Gastronomía

Tras la lluvia de estrellas, anticiclón gastronómico

Sin desdeñar los instintos de supervivencia gastrónoma, todos los gourmets necesitan la presencia de la Guía Michelin

Riff (Conde Altea, 18)
Riff (Conde Altea, 18)larazon

La oferta culinaria aumenta cada minuto. Las recomendaciones se disparan como opciones ideales. La publicación de la guía Michelin supone la traslación anual de méritos consabidos y distinciones merecidas. Los reconocimientos oscilan mientras las sorpresas prevalecen tras el análisis subjetivo de los anónimos inspectores.

Una guía que cada gourmet interpreta y vuelve a ella.

Como musa caprichosa con voz propia nos cuenta la concatenación de causas gustativas y efectos culinarios que son necesarios para que los protagonistas consigan las estrellas legendarias. La curiosidad de clientes se sacia y las dudas se despejan... o no. Aprender a conciliar la oferta gastronómica con los análisis subjetivos es uno de los valores de nuestro tiempo.

Son todos los que están...pero. Algunos se ausentan, otros no se les espera y varios volverán. Las estrellas seguirán siendo el sueño de una sobremesa ideal. Es muy probable que los restaurantes destronados recuperen el protagonismo perdido. La lista de eternos aspirantes engorda cada año. Rumor monótono que siempre parece distinguirse en las conversaciones de comensales curiosos. «El próximo año os toca».

Los eternos aspirantes y desposeídos recientes se muestran dispuestos, a hacer lo posible, para volver a intentarlo. Otros, acosados por la frustración, no cesarán en el objetivo de inscribir el nombre de su restaurante en el parnaso literario culinario. El espacio y el tiempo son aliados que pactan secretos conjuros para pasar a la posteridad gastronómica. Hay que manejar la distancia apropiada.

Los restaurantes no agraciados y sus clientes habituales comparten una particular obsesión, sin reproche, no hablan de la memoria, sino de la inmensidad del olvido permanente. Todo es verdad pero nada es exacto. Sin desdeñar los instintos propios de supervivencia gastrónoma, todos los gourmet necesitan la presencia de la guía Michelin. Monastrell (Alicante), L’Escaleta (Cocentaina), Casa Manolo (Daimús), La Finca (Elche) y Casa Pepa (Ondara).

Siempre habrá quién acuda a la lectura de la publicación roja para entender mejor las cosas o para buscar consuelo argumental. Podrán cambiar los soportes, se digitalizarán los sabores, pero esa llama gustativa que se esconde en la guía permanecerá. Aunque se demuden los paladares, las certezas permanecen intactas. Cal Paradís (Vall d’Alba), BonAmb (Xàbia).

Enfrascarse en comparaciones no es apostatar de los valores de la guía roja. La libertad del gastrónomo es un valor superior. Cuando contraponemos locales con estrella que visitamos, allende de nuestras fronteras, sufrimos incredulidad y desterramos la figura del patriotismo gastronómico nacional.

La guía suele tener un carácter sabio y erudito que lejos de complacerse en los aspectos gustativos, tiende a centrar también su atención en la complejidad de la armonía culinaria. Atrévanse a conocerlos. Restaurantes que interrumpen la rutina de nuestra vida gastronómica con argumento inmortal y disimulado homenaje gourmet. Riff ( Conde Altea, 18) y La Sucursal (Guillén de Castro, 118) y El Poblet ( Correos, 8)

La soledad del maestro Quique Dacosta (El Poblet) necesita ya un compañero biestrellado y aspirantes no faltan: Ricard Camarena (Doctor Sumsi, 4) Dicho y hecho. Hay que romper con la inercia. Debemos tener una presencia más destacada. Habrá que persistir y afrontar una nueva oportunidad en la próxima edición.

Tras la lluvia de estrellas de pretéritas ediciones, los sistemas de baja y alta presión gastronómica a través del trazado gustativo anual de la Guía Michelin indicaban la posibilidad de algún tipo de frente, con pequeñas precipitaciones, en forma de lluvia de estrellas a varios restaurantes de la Comunidad Valenciana. Finalmente no ha podido ser. Como dice el refrán «Tiempo que viene despacio, en irse también es reacio». Otra vez será. Vivir para ver. Lluvia de estrellas, Anticiclón gastronómico.