El drama de los desahucios

«Yo ya no me voy»

«Yo ya no me voy»
«Yo ya no me voy»larazon

Elena Martí, a punto del desahucio, es una de las 2.086 inquilinas de las viviendas de la EMVS que ayer Carmena prometió no vender

Elena Martí, limpiadora de hogar de 54 años, vive en la calle Embajadores con su madre, su hermano y su hijo. Esta noche es la primera que ha ha podido dormir tranquila después de tres años de incertidumbre. ¿El motivo? Es una de las 2.086 familias que podrán seguir viviendo en sus hogares sin que les cambien las condiciones de su alquiler social gracias al anuncio del Ayuntamiento de Madrid de mantener las condiciones que tenían hasta el año 2012, bajo el Decreto 100/86, anulado hace tres años.

La EMV, Empresa Municipal de la Vivienda, otorgó a Elena el piso en el que vive con su familia en el año 2001 después de que el edificio en el que residía con anterioridad se demoliese porque estaba en ruinas y tras comprobarse que su familia reunía las condiciones necesarias para ser beneficiaria de una vivienda con un alquiler social. Todo transcurría con normalidad, el contrato de Elena era renovado automáticamente cada dos años, «hasta que un día llamaron a mi puerta unos asistentes sociales diciendo que debía firmar un contrato nuevo por tres años y que me mandaban a otra casa con un alquiler nuevo», ya que al parecer el Ayuntamiento pretendía vender esas viviendas a un Fondo de Inversión. No sólo eso, al parecer, una de las frases que estos asistentes utilizaron fue: «No te vas a comer el turrón en esta casa». «Imagínate cómo se me quedó el cuerpo», comenta Elena. Esta desagradable visita la recibieron muchas familias vecinas de Elena, que decidieron unirse y formar la plataforma «Yo no me voy», para poder recuperar las condiciones en las que vivían hasta ese momento. Una lucha que ayer dio sus frutos cuando la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, anunció que las 2.086 familias afectadas volverán a tener las condiciones que «les pertenecían por derecho», declaró ayer la alcaldesa en la rueda de prensa en la que compareció junto a los miembros de la plataforma.

Tal y como relató Elena a LA RAZÓN «el anuncio no me ha pillado por sorpresa, ya que llevamos casi tres años de lucha». El caso de Elena era extremo, ya que el mes pasado perdió el último recurso que había interpuesto para recuperar las condiciones del contrato anterior de su vivienda. «En dos o tres meses me iban a mandar la orden de desahucio y me hubiese tenido que marchar. Yo soy afortunada, pero aquí había gente muy mayor que se ha quedado por el camino y ha muerto con la angustia de no saber qué iba a pasar con su casa». Y es que los últimos meses no han sido nada fáciles para Elena y su familia. «Ha sido horroroso, no podíamos dormir, no sabía cuántos días nos quedaban en mi casa». Pero, afortunadamente, tal y como relató Elena, «ahora yo ya no me voy, ya puedo dormir tranquila».