Sucesos

Bruno, «el descuartizador»: ¿un loco o un asesino?

Su abogado pedirá su absolución por «ilegalidades» en la investigación e intentará demostrar que el joven, de 33 años acusado de matar a dos mujeres, es «inimputable» por su esquizofrenia paranoide: «Está perdido en el tiempo y en el espacio»

Bruno Hernández, presunto «descuartizador de Majadahonda», declarará hoy ante la Sección 30 de la Audiencia Provincial de Madrid
Bruno Hernández, presunto «descuartizador de Majadahonda», declarará hoy ante la Sección 30 de la Audiencia Provincial de Madridlarazon

El conocido como el «descuartizador de Majadahonda», Bruno Hernández Vega, acusado de asesinar y trocear y picar –presuntamente con una máquina industrial de carne– a su tía y a una ciudadana argentina, que tenía como inquilina en su domicilio, se sentó ayer en el banquillo de los acusados de la sección 30 de la Audiencia Provincial de Madrid.

El conocido como el «descuartizador de Majadahonda», Bruno Hernández Vega, acusado de asesinar y trocear y picar –presuntamente con una máquina industrial de carne– a su tía y a una ciudadana argentina, que tenía como inquilina en su domicilio, se sentó ayer en el banquillo de los acusados de la sección 30 de la Audiencia Provincial de Madrid.

Después de más de dos años en la prisión de Navalcarnero y de una fuerte medicación dispensada por orden judicial, el acusado apareció ataviado con camisa de rayas, jersey anudado al cuello, gesto llamativamente tranquilo y sumiso y con la mirada fija en un punto indeterminado. A sus 33 años y después de dos años en prisión, se enfrenta a 26 años de cárcel a petición del Ministerio Público por dos delitos de homicidio, uno continuado de estafa, otro de falsedad documental y uno de tenencia ilícita de armas en un juicio, que se prolongará hasta el próximo mes de octubre, tras el que un juzgado popular deberá determinar en primer lugar si es inocente –como defiende su defensa– o culpable y, en tal caso, si su enfermedad, esquizofrenia paranoide, le podría eximir completa o parcialmente de una posible pena.

El abogado de Bruno, Marcos García Montes, adelantó ayer que «no reconoce los hechos» y que, por lo tanto declara «inocente» a su cliente por «ilegalidades» en la investigación entre las que citó que en el acta provisional de la Fiscalía no aparecen fechas concretas de cuándo se cometieron los dos asesinatos, tampoco hay datos de cómo se llevaron a cabo y que ni si quiera se ha encontrado un cuerpo que les pueda proporcionar pruebas culpatorias. Montes además aseguró que en el caso de considerar culpable de los hechos que se le imputan a su defendido demostrará que Bruno sufre «una enfermedad mental de carácter psicótico tipo esquizofrenia paranoide que ha dado lugar a un gran historial de ingresos psiquiátricos, tratamientos e intervenciones» por los que pedirá su «inimputabilidad»: «Su enfermedad mental es más grave y severa que la de Noelia de Mingo. Es un hombre que no está en este mundo».

La acusación particular y la Fiscalía, por su parte, ven en Bruno «actos lúcidos y complejos» por los que pedirán que la enfermedad del acusado no le exima completamente de los presuntos homicidios que le imputan. La Fiscalía que Bruno puso en marcha «actos lúcidos y complejos» para «intentar eludir su participación» en los crímenes de su tía y de una inquilina, como la creación de una sociedad para desviar dinero de la cuenta corriente de su tía, la falsificación de su firma o un viaje a Barcelona para presuntamente posicionar allí el móvil de la inquilina y despistar a la Guardia Civil.

Después de presuntamente matar a su tía, Liria Hernández, y descuartizarla con una máquina picadora que guardaba en el sótano, Bruno habría hecho varios ingresos por un valor total de 33.227 euros desde la cuenta de ésta a una sociedad en la que él era el único participante. Además, habría simulado la firma de su tía para quedarse con su vivienda durante 15 años por 18.000 euros.

En el caso de la muerte de Adriana Giogiosa, el acusado también habría intentado tapar su autoría al enviar una carta mecanografiada al Burguer King donde trabajaba presentando su despido y al enviar un mensaje a su hermano, que vivía en Argentina, para decirle que «se iba a Barcelona y luego a viajar por Europa». El tono del mensaje y el hecho de que Adriana no cogiera el teléfono los días posteriores, hicieron que su hermano viajará hasta Madrid en su busca y denunciara su desaparición. Sólo unos días después el acusado fue detenido e ingresado en prisión. En su vivienda se encontró la picadora, documentación y el carné de conducir de Adriana y varios cuchillos y armas con silenciadores.