Móstoles

Héroes de carne y hueso: dos policías de Móstoles salvan la vida a una recién nacida

La pequeña Sonia llegó antes de lo previsto. Venía con el cordón umbilical enrollado al cuello y no respiraba

Instante en que los agentes respiran aliviados tras salvar la vida de la pequeña
Instante en que los agentes respiran aliviados tras salvar la vida de la pequeñalarazon

La pequeña Sonia llegó antes de lo previsto. Venía con el cordón umbilical enrollado al cuello y no respiraba. Los gritos de la madre alertaron a los agentes.

No se consideran héroes. Dicen que cumplen con su trabajo. Pero a veces, más de las que pensamos, ese trabajo salva vidas. La pequeña Sonia llegó antes de lo previsto. Venía con el cordón umbilical enrollado al cuello y no respiraba. Su final no hubiese sido el mismo de no ser por la rápida intervención de dos policías nacionales de Móstoles.

Sonia y José, así se llaman nuestros héroes de carne y hueso, iban en sus respectivos coche patrulla cuando, en torno a las 2:20 horas de la madrugada del martes, oyeron los gritos de una mujer pidiendo auxilio. Guiados por los fuertes gritos llegaron hasta una casa situada en la calle Rejilla y allí se encontraron a una mujer de pie, en el pasillo y con fuertes contracciones. Embarazada de seis meses y medio, había roto aguas.

Mientras llegaba la ambulancia del SUMMA no se lo pensaron dos veces. Tumbaron a la madre en un colchón y la colocaron en una postura adecuada para facilitar el parto. Apenas habían pasado veinte minutos desde que llegaron a la vivienda y el bebé ya asomaba la cabeza. Era evidente que tenía prisa por nacer y no era para menos, ya que la pequeña venía con el cordón umbilical enrollado en el cuello y no respiraba.

Los dos policías proceden rápidamente a retirar el cordón del cuello y a sacar los restos biológicos de la boca y la nariz. Es entonces cuando comienzan a reanimar a la niña, masajeando la espalda y el pecho. La niña abre los ojos y respira. Y los ojos de los allí presentes se llenan de lágrimas. La tensión deja paso a la emoción. La niña está bien y la arropan con una manta para que su temperatura corporal no baje.

La madre, enormemente agradecida, les dice que se encuentra bien y que se centren en la pequeña, que a partir de ese instante pasa a llamarse Sonia, igual que la agente que le salvó la vida. Ante la ausencia del SUMMA, llaman a urgencias para que un médico les guíe en los pasos a seguir. A las 02:55 horas llega una UVI y se hace cargo de la situación, no sin antes felicitar a los policías por su actuación. Posteriormente, ambas son llevadas al Hospital Doce de Octubre.

Muy pocos lo saben, pero no es la primera vez que José salva la vida «in extremis» a alguien. Ocurrió el pasado 16 de agosto en la playa de la Malvarrosa, en Valencia. La víctima, un joven discapacitado, flotaba en posición de decúbito prono, sin realizar ningún tipo de movimiento ni llamamiento de auxilio.

Y fue precisamente eso, su estado inerte, lo que llamó la atención de este policía, que se encontraba en la zona por vacaciones. La marea estaba revuelta y el cuerpo de la víctima se adentraba hacia mar abierto. Ni lo pensó, se lanzó al agua y acudió en su ayuda. Cuando llegaron a la orilla, el policía, que se identificó en todo momento, comprobó que el joven estaba inconsciente, que sus constantes vitales eran nulas y que había ingerido gran cantidad de agua, por lo que procedió a realizar las maniobras de reanimación cardiopulmonar.

La víctima expulsó todo el agua y recuperó sus constantes. Y fue entonces, tras ver que la hermana se comunicaba con él en lengua de signos, cuando comprendió que éste era sordo.