Atlético de Madrid

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Los bares de San Blas, listos para el desembarco rojiblanco

La Razón
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Pedro Redondo y Alberto Molina, dueños del bar Churretón ,trabajan al mismo ritmo que los obreros que dan forma al estadio Wanda Metropolitano. Todos comparten el mismo objetivo: terminar sus obras en el plazo de cien días, es decir, antes del fin de agosto, fecha en la que está previsto el primer partido en el estadio. Ninguna de las dos empresas es sencilla. Los albañiles encargados de construir el recinto deportivo trabajan en tres turnos de ocho horas para llegar a tiempo a la fecha límite. Por su parte, Redondo y Molina, para abrir el establecimiento han tenido que hacer un gran desembolso económico que, explican, «ronda los 300.000 euros». Sin embargo, los dueños del Churretón creen que el gasto merecerá la pena en poco tiempo: «Teniendo en cuenta que el nuevo estadio tiene bastante más capacidad que el otro, calculamos que los días de partido pasarán por el bar unas 400 o 500», aún así, los propietarios del bar –decorado con azulejos rojos y blancos– prefieren mostrarse cautos.

El Churretón no es el único en las inmediaciones de la parada de Metro Estadio Olímpico, abierto con vistas al traslado del Atlético de Madrid a su nuevo hogar. Alberto Fuentes, dueño de El Estadio y atlético confeso, explica que cuando compró el establecimiento lo hizo pensando en que «tarde o temprano» el equipo colchonero acabaría trasladando su residencia a La Peineta. En su momento, la compra supuso un salto al vacío «porque no se sabía la fecha exacta en la que el Atlético empezaría a jugar aquí sus partidos y cada vez se iba retrasando el momento», pero ahora que sólo restan tres meses para el comienzo de la nueva etapa, está «convencido de que el bar se llenará y que los días de partido subirá mucho la facturación». Aún así, no se atreve a dar una cifra exacta. Los trabajadores de La Peineta de Niza también confían en que el Matropolitano traiga prosperidad a su establecimiento.

Si los negocios de restauración de la zona están contentos con la llegada de miles de hinchas los días de partido, no todos los vecinos comparten esta euforia. Así, Visi, una vecina de Canillejas, explica que «en los bares que están cerca de un estadio la fiesta empieza por la mañana. Todo el barrio va a estar a tope desde bien temprano y eso no es agradable».