Ciencia y Tecnología

Parquímetros contra conductores: nuevo duelo bajo el sol de Madrid

Hombre y máquina cara a cara con el sol a la espalda y ésta encorvada. Rodillas flexionadas y cara de confusión. Esta es la estampa que más se repite estos días en Madrid, donde los conductores tienen que lidiar con los nuevos parquímetros de la zona S.E.R., con los que aún no se llevan muy bien.

El sistema se ha modernizado, ahora las máquinas son "inteligentes", tienen muchos más botones y calculan la tarifa teniendo en cuenta las emisiones de dióxidos de nitrógeno (NOx) de los vehículos y el nivel de ocupación de la zona donde se estacione.

"Sangre, sudor y lágrimas me ha costado, antes era más práctico"denuncia Mariano Pilas a Efe, uno de tantos conductores que se las ven y se las desean frente a las nuevas máquinas, implantadas progresivamente en la capital, para rubricar el aparcamiento de su coche en las zonas azules o verdes.

Por el momento estos especímenes -por los parquímetros- no habitan en todas las zonas de la capital, pero de aquí a unas semanas serán los sustitutos, a todos los efectos, de todas esas antiguas máquinas que expedían un tique que se debía colocar en el salpicadero del vehículo para evitar la sanción del regulador de zona correspondiente.

Y hablamos en pasado porque con el nuevo sistema no será obligatorio lucir el tique ya que, al introducir la matrícula del coche en el parquímetro, los reguladores de la zona SER podrán comprobar desde su dispositivo de control si el automóvil goza de permiso para estacionar sin necesidad de asomarse a ver la credencial.

"Esto nos facilita un poco la vida a todos", reconoce Gonzalo, uno de los reguladores de la zona S.E.R., quien confiesa que los parquímetros "van a dar guerra, al menos hasta que la gente se acostumbre".

Jesús Martín, en plena lucha contra la máquina, critica que, durante estos primeros días, usar los nuevos parquímetros es "como tirarse a la piscina"ya que, en su opinión, el nuevo sistema "no es sencillo y las instrucciones son escasas".

Tras mirar la matrícula de su coche y completar la gestión, el propio Martín ha ayudado a otra conductora, Melinda Cazaciuc, a completar el proceso después de que ésta se hubiera pateado media Avenida de Pío XII en busca de un parquímetro, antiguo o nuevo, operativo.

"Hace un rato lo he intentado pero la máquina no se encendía", lamenta una apurada Cazaciuc, quien pese a las dificultades iniciales que le habían hecho pensar que no se libraba de la sanción, ha confesado que los nuevos parquímetros no le disgustan.

"Ya he tenido que usarlos un par de veces y no están mal, eso sí, me gustan siempre que funcionen", ironiza la conductora.

Las canas, pese a ser una garantía de éxito en muchas facetas de la vida, parece que no son lo más adecuado a la hora de enfrentarse a los parquímetros "inteligentes", y es que Alberto Muñoz, un joven que hace unos meses aparcó la "L"de conductor novel, impartía cátedra en el parquímetro situado frente a la Embajada de la India.

Conductores veteranos le pedían ayuda, uno tras otro, a este joven, quien le restaba mérito al asunto.

"Parece más difícil de lo que es", sostiene Muñoz, quien ha enseñado a Sarabjit Verma, un habitual de la zona, a realizar un trámite que, una vez aprendido, ha contribuido a cambiar su concepción de los nuevos parquímetros.

"Es la primera vez que lo hago y al principio no tenía ni idea, pero ahora que he aprendido me parece que está muy bien", sostiene Verma.

El tiempo dirá quien se lleva el duelo; de momento van ganando los parquímetros aunque, como sostiene ese joven que ayudaba a otros conductores más veteranos en la batalla, "todo es cuestión de acostumbrarse".