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El Calderón sube el telón

Tras lograr desahuciar a la productora de la SGAE que se encargaba de la gestión del Calderón desde 2005, sus propietarios han reformado desde la fachada a las butacas

Tras trece meses cerrado, el Teatro Calderón vuelve a lucir programación en sus taquillas
Tras trece meses cerrado, el Teatro Calderón vuelve a lucir programación en sus taquillaslarazon

Tras más de un año cerrado y seis meses de obras para rehabilitar su polémica fachada, la sala reabre esta noche con «Stomp», un espectáculo que ya ha recorrido todo el mundo

Algo más de un año después de su repentino cierre, una de las salas más clásicas de la escena teatral madrileña vuelve a abrir sus puertas. Será esta noche cuando el Calderón vuelva a levantar el telón con un edificio completamente renovado y rehabilitado hasta devolverlo a «tal y como fue concebido», asegura José María Cámara, nuevo gestor del espacio tras la creación de la compañía TC 1917 –el nuevo nombre homenajea el año de inauguración del teatro– compuesta por los propietarios del edificio y la productora teatral SOM. Ayer, mientras terminaba el montaje de «Stomp», la primera obra que se sube al cartel de nuevo Teatro Calderón, y tenían lugar sus primeros ensayos, los nuevos gestores daban buena cuenta de los cambios que ha sufrido este edificio en los últimos meses.

«El edificio estaba impecable», asegura Cámara, que se refiere a los publicitados problemas estructurales del edificio. No en vano, propietarios y productores han invertido ahora más de un millón de euros en rehabilitar un teatro centenario que cerró en julio de 2014 por «obras indispensables», según la versión que ofrecieron entonces desde Wonderland, la productora de la SGAE que venía llevando a cabo la explotación del teatro desde 2005 junto al empresario Luis Álvarez.

Catalogado como edificio singular, en diciembre de 2013 los inspectores del Ayuntamiento de Madrid visitaron el inmueble para realizar una inspección técnica de edificios que se saldó con resultado desfavorable. Pero no tan negativo, según la propiedad, como para tomar la drástica decisión de cerrar el teatro con la programación cerrada y abonos y entradas ya vendidos para esos espectáculos. De hecho, la discoteca que se encuentra en el sótano del edificio no ha dejado de funcionar durante este tiempo. Hace unos meses, desde Rialto Inversiones los dueños del teatro confirmaban que el estado de la instalación no era el que cabía esperar pero achacaban los desperfectos al «maltrato» al que el equipo formado por Álvarez y la SGAE había sometido la instalación. «No mantuvieron el teatro», añaden ahora los actuales gestores que, aseguran, sacaron «17 contenedores de basura del teatro» cuando volvieron a tomar posesión de la sala.

La creación de una vivienda no autorizada sobre la estructura de la sala en plena plaza de Jacinto Benavente o la «desaparición» del telón original de 1919 con las iniciales T. C. bordadas en oro –con el que al parecer tapizaron sillas– son, según las fuentes consultadas por LA RAZÓN, algunas de las cosas que se han tenido que modificar en las obras que comenzaron el pasado febrero. También la fachada, que durante meses estuvo tapada con unas redes de obra que ocultaban todos los elementos ornamentales susceptibles de desprenderse y que, incluso, cubrían el mal estado de su histórica entrada, ha sido remodelada y se han recuperado algunos de los los detalles de la decoración del edificio que se habían perdido con el paso de los años. Humedades y desconchones que ya han pasado a la historia de este teatro. Al tiempo que se iniciaba la batalla judicial que enfrenta a los propietarios del Calderón con Wonderland a cuenta del impago de varias mensualidades de la renta del edificio –unas deudas (alrededor de 250.000 euros por cinco meses de renta) que provocaron la salida de los gestores vinculados con la SGAE mediante la ejecución de un desahucio judicial–, en el edificio se comenzaban a tomar medidas para lograr su reapertura lo antes posible.

En los casi seis meses que han durado los trabajos en el teatro se han cambiado «desde la instalación eléctrica a las butacas», explica el responsable de TC 1917, que comenta ilusionado que con este reestreno «se ha recuperado un teatro para la ciudad». «Esta reapertura representa una extraordinaria aportación al paisaje urbano de uno de los ejes urbanísticos fundamentales en la reconfiguración del centro de Madrid y en un punto de referencia estético y cultural para el distrito», añaden los nuevos gestores en un comunicado.

Inaugurado el 18 de junio de 1917 como Odeón, dentro de dos años celebrará su centenario, el Teatro Calderón ya estuvo unos meses cerrado por deficiencias en la seguridad de la sala en 1948. También en 1991 el Consistorio de la capital denunció problemas en su fachada y acabó, en 1994, retirando la licencia municipal a esta histórica sala. En 1999 una joven que esperaba dentro de un coche en el semáforo situado en la puerta de este teatro, en la calle Doctor Cortezo, fallecía aplastada tras desprenderse una cornisa del edificio que estaba situada a una altura de 40 metros del suelo. Los del año pasado tampoco son los primeros problemas entre los empresarios teatrales y los dueños del teatro. En 1997 el productor José Luis Moreno, entonces gestor del espacio teatral, se querelló contra los propietarios del edificio por irregularidades en el contrato de alquiler. Hoy el Calderón inicia una nueva etapa, vuelve a nacer con un espectáculo que se encargará de barrer, dicho ecasi literalmente, los últimos problemas de esta sala madrileña.

Utensilios de limpieza sobre el escenario para «barrer» la polémica

Apenas 24 horas después de aterrizar en la plaza de Jacinto Benavente, «Stomp», la producción que devuelve desde esta noche la actividad al Teatro Calderón, trabajaba ayer sin descanso. Últimos retoques al escenario y las luces que iluminarán hasta mediados de septiembre a una compañía que llega cargada de cepillos y cubos de basura para «barrer» la polémica que ha envuelto a este teatro en los últimos meses. Las obras del edificio, que se han alargado algo más de cinco meses, no sólo han acabado con las grietas de la fachada y las humedades. El Calderón hoy estrena hasta telón y pone un punto y final, en lo que a la programación se refiere, a los problemas que se encontró el verano pasado con los anteriores gestores de este céntrico espacio teatral de la capital.