Ahora Madrid

Usera, el «punto negro» de Carmena

Un informe sobre el estado de la limpieza de la ciudad de la Federación de Asociaciones de Vecinos sitúa a los cuatro barrios del distrito en el epicentro de la suciedad.

Todas las asociaciones de vecinos consultadas consideran que la limpieza es insuficiente, aunque muchos también apuntan a la «falta de civismo» de la gente
Todas las asociaciones de vecinos consultadas consideran que la limpieza es insuficiente, aunque muchos también apuntan a la «falta de civismo» de la gentelarazon

Un informe sobre el estado de la limpieza de la ciudad de la Federación de Asociaciones de Vecinos sitúa a los cuatro barrios del distrito en el epicentro de la suciedad.

A orillas del Manzanares, en el distrito de Usera, uno de los testigos vivos de aquellos intentos por albergar en la capital unos Juegos Olímpicos compite en secreto con pistas de deporte algo más rudimentarias; y es que, a unos pasos de la Caja Mágica y sus instalaciones, los jóvenes del barrio de San Fermín improvisan partidos de fútbol y de lo que haga falta en los sucios descampados de la zona. Este estadio multiusos acoge anualmente el torneo Masters de Tenis de Madrid y, con él, a casi 12.500 espectadores, lo que supone más de la mitad del censo total de San Fermín. Con sólo un vistazo, el contraste refleja la queja generalizada entre los vecinos: frente a los cuidados en las inmediaciones de la Caja Mágica y el Parque del Manzanares, es evidente que los servicios de limpieza y de mantenimiento son insuficientes en este barrio.

Así ha quedado constatado en el último «Informe de resultados de la consulta a asociaciones vecinales relativa al estado de la limpieza en la ciudad de Madrid» –realizado por la Federación Regional de Asociaciones Vecinales de Madrid (Fravm)–, donde Usera se lleva el triste «premio» al distrito con más quejas en este sentido, pues son hasta cuatro barrios –los tres que restan no han participado en el estudio– los que denuncian que la suciedad está en todas partes y afecta a todas sus calles: Orcasur, Orcasitas, Almendrales y el ya citado San Fermín. Es decir, que, en el caso de Usera, las asociaciones encuestadas entienden que sus «puntos negros» en limpieza los representan los propios barrios que lo componen, al completo, como cercos de suciedad generalizada en sí mismos.

No es la primera vez que las 270 entidades que constituyen la Fravm alertan del deterioro de los servicios públicos de la capital, por eso y dado que éste parece ser «un problema que el actual equipo de gobierno no ha sido capaz de mejorar en sus 15 meses de andadura» –tal y como indica la federación en la introducción de su informe–, este año no iba a ser menos. Así, el pasado día 7 de septiembre la Fravm volvió a lanzar a través de internet su habitual encuesta, a la que respondieron casi 80 asociaciones vecinales en representación de 85 barrios madrileños. ¿Y cuál ha sido el veredicto? Pues, de nuevo y para la vergüenza de los responsables, un tanto desalentador.

«Con los datos del cuestionario en la mano, podemos afirmar con rotundidad que las asociaciones vecinales valoran de manera muy negativa el actual estado de limpieza general de la ciudad», dice contundente el documento. Y, sin duda, la peor parte se la llevan los distritos periféricos, allí donde los vecinos se han demostrado más insatisfechos con los servicios municipales de limpieza y de mantenimiento: Latina, Villaverde, Carabanchel, Puente de Vallecas, Hortaleza y, por supuesto, Usera, el caso más alarmante de todos.

«¿Esto sucio? Pero si siempre está así, ¡o peor!», lanzan irónicos dos jóvenes a la pregunta sobre el estado de uno de los páramos desérticos del barrio de San Fermín. Los dos charlan relajados, sentados sobre un bloque de cemento que hace las veces de banco, aprovechando la única sombra a lo largo y ancho de este descampado que linda con una boca de Metro; rodeados de latas de cerveza, restos de comida y hasta prendas de ropa viejas, ambos normalizan un problema al que, tristemente, ya se han acostumbrado. Con razón, el distrito de Usera es uno de los que peor valoran el actual servicio de mantenimiento de parques y jardines de sus barrios, sólo por debajo de Villaverde y Vallecas.

