Ayuntamiento de Madrid

Las peligrosas barredoras de Carmena

Los sindicatos de la limpieza viaria denuncian las pésimas condiciones de la maquinaria con la que trabajan. Unos camiones cuya vida útil «caducó» hace diez años y que se han convertido en inseguros

Las peligrosas barredoras de Carmena
Las peligrosas barredoras de Carmenalarazon

Los sindicatos de la limpieza viaria denuncian las pésimas condiciones de la maquinaria con la que trabajan. Unos camiones cuya vida útil «caducó» hace diez años y que se han convertido en inseguros.

Llevan ya muchos años denunciando este problema pero, además de que a medida que pasa el tiempo el estado de la maquinaria empeora, ha sido a raíz del gravísimo accidente que sufrieron sus compañeros Santiago y José el pasado 7 de agosto cuando han dicho «hasta aquí». Hablamos de los operarios de limpieza viaria del Ayuntamiento de Madrid, subcontratados por distintas adjudicatarias, y las obsoletas barredoras y distintas máquinas con las que tienen que trabajar, que se caen, literalmente, a trozos. Se han quejado en infinidad de ocasiones de sus peligrosas condiciones de trabajo. No sólo por la falta de operarios –que también, porque han perdido cerca de 2.500 trabajadores entre todos los distritos–, lo que más les preocupa ahora son las pésimas condiciones en las que se encuentran los camiones con los que tienen que salir a trabajar cada día para jugarse la vida.

Los motivos del accidente laboral que sufrieron Santiago y José (de 61 y 58 años, respectivamente) van en este sentido y así lo denunció ante la Inspección de Trabajo el sindicato CSIF. Ocurrió en el Parque Juan Carlos I. Regresaban a una de las bases donde guardan las barredoras cuando, en una pendiente ascendente, la máquina se les caló. «Si el sistema hidráulico hubiera funcionado el camión se habría parado, pero cogió la inercia de la cuesta y cayó por un terraplén a las vías del tren», denuncian desde el sindicato. Era una máquina de más de 5.000 kilos de peso –a las que habría que sumar otros mil de suciedad cuando van cargadas– y la malla metálica que protegía de la línea ferroviaria no pudo soportar el peso. Dio varias vueltas de campana al caer. Santiago permanece desde entonces en coma inducido en la UCI de La Paz y José se va recuperando en el Doce de Octubre de distintas lesiones. «Estamos preocupados por ellos pero si esto llega a ocurrir en cualquier otra calle de Madrid llena de gente ¿qué podría haber pasado?», dice Pedro Pablo Muñoz, representante sindical de CSIF y compañero de las víctimas, trabajadores todos del lote 4.

«Si los niveles de hidráulico no están en condiciones, puede pasar eso. Son máquinas que trabajan 21 horas diarias. También ocurre a menudo que revienta el latiguillo y pierde el hidráulico», explican sus compañeros.

La vida útil de la mayoría de los vehículos de este lote (asumido por la UTE OHL-Ascan y que se encarga de la limpieza viaria de los distritos de Ciudad Lineal, San Blas, Hortaleza y Barajas), caducó hace diez años pero ahí siguen, algunos sin el cristal de la ventanilla, atando la puerta del cristal de herramientas con un «pulpo» (una simple cuerda con un enganche), poniendo calzos de hierro en las ruedas y tirándolos con una cuerda desde el asiento del conductor porque no funcionan los frenos de mano, puertas que se abren circulando, sin luces en el cuadro de mando y con fallos en el sistema hidráulico que deja «vendidos» a quienes van montados arriba. Son sólo algunos de los alarmantes desperfectos que sufren estos vehículos y que siguen circulando a diario por las calles de la capital. «Que el freno de mano no funcione en ninguna de las máquinas es un escándalo», sostienen. Y es que, estas máquinas deberían estar sometidas a un estricto mantenimiento porque «trabajan a muy pocas revoluciones y sufren recalentamientos. El año pasado se quemaron dos», explican desde CSIF. Pero lo grave ya no es sólo el estado de estas máquinas, sino que el Ayuntamiento es perfectamente conocedor de la situación. El pasado 23 de julio, unos 15 días antes del accidente de los operarios, CSIF se reunió con el coordinador general de Medio Ambiente y Movilidad del Ayuntamiento de Madrid, José Antonio Díaz, y se le advirtió de la falta de medios materiales, la necesidad de su reposición y de lo obsoletas que están ya las barredoras. Pero, desde el Área de Gobierno que dirige Inés Sabanés, de momento no han hecho nada. Se escudan en que son contratos blindados desde 2013 y no pueden modificarlos. CSIF, sin embargo, se queja de que el Ayuntamiento ya ha prorrogado otros como los de residuos urbanos –al contrario de lo que prometió– y, por otra parte, siguen financiando a las mismas empresas con casi 9 millones de euros para acometer el Plan Extraordinario de Renovación del Arbolado.

«No pueden escudarse en que es una empresa privada porque no sólo ponen en riesgo la vida de los trabajadores que nos dedicamos a limpiar las calles de Madrid, sino que también supone un riesgo para la ciudadanía porque si pasa en cualquier calle con pendiente de la capital se lleva por delante a cinco coches o a 20 ciudadanos», sostiene Muñoz. Tras el accidente, CSIF presentó una queja en Inspección de Trabajo y mantuvieron conversaciones con el responsable de Movilidad. Díaz se comprometió «verbalmente» a «hacer una revisión de toda la maquinaria en todos los lotes», no solo el lote 4. «Ya le comenté que la maquinaria no estaba en las condiciones pertinentes. Damos gracias que los compañeros están muy graves pero vivos», recalca .

Las familias de las víctimas también están estudiando emprender medidas por vía judicial. «Santiago era un conductor experimentado. Los accidentes suceden y son inevitables, pero éstos sí se pueden evitar», explica su entorno. «Es algo que llevamos avisando a la empresa mucho tiempo hasta que ha pasado». El problema de fondo, según estos operarios, es que la empresa hizo el contrato a la baja para llevarse esa millonaria adjudicación «y ahora se está demostrando que, por ese dinero, no se puede hacer, por muchas vueltas que le des a los números». Mientras llegan y no las mejoras, estos operarios siguen saliendo cada día a limpiar las calles de la capital.

Aunque la mejoría que ahora les importa más es la de sus compañeros.