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Los menores llegan al suicidio si los suplantan en la red

Los jóvenes dan tanta importancia a su «identidad digital» que la confunden con la real

Un joven con su ordenador
Un joven con su ordenadorlarazon

El fiscal de Sala coordinador de Menores del Supremo alerta de que todo lo que los menores «cuelgan» puede «volverse en su contra» en pocos años, sobre todo, cuando pretendan incorporarse al mundo laboral.

Javier Huete Nogueras, fiscal de Sala coordinador de Menores del Tribunal Supremo, considera del todo necesario regular el «derecho al olvido» en lo que afecta a menores, ya que con la situación actual se puede llegar a situaciones tan desesperadas que una vez que pierden su «identidad digital» algunos de ellos no logran superar la presión y llegan hasta el suicidio. Huete, que participó en el XI Congreso de la Abogacía que se celebra en Vitoria, defendió el «derecho al olvido» de los menores, ya que están en plena formación y ello «no les permite valorar la trascendencia» de los datos que afectan a su vida que introducen en la red.

El fiscal coordinador de Menores del Tribunal Supremo denunció que algunos menores «viven permanentemente conectados» a internet y han llegado incluso a que su «identidad real» sea la que propagan en la red. Esto ha provocado situaciones tan extremas que algunos han llegado al suicidio «porque han perdido su identidad». En este sentido, destacó cómo los menores sufren mucha presión cuando han sido privados de su identidad digital. «Como son personas que no han terminado totalmente de formarse, la única solución que han encontrado ha sido suicidarse. En algunos casos lo han intentado y se ha conseguido evitar; en otros han llegado a cometer el hecho».

La cuestión de la formación de menores es para el fiscal un aspecto esencial que hay que tener en cuenta en todo lo que rodea a los menores y la facilidad con que introducen datos relevantes de su vida o personalidad en la red, sin ser conscientes de las consecuencias que de ello pueden derivarse. Así, citó de forma expresa que todo ello puede «volverse en su contra» en pocos años, nada más alcancen la mayoría de edad, y sobre todo, cuando pretendan incorporarse al mundo laboral, ya que las empresas suelen realizar un «control» del perfil de los candidatos a los puestos de trabajo ofertados y, en ese momento, los vídeos, fotos, comentarios, etc. que introdujeron en red «se vuelven en su contra». Por este motivo, entiende que aumentarán las peticiones de que «determinados contenidos» que «colgaron» en la red cuando eran menores de edad sean eliminados de la red. Por otro lado, el abogado Carlos Sánchez, quien intervino en la misma ponencia que el fiscal del Tribunal Supremo, rechazó de forma tajante ese «derecho al olvido», en relación con la sentencia de la Audiencia Nacional que obligaba a Google a eliminar cualquier rastro de una persona que había sido condenada muchos años antes. Los ciudadanos tienen derecho a «buscar» cualquier dato en los servidores de internet. «Tienen derecho a rastrear la historia».

¿Tan importante es la identidad digital para un menor? «No conozco casos de suicidio, pero no digo que no los haya. No me sorprendería. Es una situación especialmente grave», explica a este diario Guillermo Cánovas, presidente de la ONG Protégeles. Sólo hay que irse a algunos de los casos de suplantación más extremos: el «ciberbullying». «Suplantar la identidad constituye una de las formas características de ciberacoso. No siempre consiste en atacar a otro de manera frontal, sino también en usurpar su identidad y generarle problemas y conflictos para que sufra las consecuencias». Insultar a la novia de otro, ir colgando en la web imágenes retocadas... «Es más retorcido, pero es una forma clásica de acoso», incide Cánovas. Sin olvidar, por supuesto, prácticas como el «grooming», en la que un adulto se hace pasar por un menor para acceder a otros niños en la red, en la mayoría de casos con fines sexuales. Sin embargo, en estas situaciones se sirven de perfiles falsos, no de suplantación de identidad.

«Entre los menores es especialmente importante el desarrollo de la identidad. Se encuentran en un momento, la adolescencia, en el que están desarrollando su personalidad», asegura Cánovas. Y es en esta etapa cuando «es determinante lo que digan los demás de ti, sobre todo tus iguales». El problema es que los adultos tendemos a pensar lo contrario. «Creemos que los menores dan menos importancia a las cosas que cuelgan en internet que nosotros. Pero, en realidad, los menores cuidan mucho más lo que ponen en las redes sociales que los adultos. Busca y quiere ser aceptado», opinan desde Protégeles. Se trata de un rasgo que incluso tiene raíces biológicas. «En un adolescente, la zona del cerebro que se activa cuando es rechazado por sus iguales es la misma que cuando existe riesgo de muerte. El rechazo de los iguales lo ven como una amenaza a su vida», explica el experto. Y, por tanto, para un adulto no es así. «Le puede hacer daño lo que digan de él en internet, deteriorar determinadas facetas de su vida, meterse en denuncias judiciales... pero para un adolescente es algo más grave».

«La suplantación de un alumno por otro es bastante común en los colegios», afirma Pablo F. Burgueño, abogado de nuevas tecnologías de Abanlex. «Lo hacen con la sensación de que en internet se puede hacer de todo, pero es un anonimato virtual: dirección IP, email... es fácil localizarlos», añade. Burgueño explica que la suplantación de identidad en la red se penaliza en el artículo 401 del Código Penal, pero sólo en casos muy graves se castiga con la cárcel. Así, si un adulto se hace pasar por un menor, todo se queda en una falta. Y si se producen injurias o amenazas, el artículo 620.2 depara multa de 10 a 20 días. Pero «si el menor tiene menos de 14 años, deben responder sus padres o su responsable legal», puntualiza.

Cuando un alumno suplanta al otro, no entraría en el 401, pero sí el delito de la falta, 720.2. Es bastante común en los colegios. Lo hacen los menores con la sensación de que en internet se puede hacer todo y nadie te va a localizar, pero es un anonimatto.

Borrar el pasado digital

¿Hasta qué punto podemos hacer desaparecer nuestro pasado digital? ¿Tenemos verdadero «derecho al olvido» en la red? El abogado Pablo Burgueño explica que los tribunales están prohibiendo el acceso a determinadas noticias periodísticas porque una persona implicada reclama su derecho al olvido. Sin embargo, los tribunales cierran el acceso sólo a través de motores de búsqueda, como Google. Pero sí que es posible encontrar esa noticia si se localiza a través del buscador del propio periódico. Es el caso, afirma, de un grupo de jóvenes condenados por cortar un brazo a la madrileña fuente de Cibeles hace 13 años.