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Carmena y el sexo

Manuela Carmena confesó en un libro que no era feliz como alcaldesa
Manuela Carmena confesó en un libro que no era feliz como alcaldesalarazon

La alcaldesa descubre su perfil más íntimo. Habla del aborto, de los dos «botoncitos» de la mujer y de su «matrimonio abierto».

«Me puede. Todo esto, querida Maruja, es absolutamente excesivo. Me desborda. No soy feliz ahora, y eso no es bueno. Te aseguro que, si pudiera rebobinar a febrero pasado, mantendría mi no inicial a presentarme a alcaldesa». La alcaldesa de la capital comenzó la semana matizando estas palabras, incluidas en el libro «Manuela Carmena en el diván de Maruja Torres» (Planeta), que recoge las conversaciones que la periodista y la jueza han mantenido en los últimos meses. Al margen de su felicidad, la ex jueza descubre en estos diálogos su perfil más personal.

«Me parece que el clítoris es un gran invento»

Sobre su matrimonio, Carmena reconoce que «pilló» la moda de los matrimonios abiertos: «Hubo otros novios. El definitivo fue él (Eduardo Leira). Comprenderás que han ocurrido todo tipo de cosas que pertenecen a nuestra intimidad. (...) Horizontes amplios. Siempre. Nos queríamos quedar el uno con el otro, y nos organizamos. Aparte de que, en el sentido más íntimo, Eduardo y yo hemos funcionado muy bien». En materia sexual, reconoce que «a mí el punto G como que no. A mí me parece que el clítoris es un gran invento. Porque eso es lo seguro, lo mires como lo mires».

«Da mucha pena que existan tantas mujeres que no llegan al orgasmo»

En este mismo diálogo, Carmena da su visión de la masturbación en las mujeres: «Ayuda a tener conciencia de uno mismo, de lo que quiere, de lo que necesita. Da mucha pena que existan tantísimas mujeres que no conocen el amor propio y no llegan al orgasmo con nadie. Que siguen identificando el placer físico con el hecho de ser elegidas, de ser la única, del para siempre». Y se lamenta del elevado número de mujeres que, según unos datos que leyó en internet, «fingen» con sus parejas.

«Los hombres tienen que asumir los placeres que hay sin penetración»

Al ser cuestionada por la periodista sobre su postura frente al aborto, la alcaldesa retoma sus reflexiones sobre la sexualidad: «Estoy a favor. (...) El cuerpo de la mujer tendría que disponer de dos botoncitos, dos mecanismos. Uno para el placer y otro para el placer con hijos. Porque los hijos vienen por placer también. Pero que fuera algo deliberado, porque si no, es un barullo. El tema de la penetración clásica limita mucho, los hombres tienen que trabajar aún para asumir la cantidad de placeres que hay sin penetración».

«Mi primera noción de erotismo fue viendo “Sissi Emperatriz”»

«–¿Recuerdas tu primer beso?

–Pues no debió ser con Eduardo.

–¿Y tu primera noción de erotismo?

–Ah, eso sí. Fue viendo “Sissi”. Pero no Sissi a secas, sino “Sissi Emperatriz”, cuando Francisco José besa a Romy Schneider, que se ve una cama de matrimonio. Eso fue, recuerdo la sensación física».

De esta forma rememora su primer recuerdo en este terreno, aunque matiza que «con Sissi, pero ya digo que cuando están casados».

Conforme avanza el diálogo, también se anima a dar consejo a las nuevas generaciones sobre las relaciones afectivas: «Las personas jóvenes tienen que aprender cómo amar, cómo hacer feliz a la pareja y cómo ser felices amando bien. Lo cual, sin duda, tiene mucho que ver con hacer sitio al sexo y sus placeres».

«En el Preuniversitario era la chica a la que no sacaban a bailar»

Al hablar de su infancia, la alcaldesa reconoce que se «tenía por fea». «En el colegio me fue bien, tenía muchas amigas, era muy popular (...). En Preuniversitario resultó diferente. Alguien me mandó un recadito: “Manolita, eres más fea que la mona chita”. Me dolió mucho. Tengo, de aquella época, una sensación un poco diluida de ser la chica a la que no sacaban a bailar». En la Universidad, tal y como relata, las cosas cambiaron: «Éramos una gente enormemente intensa y vivíamos con mucha libertad. Creo que fuimos muy libres».

En otro fragmento del libro, al rememorar su etapa en el Partido Comunista, relata que, al llegar el año 68, «todos nos desmadramos, nos liamos unos con otros y teníamos un ambiente fantástico».

«La cultura hippy del 68 me vino fenomenal para dejar de plancharme el pelo»

Torres y Carmena también abordan cómo las mujeres cuidan su aspecto físico. «No podemos rechazar todo ese mundo de estética porque nos hemos formado, hemos construido nuestra personalidad disfrutando con los tacones, los pendientes, el maquillaje, no pasarse de peso, y todo lo demás». Confiesa que le «encanta» llevar tacones a pesar de las recomendaciones de su médico. Respecto a su maquillaje, subraya que antes «sólo me pintaba los labios y me daba un poco de colorete» y sobre su peinado aclara que «me pilló la cultura hippy del 68, que me vino fenomenal para dejar de plancharme el pelo y permitir que mis rizos naturales recuperaran el protagonismo. Como lo del maquillaje no se llevaba entonces...».

«Si un marido te regala perlas, algo habrá hecho. Hay que desconfiar»

En el arranque del libro, dentro de la conversación que mantienen ambas en el madrileño Hotel de las Letras, la alcaldesa reconoce que le critican los «bolsazos» que lleva a los actos oficiales. Preguntada por si el collar de perlas que exhibió en su audiencia con el Rey fue un regalo de su marido, Carmena niega: «¡No, qué va! Son falsas, compré este collar en los chinos. Si un marido te regala perlas, algo habrá hecho, hay que desconfiar».