Desahucio

Lavapiés, nido de «narcopisos»

Toxicómanos merodean por varios portales del barrio para comprar droga. Un hombre fue arrojado esta semana por la ventana de una de estas viviendas.

Los toxicómanos frecuentan uno de los pisos del 5 de la calle Cabestreros está ocupado
Los toxicómanos frecuentan uno de los pisos del 5 de la calle Cabestreros está ocupadolarazon

Toxicómanos merodean por varios portales del barrio para comprar droga. Un hombre fue arrojado esta semana por la ventana de una de estas viviendas.

No es ninguna novedad que en Lavapiés se puede conseguir cualquier estupefaciente a plena luz del día, sin necesidad de conocer a ningún camello o piso donde se mueva droga. Aunque lo más habitual siempre ha sido el menudeo de hachís y marihuana –o, también, cocaína–, los últimos meses la situación se ha recrudecido y las drogas duras más consumidas por toxicómanos como crack o heroína, se están comercializando sin ningún pudor, para calvario de los vecinos, que sufren las consecuencias. Y es que el problema de quien tiene una vivienda alquilada o en propiedad en el multicultural barrio no es sólo el ambiente que hay en la calle sino que muchos inmuebles que se han convertido en «narcopisos», viviendas donde se dospensa droga, por lo que el trasiego de drogadictos en los portales y el consumo del estupefaciente en el interior de las fincas está comenzando a ser una imagen frecuente. Así lo denuncian desde la Plataforma Barrio de Lavapiés, que ponen de manifiesto el último incidente en el último piso okupado para tales fines. Está en el segundo piso de la calle Cabestreros, 5. Llevan un par de meses viviendo ahí y tienen al resto de vecinos de edificio de cinco plantas (unos 40 inquilinos, en su mayoría gente mayor) atemorizados. No por ellos, que suelen ser «educados» al cruzarse por la escalera, sino por el movimiento de toxicómanos que hay en la finca desde su llegada. Los vecinos están convencidos de que trafican con droga y la Policía ya ha hecho alguna visita al inmueble pero la situación, por el momento, no va a cambiar porque es posible que nadie haya denunciado esa okupación al estar el piso en una especie de limbo, según se desprende del Registro de la Propiedad.

Los ruidos y las broncas constantes entre las seis o siete personas que, según un vecino, viven allí llegaron a su punto más álgido el pasado lunes. Tras una fuerte reyerta, uno de ellos trató de huir por la ventana o «le tiraron», según sostienen los vecinos. En cualquier caso cayó a un patio interior y tuvo que ir una ambulancia del Summa a atenderle. Era un varón de 34 años, estaba policontusionado y presentaba una posible fractura de tibia y peroné aunque en el momento en el que los facultativos de Emergencias-Comunidad de Madrid llegaron al lugar del suceso se encontraba consciente. Fue trasladado hasta la Fundación Jiménez Díaz, según confirmó un portavoz del Summa.

El problema, denuncian los afectados, es que las broncas salpican al resto. «El otro día alguien bajaba muy rápido por la escalera y tiró a una persona mayor. El portal y en la travesía Cabestreros hay toxicómanos, yo no puedo bajar con mi niña porque hay yonkis merodeando por el portal esperando para subir al piso. Ni siquiera puedo ir con ella a la plaza de al lado, donde el ambiente no es mejor», se queja Gorka, vecino de esta finca. Cree que muchos tendrán que irse porque el problema puede ir para largo ya que es muy probable que nadie haya denunciado la okupación de este inmueble, donde entraron después de dar una patada a la puerta y dejarlo «enfriar» tres días para comprobar que, efectivamente, nadie lo reclamaba. No escogieron el piso al azar. Detrás hay una mafia de okupas que señalan pisos aptos para allanar a cambio de un precio eN torno a los 100 euros. «El target es siempre el mismo: son pisos propiedad de bancos», señala Gorka. Este caso es algo más complicado porque la hipoteca de este inmueble estaba a nombre de la Caja de Ahorros de Valencia, Castellón y Alicante, ahora absorbida por Bankia, pero en realidad lo lleva Aktua, que gestionan activos patrimoniales. Es decir, está en un limbo administrativo y, al no haber ningún propietario como tal, no hay quien denuncie, por lo que el «narcopiso» puede perdurar en el tiempo «con total impunidad», se quejan los vecinos. Muchos ya barajan, resignados, ir pensando en cambiar de vivienda. «Es alucinante lo fácil que es piratear la luz, el agua, tener acceso a una instalación de gas... y aquí no pasa nada. Tiran aceite por la ventana, se pueden comportar como quieran y atraer a toxicómanos que da igual. Es desesperante», sentencia. Pero Cabestreros, 5 no es el único caso. El número 15 de la calle Doctor Piga está practicaentero okupado excepto una vivienda, según denuncian desde la Plataforma Barrio Lavapiés. «¿Qué puede hacer ese pobre? Es triste, pero se tendrá que ir», dice un vecino.