Pero las basuras no sólo campan a sus anchas en estas praderas secas y sin vida, ni mucho menos. Como bien apunta el informe confeccionado por la Fravm, la falta de limpieza es visible también en las calles de estos barrios de Usera, donde lo más normal es que los desechos se amontonen en torno a contenedores sucios y abarrotados de residuos. «Los barrenderos barren, pero de nada sirve», asegura un vecino convencido de que el verdadero causante del desaliñado aspecto de su barrio es la falta de civismo de algunos; «la solución pasa por educarlos desde que son así», continúa señalando a su pequeño. Y como él, muchos de los vecinos de Usera creen que los principales culpables no son los que no limpian, sino los que ensucian. «Tanto importa que haya una papelera a cuatro metros, como a dos pasos», apoya otro hombre acusando a los que, sin escrúpulos, ensucian deliberadamente las calles.

Sin embargo, acudiendo a los datos recogidos en el informe resultante de la consulta de la Fravm, el de Usera se sitúa a la cabeza como el distrito madrileño más insatisfecho con el actual servicios de basuras. Y más, porque, a la pregunta de cuáles son los principales problemas de mantenimiento y limpieza que detectan en su barrio, casi el 100% de las asociaciones vecinales respondió que la limpieza viaria insuficiente, especificando, además, la labor de los barrenderos. Y ya para terminar, más del 90% de los encuestados indicaron la insuficiencia de medios humanos y materiales como una de las causas fundamentales del indeseable estado en el que se encuentran las calles y zonas verdes que construyen sus vecindarios.

Y es que, aun aceptando la mala educación de unos pocos, lo cierto es que «cualquiera que se dé una vuelta por el barrio verá que las papeleras están llenas», es decir, que de poco o nada vale la buena voluntad de los muchos que sí luchan por mantener limpio su entorno. Así lo asegura María Antonia, secretaria de la Asociación de Vecinos de Orcasitas, quien, cansada de denunciar la falta de personal, lamenta que el problema vaya en aumento, pues «cuando el barrio está sucio, la gente lo ensucia más».

Por tanto, parece que sí hay cierta responsabilidad municipal en este asunto, más si nos centramos, por ejemplo, en la hojarasca que se arremolina en los bordillos de las aceras y que llega a obstruir el alcantarillado. Porque, aunque los mantos de hojas secas sobre el suelo nos hayan regalado alguna que otra bonita estampa otoñal, no debemos olvidar que, con las lluvias que ya empiezan a llegar, esto puede suponer un peligro para la circulación de vehículos y viandantes y, también, para el correcto drenaje de las aguas fluviales. Igualmente, se percibe cierto abandono en jardinería, pues, por ejemplo, son las malas hierbas las que delimitan el dibujo de una humilde cancha de baloncesto en la calle Deva.

Pese a todo, según sus últimas declaraciones al respecto, Manuela Carmena insiste en que la limpieza en Madrid es «razonable», e, incluso, asegura que la política de su Gobierno en estos términos está siendo «milagrosa», pues, en base a los datos recavados por el Ayuntamiento, la suciedad es menor que la registrada en los dos últimos veranos. Claro que la perspectiva de los madrileños es otra distinta: más de un 55% de las asociaciones vecinales que han respondido a las preguntas de la Fravm considera que la limpieza general de su barrio no ha mejorado con respecto a la pasada legislatura, más del 21% cree que es peor y por encima del 11% asegura que la situación es mucho peor ahora que hace algo más de un año.

Tras un largo recorrido por cada rincón incluido en la «lista negra» del informe de la Fravm, la sensación en ciertas calles es la misma que en aquel primer descampado a pocos metros de la lucida Caja Mágica: entre muros que sirven de lienzo en blanco para algún que otro «artista» que se ve en la necesidad de expresar su efervescencia juvenil con pintadas sin gracia, un niño coge del suelo una lata de cerveza para dar el saque inicial de un partido que se juega lejos de un césped limpio y cuidado del que Orcasitas –como Orcasur, Almendrales o San Fermín–, simplemente, no dispone.