Madrid

Colapso en el centro por los cortes de tráfico

Las restricciones se estrenaron con tapones de vehículos en Castellana, Recoletos y Plaza de España. Sólo los peatones celebraron la medida

El corte de tráfico en Gran Vía, Mayor y Atocha se inició con retraso debido a que los operarios municipales pintaron en la calzada la nueva señalización
El corte de tráfico en Gran Vía, Mayor y Atocha se inició con retraso debido a que los operarios municipales pintaron en la calzada la nueva señalizaciónlarazon

Las restricciones se estrenaron con tapones de vehículos en Castellana, Recoletos y Plaza de España. Sólo los peatones celebraron la medida

El cerrojazo al tráfico privado en el centro de la ciudad arrancó ayer. Lo hizo con retraso, eso sí, ya que los filtros de vallas se instalaron en las entradas de la Gran Vía media hora después de lo previsto. Por delante, diez jornadas de restricciones que, ayer, en el día de su estreno suscitaron opiniones. En Gran Vía se habilitó un carril para cada sentido de circulación, salvo en el tramo comprendido entre la calle San Bernardo y Plaza de España, donde se abrió un carril en sentido San Bernardo y dos carriles en sentido contrario. Por si hubiera dudas del espacio «ganado» para el madrileño de a pie, empleados municipales colocaron sobre el asfalto señales y pinturas que delimitaban la «zona peatonal».

Poco después de cerrarse al tráfico esta arteria, los problemas se trasladaron a su entorno más cercano. La más afectada fue sin duda la plaza de Cibeles. La acumulación de coches en este punto tuvo a su vez consecuencias hacia Colón y Neptuno. La aparición de los agentes de Movilidad, que informaban a los conductores de la nueva situación del tráfico y ordenaban buscar rutas alternativas, provocó un tapón en Cibeles que se trasladó a la Castellana y a Recoletos. En Plaza de España más de lo mismo, aglomeraciones y tráfico mucho más lento de lo habitual.

Entre los colectivos más satisfechos con los cortes, se encontraban los taxistas, que, sin embargo, no ocultaron su rechazo a que el consistorio se haya visto obligado a equipararles en su derecho de acceso con los vehículos de Uber y Cabify. Entre los comerciantes, opiniones enfrentadas. El presidente de la asociación de comerciantes de Gran Vía, Florencio Delgado, criticó duramente que se hayan tenido que enterar por la Prensa de una medida «absurda»: «Nos da la impresión de que lo que se pretende es colapsar el centro de Madrid para que los coches vayan a la periferia, a las grandes superficies, como si hubiera habido un contubernio».

En la inmensa mayoría de los bares, sus camareros sostienen que el efecto disuasorio de los filtros al tráfico provocará una menor afluencia. El encargado de la tienda de Lacoste abierta en plena Gran Vía señaló, por su parte, «que va a ser muy beneficioso porque será más cómodo moverse» al ser turistas buena parte de su clientela. Los empleados de Swarovski, como los de una óptica cercana, creen que esta peatonalización provisional redundará en más beneficios para los comerciantes al permitir a más gente caminar por este entorno.

Entre los viandantes, la mayoría valoraron positivamente la decisión del equipo de Manuela Carmena. Y es que muchos celebran que, al menos en lo que afecta a la Gran Vía, las imágenes de permanente atasco se eviten, al menos, durante este mes: «Es una locura el tráfico que hay siempre», reflexionó Manuela. Entre los contrarios a la iniciativas, puesta en marcha por el Ayuntamientos los peatones y conductores que consideran que «va en detrimento de los ciudadanos» y que las aceras son ya «lo suficientemente anchas» como para que la gente camine sin problemas. Antonio, uno de los típicos limpiadores de botas de la Gran Vía, destacó que puede ser un «caos» para la circulación y que, si ya lo era en el Día Sin Coches, «ahora puede ser peor». En lo que sí coincidieron unos y otros fue en la necesidad de que el Ayuntamiento ponga más autobuses que motiven a los madrileños a llegar al centro en transporte público.

Precisamente a este respecto, horas antes de que entraran en vigor los cortes, la delegada de Medio Ambiente y Movilidad, Inés Sabanés, abrió la puerta a que, en función de las necesidades, se refuerce el servicio de autobuses de la EMT en los trayectos afectados. El gerente de la Empresa Municipal de Transportes (EMT), Álvaro Fernández Heredia, descartó que para el día de ayer fuera necesario este refuerzo, aunque quiso dejar claro que el Ayuntamiento está preparado para poner en marcha un dispositivo similar al desarrollado durante el cierre de la Línea 1 de Metro, cuando se puso en circulación medio centenar de autobuses adicionales. Pese a todo, señaló que «uno puede poner infinitos autobuses, que, si están atascados en el tráfico, no sirven de nada». Sobre un eventual empeoramiento de la situación de las calles afectadas, la delegada de Movilidad del Gobierno de Carmena reconoció ayer que podrían efectuarse desvíos desde incluso la M-30 para limitar la llegada de vehículos privados al centro, algo que, como Sabanés ha recordado, se ha implementado con anterioridad: «Ya en otras ocasiones en el transcurso de la M-30 había indicaciones, desviaciones y advertencias de saturación». De hecho, el consistorio ya ha cerrado en ocasiones anteriores la salida de Cuesta de San Vicente, obligando a los conductores a continuar hasta la siguiente salida, aunque, precisan fuentes municipales, no se trataría de un corte sistemático.

En la arena política, PP y Ciudadanos criticaron la medida. «Es una medida improvisada, dogmática. Parece que necesitan cortar el tráfico privado porque sus postulados ideológicos les llevan a ello. Es una tomadura de pelo y una gran mentira», señaló el portavoz adjunto de los populares, Íñigo Henríquez de Luna. El edil de Ciudadanos Sergio Brabezo lamentó la descoordinación y auguró un «caos circulatorio» para los próximos días.

Las cámaras del ayuntamiento en Gran Vía, sin servicio toda la tarde

Con todos los ojos puestos sobre el tráfico de la Gran Vía, ayer, a media tarde, se dio la circunstancia de que algunas de las cámaras que vigilan a los conductores a lo largo de esta vía estaban fuera de servicio en informo.munimadrid. es, la web municipal. En concreto, la de la plaza de Callao –la que «cazó» a Esperanza Aguirre en su infracción de tráfico– no ofreció ayer imagen alguna del estado de la circulación en este punto. Otras, como la de plaza de España, ofrecieron su «última hora» a las 16:58, cuando las restricciones al tráfico en el centro de la ciudad aún no se habían puesto en marcha. La de Alcalá, a las 16:57.