Ayuntamientos

Carmena da la espalda a los motoristas

La alcaldesa lleva un año rechazando reunirse con las asociaciones de moteros.

Los motoristas quieren tener voz en la redacción del nuevo Plan de Movilidad que el Ayuntamiento está ultimando
Los motoristas quieren tener voz en la redacción del nuevo Plan de Movilidad que el Ayuntamiento está ultimandolarazon

La alcaldesa lleva un año rechazando reunirse con las asociaciones de moteros.

Era el año 2009, cuando Madrid se decidió a dar un paso pionero en términos de Seguridad Vial en España. Y tal y como se lo planteó, lo consiguió, porque gracias a la hazaña, pudo colgarse el título de primera ciudad del país con un plan estratégico diseñado específicamente por y para los conductores de motocicletas y ciclomotores. Alberto Ruiz-Gallardón –especialmente sensibilizado con el colectivo porque él mismo se movía en moto– era entonces el alcalde de la capital y Pedro Calvo el responsable de Seguridad y Movilidad en el Ayuntamiento. El documento pionero caducó en 2013 con Ana Botella y, aunque nunca fue revisado ni sustituido, los motoristas siguieron teniendo las puertas abiertas del consistorio para expresar sus necesidades.

Ahora, las cosas han cambiado. A pesar de que este año el nuevo equipo de Gobierno de Manuela Carmena ha querido celebrar por todo lo alto el Día sin Coches, no parece que haya mucha intención de fomentar los vehículos alternativos, en lo que, la moto se refiere, ni de reeditar el caduco Plan Estratégico para la Seguridad Vial de Motocicletas y Ciclomotores. De hecho, si a las quejas nos remitimos el Grupo Municipal del PP lanzó hace sólo unos días una campaña que apela directamente a la alcaldesa con la que pretende demostrar las dificultades de circular en bici o moto por Madrid. El pasado viernes día 23, el edil Borja Carabante, miembro del PP de la Comisión de Medio Ambiente y Movilidad, se reunió con Juan Manuel Reyes, presidente de la Asociación Mutua Motera (AMM), quien le pidió ayuda para tener entrada en el Ayuntamiento y le expresó las quejas sobre el abandono del colectivo al que representa precisamente en un momento en el que, según ha informado este año la Dirección General de Tráfico (DGT), el riesgo de morir en un accidente en la carretera es 17 veces mayor a bordo de una moto que de un coche.

En Madrid «el asfalto en general está muy deteriorado», afirma Juan Manuel Reyes, achacando el problema a la práctica inexistencia de un trabajo de mantenimiento adecuado durante años. Asfalto «movido, descarnado y con socavones», que dice el vicepresidente de la asociación, Miguel Ángel Serna, lo que lleva a la AMM a exigir una solución inmediata a estas deficiencias que, aunque no para un coche, para los motoristas, ciclistas y peatones representan un peligro real, en incluso «mortal».

Pero, a pesar de todo, desde la Mutua Motera los usuarios tienen que lamentar que en Madrid sus intereses hayan dejado de ser materia de debate en el consistorio: «Antes teníamos una representación que ya no tenemos», se queja Reyes. Y es que, según cuenta, el citado Plan Estratégico para la Seguridad Vial de Motocicletas y Ciclomotores 2009-2013 se desarrolló con la colaboración de un grupo de trabajo que ya no existe: «Es posible que hasta fuera de carácter informal, pero lo cierto es que nos reuníamos periódicamente para trabajar sobre todo esto», asegura. Formal o no, aquel grupo de trabajo contaba con el apoyo del concejal Pedro Calvo y funcionaba. De hecho, fruto de estas reuniones salieron iniciativas como el espacio «avanza moto», que permite a las motos adelantarse a los coches en los semáforos o el carril bus-taxi-moto. Sin embargo, todo cambió en junio de 2015, cuando el nuevo equipo de Gobierno, liderado por Ahora Madrid,d ecidió prescindir de él, despertando la indignación de los motoristas madrileños. «Nos han expulsado a los ciudadanos de la posibilidad de participar», denuncia Juan Manuel en nombre del gremio al que representa.

Todo esto ocurrió precisamente en el año en el que se ha registrado el mejor dato de usuarios de la moto en Madrid desde que en 2008 se comenzara a analizar la evolución de su uso en la ciudad, ya que en 2015 las motos representaron un 14,1% del total del tráfico de la capital –casi cinco puntos por encima de la cifra registrada el primer año de estudio–. Así las cosas, estos conductores aseguran sentirse marginados por un Ayuntamiento que, además de hacer desaparecer su grupo de trabajo, lleva más de un año evitando una reunión. La propia alcaldesa, Manuela Carmena, ha rehuido encontrarse con representantes de la AMM. Sí se han reunido con la Dirección General de la Policía Municipal, de quienes la asociación percibió «muy buena voluntad», pero subrayan la necesidad de reunirse con el «poder político», que es quien ostenta la capacidad de cambiar las cosas.

El partido que ganó las elecciones diciendo «ser de todos y para todos», formado por quienes se presupone «deberían tener mayor sensibilidad» para con la ciudadanía, mantiene esta «actitud altiva» frente al colectivo que representa la AMM; o al menos así se expresa su presidente, que de momento, se queda con la otra cara de la moneda, la que forman PP, PSOE y Ciudadanos que le han mostrado una «actitud abierta» frente a un problema que, en realidad, «es de todos», apuntan.

La relación de los motoristas con el Ayuntamiento de Madrid se torció hace un año, sólo cinco meses después de que Ahora Madrid ganara las elecciones. El consistorio anunció entonces que en su nuevo Plan de Movilidad, que será presentado próximamente, incluiría un aumento de restricciones al tráfico rodado en caso de que saltaran las alertas por contaminación que afectarían, por primera vez, a los motoristas. En una ciudad en la que encontrar aparcamiento es prácticamente imposible y en la que los atascos son kilométricos, la motocicleta se ha convertido en la alternativa ideal para muchos madrileños, que de hecho cada año aumentan en número. El estado del asfalto, castigado por la paralización durante los años más duros de la crisis de las «operaciones asfalto del verano» y la falta de aparcamientos para las motos (se calcula que hay más de 200.000 motos en la ciudad y sólo 6.669 plazas) son algunos de los caballos de batalla de este colectivo.