Arquitectura

Paparazzis del patrimonio histórico

Veinte arquitectos recorren la capital a la caza y captura de los edificios protegidos con la misión de incluirlos en el nuevo Plan General

Ana y Teresa son dos de las arquitectas del proyecto. Esta semana revisaron el edificio de 1906 de Antonio Palacios junto a la Castellana
Ana y Teresa son dos de las arquitectas del proyecto. Esta semana revisaron el edificio de 1906 de Antonio Palacios junto a la Castellanalarazon

Armados con una tableta y una cámara digital, una veintena de arquitectos patrullan la ciudad desde el pasado mes de abril en busca y captura de los edificios protegidos. Su objetivo es renovar el catálogo ordenando los elementos a resguardar y también descubrir nuevos inmuebles dignos de pertenecer a esta lista que, además, estará disponible para todos los madrileños a través de internet cuando esté terminada.

La revisión del catálogo de edificios protegidos está vinculada al nuevo Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), cuyo avance se presentará antes de final de año. Por este motivo, el consistorio licitó a comienzos de 2013 cinco contratos para revisar todos los inmuebles protegidos en 1985 y revisados en 1997, fechas de los anteriores PGOU de la capital. En concreto, se comprueba el casco histórico, parques y jardines, los cascos históricos de los distritos, la arquitectura contemporánea e industrial y los locales comerciales.

Así, el pasado mes de abril el equipo de Enrique Bardají y Asociados, comenzó la ardua tarea de revisar nada menos que 15.000 edificios protegidos. A un ritmo de entre ocho y diez inmuebles cada día, cada una de las parejas de arquitectos que forman el despliegue de la revisión realizan su trabajo de forma metódica y precisa, gracias a un programa informático desarrollado ad hoc en el que, a modo de base de dato, van introduciendo las características de cada parte del edificio: fachada, patio, escaleras, zaguán y entorno.

«Hay un trabajo previo en la oficina en el que estudiamos los planos del PGOU del 97 así como las fichas del catálogo», explica Bardají, que detalla que un historiador les amplía la información existente en cada uno de los edificios. Igualmente, antes de visitarlos, miran en las herramientas cartográficas disponibles en internet para ver, gracias a las imágenes por satélite, las azoteas y las calles del entorno. «En cada inmueble nos turnamos y mientras una hace las fotografías de la fachada, los detalles y el entorno, otra va introduciendo cada dato según nuestra observación», comentan Ana y Teresa, dos de las arquitectas antes de analizar un inmueble de 1906 del arquitecto Antonio Palacios junto al paseo de la Castellana.

Opinión experta

Con ojo profesional, describen cada uno de los aspectos de la fachada, desde el general al detalle, y lo incluyen en la ficha gracias a los formularios integrados en el programa en los que se pueden completar los materiales, estilos y hasta una descripción de cada elemento. «Después tenemos que hacer una valoración basada en nuestra observación para detallar si es relevante o no o si tiene interés constructivo –por ejemplo, en caso de edificios modernos por los materiales utilizados–», señalan. Sin embargo, esta valoración no supone su inclusión o no en el catálogo sino que sirve al Ayuntamiento de Madrid como opinión experta para tomar las medidas correspondientes.

Este trabajo se realiza en el resto del inmueble, con cuidado en observar si se han hecho alteraciones graves, como puede ser la instalación de una reja entre la escalera y el ascensor como obliga la normativa, pero que rompe con el estilo del edificio. «Tenemos que llevar la autorización del Ayuntamiento porque la suelen exigir los porteros e, incluso, nos impiden el paso sin ella», cuentan Ana y Teresa. Del mismo modo, aunque no entran en las viviendas u oficinas –también observan si hay usos comerciales o terciarios en el inmueble– revisan las puertas para ver si hay modificaciones respecto a las originales.

Una vez terminada la visita, el equipo dibuja la planta baja entera y una planta tipo con ayuda de los planos y los antecedentes. «También hacemos una imagen en GIS (Sistema de Información Geográfica) que también se ha diseñado especialmente para este trabajo», indica Bardají. En este plano informatizado el consistorio podrá añadir información sobre el padrón, las licencias o si ha pasado la Inspección Técnica de Edificio y colgarla en internet para todos los ciudadanos. «No utilizamos nada de papel y pasa varios controles antes de que el Ayuntamiento nos dé la luz verde definitiva a cada ficha», añade el responsable del equipo de arquitectos que también participó en la elaboración de los catálogos de 1985 y 1997.

Los equipos de campo tienen una supervisora que, a su vez, depende de un departamento de logística que estructura la información y el programa informático con el que trabajan. Otro equipo supervisa las tareas del grupo de logística y todos ellos están bajo una coordinación general. Después de pasar estos filtros, la ficha de cada edificio se envía al Ayuntamiento, que, mediante un control automático, revisa que no haya fallos en la base de datos que debe contemplar cada equipo. «Después de esta primera revisión, se reenvía de nuevo a una cadena de supervisión en el Departamento General de Cascos Históricos, que analiza la información manualmente para comentarnos si hay incoherencias entre la valoración y la descripción de los elementos antes de dar el visto bueno», detalla Bardají.

Actualmente han enviado aproximadamente 7.000 fichas y cuentan de plazo hasta el 4 de abril para concluir el resto de edificios del catálogo. Pero, además, también tienen la posibilidad de añadir nuevos inmuebles a este listado, especialmente los modernos que se hayan construido desde la última edición y otros que, en su recorrido por las calles de la capital, descubran que vale la pena proteger.

Todo el PGOU a golpe de click

Con la información recabada por los equipos de arquitectos, el consistorio madrileño actualizará el catálogo con los datos actuales y tomará las oportunas medidas de protección u ordenación de cada inmueble para que sea más fácil reformarlo sin que peligren los elementos más importantes. «Queremos que los datos sean menos ambiguos que los actuales para dar más seguridad a quienes quieran intervenir en los edificios y, además, establecer normas de protección adecuadas en cada caso», explica Juan José Echeverría, asesor del Ayuntamiento de Madrid en el nuevo Plan General de Ordenación Urbana (PGOU). Pero, además, se pretende ir más allá de la simple revisión del patrimonio madrileño puesto que, hasta ahora, el compendio de elementos protegidos tan sólo era accesible a profesionales acreditados. Por este motivo, las fichas elaboradas por los equipos se completarán con la información municipal, así como reseñas del Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid u otros historiadores –como se puede ver en webs y www.monumentamadrid.es– y se traducirán a un lenguaje accesible para todos los públicos de forma que cualquier ciudadano pueda conocer los tesoros ocultos de la capital. «Se incluirán las propuestas de los equipos de arquitectos para proteger nuevos inmuebles», añade el asesor del PGOU. Se realizará en formato digital y se pondrá a disposición de los madrileños simultáneamente a la aprobación definitiva del nuevo Plan General, prevista para el año 2015.

UN PASO MÁS HACIA EL URBANISMO INTELIGENTE

El nuevo Plan General de la capital se basa en dos herramientas tecnológicas fundamentales: su tramitación como un único expediente electrónico y la incorporación de una plataforma SIG (Sistema de Información Geográfica) no sólo permitirá a los ciudadanos un más sencillo acceso a la información del PGOU a través de internet, sino que también contará con indicadores urbanos que permitirán la modificación continua de los diferentes cambios urbanísticos que se produzcan en la capital.