Madrid

Meco dobla la seguridad de Ortiz por riesgo de linchamiento

Dos funcionarios custodian cada mañana el traslado al juicio del «pederasta de Ciudad Lineal»

Imagen de la señal institucional de la Audiencia Provincial de Madrid en la que aparece Antonio Ortiz, el presunto pederasta de Ciudad Lineal, al inicio del juicio
Imagen de la señal institucional de la Audiencia Provincial de Madrid en la que aparece Antonio Ortiz, el presunto pederasta de Ciudad Lineal, al inicio del juiciolarazon

Dos funcionarios custodian cada mañana el traslado al juicio del «pederasta de Ciudad Lineal»

Desde el 27 de septiembre de 2014, primer día que Antonio Ángel Ortiz Martínez, el presunto «pederasta de Ciudad Lineal», puso un pie en la cárcel por los hechos que se están juzgado estos días en la Audiencia Provincial de Madrid, lo hizo en un módulo de aislamiento. La gravedad de los delitos que se le imputan y la repercusión mediática del caso le convirtieron desde el minuto uno en un preso (aún preventivo) con todas las papeletas para que le cayeran palizas diarias.

Hace poco menos de un mes, Ortiz fue trasladado desde Herrera de La Mancha hasta el centro penitenciario de Madrid II, Alcalá Meco, de cara al juicio que comenzó el pasado martes día 18. El acusado tiene que ser trasladado a diario por un furgón de la Guardia Civil desde esta cárcel de Alcalá de Henares hasta la Audiencia Provincial (en la avenida Santiago de Compostela) para estar presente en la vista oral que arranca a las 10:00 horas de martes a viernes. Y si en sede judicial es objeto de miradas por parte de público y periodistas, sus compañeros de prisión le aprecian bastante menos. Para salir cada mañana del centro penitenciario tiene que acudir primero de su módulo de aislamiento e ir al de ingresos. Un recorrido de unos 60 metros de distancia a lo largo de los cuales se cruza con reos que van a la escuela, a consulta médica, al polideportivo o que están en ingresos. Al parecer, el ambiente es de tal tensión que, aunque estos internos van siempre acompañados por un funcionario, a Ortiz le acompañan dos funcionarios «en lugar de uno, que es lo habitual, para evitar que el resto de internos le peguen. Se han redoblado esfuerzos, porque en la prisión le “tienen ganas”», explican fuentes consultadas por este periódico. La medida, no obstante, se ha solicitado verbalmente. De hecho, el presunto pederasta «no sale siquiera al patio del módulo de aislamiento por temor a recibir una paliza», aseguran las mismas fuentes. La compleja situación puede alargarse, como mínimo, hasta el 15 de diciembre, cuando se prevé que el juicio quede visto para sentencia. Entonces puede ser trasladado a otra prisión, aunque es más que probable que el riesgo de linchamiento por parte de otros presos permanezca intacto. Así, Ortiz podría tener que cumplir su condena (la Fiscalía pide 77 años para él) sin salir prácticamente de su celda, es decir, como ha estado estos dos años.

Tres días después de su esperada detención (a las 7:27 horas en Santander) la jueza decretó su ingreso en prisión. Entró en Soto del Real, pero poco después fue trasladado a Herrera de La Mancha, en Ciudad Real, donde tienen programas específicos para agresores sexuales. Allí ha estado en aislamiento al decidir Instituciones Penitenciarias que pasara al nivel 5 de FIES (Fichero de Internos de Especial Seguimiento), para autores de delitos muy graves y violentos contra la libertad sexual y que hayan generado gran alarma social.