Sevilla

La reconquista del Cristo de los Gitanos

Hacía tres años que el Cristo de la Salud no completaba el recorrido por el mal tiempo. Ayer, con 24º de temperatura, volvió a ser el rey del Miércoles Santo en la capital

La Hermandad rindió homenaje a las víctimas del 11-M a su paso por Sol
La Hermandad rindió homenaje a las víctimas del 11-M a su paso por Sollarazon

Después de tener que acortar la procesión por la lluvia, el año pasado, e incluso tener que cancelarla, en 2012, por fin ayer los Gitanos pudo recorrer las calles del centro de Madrid al paso de los vítores de los devotos. El Cristo de la Salud y Nuestra Señora de las Angustias tuvieron además un emocionado recuerdo en la Puerta del Sol a las víctimas de los atentados del 11-M, cuyo décimo aniversario se ha cumplido este año, depositando un ramo de flores ante la placa que las homenajea en la Real Casa de Correos.

Cuando faltaba apenas media hora para que saliese la procesión, Julio Cabrera, Hermano Mayor de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús de la Salud y María Santísima de las Angustias ya sudaba la gota gorda. En parte por el calor que a ultima hora de la tarde todavía apretaba junto a la plaza del Carmen y, por otra parte, por las más de 500 personas que se agolpaban en la parroquia para salir como cortejo de los pasos. «Estos son los últimos minutos de locura en el interior del templo», explicaba, mientras los últimos costaleros, nazarenos, acólitos y auxiliares corrían a ocupar su posición de salida.

Cabrera, Hermano Mayor desde hace seis años y miembro de la Hermandad desde que se fundó hace 18 años, presume de que cada vez despierta más devoción. «Aunque somos jovencitos, cada año hay más gente que espera para vernos», asegura. Y eso que este año la coincidencia de la final de la Copa del Rey de fútbol les ha aguado lo que la lluvia hizo otros años. «La verdad es que estamos un poco molestos porque creemos que la Semana Santa está para otras cosas», comentaba.

Debido al robo de los enseres de la Hermandad de los Estudiantes, que tuvo que salir con la candelaria prestada de la Hermandad de la Macarena de Sevilla el pasado Domingo de Ramos, los de Jesús de la Salud han optado por reforzar sus medidas de seguridad para proteger los atavíos del Cristo y la Virgen. «Normalmente están en una cámara blindada, pero hemos tomado más medidas de seguridad», explicaba Cabrera, que añadía que su momento favorito es cuando sacan todos los enseres para, quince días antes de la procesión, preparar los paso. «Lo último es poner las flores, que lo hicimos el martes por la noche», cuenta.

Tras las últimas carreras de los músicos de la agrupación musical Santa Marta y Sagrada Cruz de León y las prisas por ponerse las fajas de los costaleros, a las ocho y media en punto se abrieron las puertas de la Parroquia del Carmen y la talla de Jesús de la Salud salió a la calle. Minutos de silencio intenso y lágrimas en los ojos siguieron el primer giro del paso, que pasa a escasos centímetros de los ojos de los devotos que, desde primera hora de la tarde, esperaban su salida. «Llevo aquí desde las cinco y media y voy a todas las procesiones a pedir un paso para la Virgen de los Desamparados, que es a la que tengo más devoción y que debería salir el Viernes Santo acompañando al Cristo de la Fe y el Perdón», explicaba Armonía.

Junto a ella también esperaban dos jóvenes de la Banda de Cornetas y Tambores, que hoy acompañarán el paso de Jesús el Pobre y María Santísima del Dulce Nombre. «Somos la única banda madrileña que procesiona», señalaban, puesto que los músicos que acompañan a la Virgen de las Angustias proceden de Pozuelo de Alarcón. Igualmente, otra devota «madrileña, castiza y gata» de Argüelles, señalaba que no se perdía ni una de las cuatro grandes procesiones de Madrid: Los Gitanos, el Pobre, el Gran Poder y Medinaceli. Además de ir todos los 15 de agosto a pinchar flores para el manto de la Virgen de la Paloma.

Tampoco faltaba Mercedes, la primera en arrancarse con una saeta para Jesús de la Salud y Nuestra Señora de las Angustias, a la que recibió cantando con lágrimas en los ojos. Desde los balcones, pétalos de rosas seguían el paso de la Virgen, que iba escoltada por la Policía Nacional. La Guardia Civil se encargó de acompañar a Jesús de la Salud hasta su regreso a la parroquia.