirmó que pedirá formalmente al nuevo Gobierno autonómico una reducción de las tasas para el próximo curso y reclamó la que se potencien las becas.