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La «crisis del teatro» obliga a Carmena a cesar a Mayer como edil de Cultura

Ha sido relevada de sus funciones por la alcaldesa de Madrid y a partir de ahora se ocupará del Área de Igualdad

La hasta hoy delegada de Cultura y Deportes del Ayuntamiento de Madrid, Celia Mayer, junto a la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, en la rueda de prensa conjunta que han ofrecido esta tarde..
La hasta hoy delegada de Cultura y Deportes del Ayuntamiento de Madrid, Celia Mayer, junto a la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, en la rueda de prensa conjunta que han ofrecido esta tarde..larazon

Parecía intocable. Memoria histórica, cabalgata de Reyes, titiriteros... pero al final ha sido la última crisis provocada en el teatro madrileño, como relató LA RAZÓN, la que se ha llevado por delante a la concejala de Cultura del Ayuntamiento de Madrid, que ha sido hoy cesada por la alcaldesa Manuela Carmena.

No va más para Celia Mayer. La alcaldesa de la capital, Manuela Carmena, formalizó ayer la destitución de la concejala como responsable de la cultura en la ciudad. Se trata del segundo relevo en apenas veinte meses en una concejalía que, contra todo pronóstico, se ha convertido en el gran quebradero de cabeza de la ex jueza al frente del Gobierno municipal.

La odisea tuvo su primer episodio en junio de 2015. Guillermo Zapata aguantó dos días en el cargo. Los polémicos tuits que había publicado en el pasado, varios años antes de comenzar su aventura política, le forzaron a dimitir. Ayer le tocó el turno a su sustituta, Celia Mayer, que abandona su responsabilidad en esta área tras protagonizar un carrusel de polémicas: la cabalgata de Reyes de 2016, la representación de carnaval que terminó con dos titiriteros en prisión, los errores cometidos en la aplicación de la Ley de la Memoria Histórica... La última, la «crisis de los teatros», estalló la semana pasada al hacerse pública la decisión del consistorio de eliminar los nombres de Fernando Arrabal y Max Aub de dos de los espacios escénicos que conforman las Naves de Matadero. La revuelta del mundo teatral y las duras críticas dirigidas a la gestión cultural del equipo de Ahora Madrid reavivaron las tensiones entre la Alcaldía y Mayer. Carmena se vio obligada a enmendar una vez más a su concejala y el consistorio confirmó que las salas no serían finalmente rebautizadas. La alcaldesa había logrado apagar este nuevo incendio que, esta vez sí, ha tenido como consecuencia la destitución que tantas veces había reclamado la oposición.

La concejala de Ciudadanos Sofía Miranda calificó la destitución de Mayer como «un cese en diferido». Una definición que se ajusta a lo que ha venido pasando en los últimos meses: cada polémica protagonizada por Mayer tenía como consecuencia la pérdida de alguna de sus competencias. Ambas, Mayer y Carmena, comparecieron juntas para explicar los cambios que afronta el Gobierno municipal. En su intervención, la alcaldesa trató de restar importancia a los errores cometidos por su compañera de bancada: «Mi relación con Celia ha sido constante. Las críticas que ha recibido en estos meses también han sido críticas a mí», zanjó Carmena.

Al margen de las explicaciones dadas ayer como parte de la versión oficial de esta crisis de Gobierno, los desencuentros entre la Alcaldía y el área de Cultura han sido constantes. El punto de inflexión se produjo en los primeros días de febrero de 2016. Fue entonces cuando la concejala comenzó a aplicar la Ley de Memoria Histórica en la capital. El Ayuntamiento retiró del cementerio de Carabanchel la placa en recuerdo de ocho frailes carmelitas asesinados al comienzo de la Guerra Civil. Dos operarios municipales también arrancaron del suelo el monumento de homenaje al Alférez Provisional. En ninguno de los dos casos, el Gobierno municipal había seguido los trámites preceptivos, ni había tenido en cuenta la protección de los monumentos. La alcaldesa rectificó a su edil y la placa y el monolito fueron de nuevo instalados. No eran nuevos los traspiés de Mayer en Memoria Histórica. Meses antes, en el pleno ordinario de diciembre, había anunciado la lista de las primeras 27 calles que serían purgadas por contener referencias franquistas. Incluyó en la lista varias calles que habían sido bautizadas antes del inicio de la Guerra Civil en homenaje a empresarios madrileños que Mayer confundió con militares franquistas. En su presentación ante el Pleno, incluyó imágenes de campos de concentración de la Alemania nazi y de la URSS de Stalin para, supuestamente, ilustrar acontecimientos del conflicto español. Como resultado a todo ello, la alcaldesa decidió retirar a Mayer las competencias para gestionar la aplicación de la Memoria Histórica y crear a tal efecto un Comisionado.

También en febrero de 2016, Mayer decidió «descentralizar» el Carnaval. Se celebró en Tetuán y una de las primeras actuaciones, a cargo de unos titiriteros que ofrecían una función «apta para todos los públicos». Las marionetas mostraron una pancarta con el lema «Gora Alka-ETA» y acabaron el día en un calabozo acusados de enaltecimiento del terrorismo tras la denuncia presentada por el propio Ayuntamiento. Carmena calificó el episodio como «deleznable y violento»; Mayer, a los pocos días, salió en defensa de los titiriteros y el enfrentamiento evidenció una vez más las tensiones abiertas en el Gobierno municipal. Mayer, también entonces, salió indemne. El director de Actividades Culturales fue destituido y relevado por Getsemaní San Marcos, una experta en gestión de teatros. Carmena nombró a una asesora en materia cultural, Paula Foulkes, dependiente directamente de la Alcaldía. No fueron las únicas: aterrizaron en la concejalía dos interventoras para desempeñar las labores de coordinadora general y secretaria general técnica. «Es una concejalía intervenida», señaló entonces la oposición.

Destituyó a Juan Carlos Pérez de la Fuente como director del Español. En los tribunales, el consistorio se vio obligado a reconocer que el despido del primer director de escena que no había sido elegido a dedo en la ciudad fue «improcedente». El Circo Price y el Centro Cultural de la Villa-Fernán Gómez también se han visto envueltos en la polémica por decisiones del departamento de Mayer. Sus desencuentros con los profesionales del mundo del teatro han sido constantes y las circunstancias han querido que su última gran presentación como delegada de Cultura fuera sobre las tablas del Matadero. El mismo día en el que Carmena rectificó a Mayer por última vez y decidió bajar su telón.