Asamblea de Madrid

Lewinsky, Khaleesi y un suspendido sin empleo y sueldo

La Razón
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El largo día del Pleno de la moción de censura de Podemos al Gobierno de Cristina Cifuentes estuvo plagado de anécdotas de principio a fin. En las diez horas que duró la sesión hubo espisodios simpáticos, como el cariñoso saludo que le dedicó el consejero de Presidencia y Justicia y portavoz del Gobierno, Ángel Garrido, a la portavoz de Podemos en el Congreso de los Diputados, Irene Montero, presente en la grada, a quien dio recuerdos puesto que «su familia y la mía proceden del mismo pueblo y ya saben que el pueblo está por encima de las posiciones políticas». Garrido, que hizo los apuntes más agudos de la sesión, volvió a aludir a los diputados de la formación morada que habían acudido al señalar a Íñigo Errejón, como «el becario más famoso después de Mónica Lewinsky» y llamó la atención que la falta de experiencia de la candidata a sustituir a Cifuentes, la portavoz de Podemos, Lorena Ruiz-Huerta, era similar a que «un estudiante de bachillerato se presentase a presidente de Microsoft».

Curiosamente, el portavoz del Gobierno regional también aludió a los informes que realizó en Venezuela a cambio de unos pingües 400.000 euros el también presente en la tribuna de invitados en la Asamblea de Madrid, Juan Carlos Monedero, que precisamente está cumpliendo en la actualidad la suspensión de empleo y sueldo decretada por la Universidad Complutense de Madrid por no haber pedido permiso para realizarlos, según confirmaron a LA RAZÓN, fuentes del centro universitario.

Juego de tronos

Entre las intervenciones más llamativas también estuvo la de Jacinto Morano (Podemos), que recordó a la presidenta regional que su apodo de Khalessi, una de las protagonistas de la serie Juego de Tronos y que Cifuentes se ganó al aparecer en un Pleno de la Asamblea con una camiseta que decía «no soy una princesa, soy una Khaleesi», se refiere a la líder de una horda salvaje que «arrasa con todo a su paso» y que comparó con el «expolio» de las arcas pública del que acusa al PP. La portavoz de Podemos también reclamó a la presidenta que le mirase durante un momento de su intervención en el que Cifuentes estaba distraída o, tal y como apuntó la diputada de la formación morada, tratando de parecer «indiferente» a las críticas, cuando, señaló, «esto le provoca de todo menos indiferencia».

El olvido de Espinar

Otro de los protagonistas de las anécdotas fue, de forma involuntaria, el padre del secretario general de Podemos en la Comunidad de Madrid, Ramón Espinar –que tuvo que ausentarse unas horas del Pleno por el fallecimiento de un familiar–, y, para variar, no por su participación en el escándalo de las tarjetas black. Y es que Ramón Espinar padre fue uno de los consejeros intervinientes en la moción de censura de Alberto Ruiz-Gallardón a Joaquín Leguina en 1989, que el PP uso como ejemplo para su estrategia que pasó porque todos los miembros del Consejo de Gobierno pidiesen la palabra durante el Pleno par defender a Cifuentes y al Ejecutivo regional.

Llamadas al orden

Precisamente la discusión sobre el reglamento respecto a la intervención de los consejeros fue una de las muchas discusiones con las que tuvo que lidiar la presidenta de la Asamblea de Madrid, Paloma Adrados. Junto a las reclamaciones sobre si tenían derecho o no a pedir turno de palabra desde el Ejecutivo madrileño, que llevaron incluso a los vicepresidentes de la Mesa a abandonar el Pleno en protesta por la negativa de la presidenta de la Cámara regional a convocar una reunión para hablar de «cómo se está llevando el Pleno» y criticar el «filibusterismo» de Cifuentes, Adrados también lidio con las decenas de invocaciones al artículo 114 –que son peticiones de palabra por alusiones de algún diputado–, que se cruzaron el PP y Podemos. Hasta tal punto llegó el hartazgo de la presidenta de la Asamblea que antes de la primera hora del debate y tras innumerables llamadas al orden ya había pedido a todos los partidos políticos corrección en sus intervenciones. A última hora,Adrados ya reclamaba que le dejasen «terminar el pleno en paz».