Madrid Arena

Un testigo, sobre Kontrol, 34: «Me dijo: “Vete o te doy una hostia”»

Los testigos de la fiesta de Halloween dicen que los encargados de la seguridad interior no les ayudaron y taponaron otras vías de salida

Carlos Manzanares (derecha) y Emilio Beliard (izquierda), responsables de Kontrol, 34, están imputados en la causa
Carlos Manzanares (derecha) y Emilio Beliard (izquierda), responsables de Kontrol, 34, están imputados en la causalarazon

Los testigos de la fiesta de Halloween dicen que los encargados de la seguridad interior no les ayudaron y taponaron otras vías de salida

Los cinco jóvenes que declararon ayer en calidad de testigos en el juicio sobre el caso del Madrid Arena que se celebra estos días en la Audiencia Provincial cargaron contra la actuación de los empleados de Kontrol, 34 –a quienes Miguel Ángel Flores había contratado para garantizar la seguridad interior del evento– porque aquella fatídica noche no ayudaron demasiado a las personas atrapadas en la avalancha, según se desprende de las declaraciones de ayer. Los asistentes a la Thriller Music Park los acusaron de cerrarles puertas de otros vomitorios (concretamente del contiguo al de la avalancha mortal) que podían haber servido de vía de escape, y hasta de insultarles.

Es el caso de Gonzalo Encinas, que se acercó al vomitorio para tratar de ayudar a la gente atrapada pero, cuando llegó, un vigilante con un chaleco amarillo le dijo: «Vete de aquí, vete de aquí, que se han muerto tres personas, que te pego una hostia». El testigo explicó ayer que este vigilante «estaba muy nervioso y no echaba una mano a las personas que lo necesitaban». «La impresión que tuve es que no quería ayudar», añadió.

En la misma línea habló otra afectada, Alejandra Lozano, quien fue rescatada de la avalancha por un chico que la subió a una puerta. Desde allí, dijo, pudo ver a gente de seguridad chillando y diciendo que retrocedieran, pero atrás no había nadie que les organizara. Cuando bajó de la puerta, se dirigió a un vomitorio cercano que estaba cerrado y donde había un vigilante con chaleco amarillo que le dijo que «por ahí no se salía».