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El Estado Islámico ejecuta a 400 mujeres y niños en Palmira

Decenas de cadáveres de soldados sirios permanecen en las calles. Damasco asegura que ya prepara la contraofensiva

Soldados sirios capturados por el Estado Islámico
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Pocos días después de que el Estado Islámico (EI) se hiciera con el control de la ciudad histórica de Palmira, empiezan a emerger los relatos de las atrocidades perpetradas por el grupo radical durante y después de la conquista de este municipio sirio. Como cada vez que el EI ha aslatado una localidad en Siria o en Irak en los pasados meses, los combatientes han ejecutado a sus enemigos y han castigado a la población local que, o bien opuso resistencia o, simplemente, no consiguió huir antes de su llegada. En Palmira, al menos 400 personas fueron ejecutadas por los yihadistas, desde la toma de la ciudad el miércoles, según la televisión estatal siria, que asegura que entre las víctimas hay mujeres, niños y ancianos inocentes, además del funcionarios de Gobierno del presidente Bachar Al Asad. También habrían sido asesinados centenares de soldados de su Ejército, según activistas opositores que no han ofrecido una cifra de fallecidos pero que hablan de decenas de cadáveres de uniformados en las calles de Palmira. Después de haber repelido una primera ofensiva, las tropas del régimen no consiguieron finalmente evitar que la ciudad y el sitio arqueológico cayeran en manos del EI, a pesar de su importancia simbólica y estratégica. Además del gran valor cultural, la urbe moderna es un punto vital para el régimen de Asad: situada en el centro de Siria, se encuentra en la ruta que une el este y la frontera con Irak, con el oeste y su capital, Damasco.

Después de la conquista de Palmira, el Estado Islámico controla aproximadamente la mitad del territorio sirio, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos. Los bombardeos de la coalición internacional liderada por Washington no han conseguido detener la expansión del grupo y su autoproclamado califato, que ocupa gran parte del norte y del este de Siria. Por ello, el Gobierno sirio arremetió ayer contra la comunidad internacional por permitir esta nueva conquista del grupo yihadista y una nueva masacre a manos de sus milicianos. «Estos crímenes se están perpetrando ante el vergonzoso silencio de la comunidad internacional», declaró el primer ministro sirio, Wail Al Halqi, quien responsabilizó a los países que «apoyan el terrorismo material y militarmente», incluidos algunos occidentales a los que no citó directamente. Por su parte, la televisión siria criticó al Consejo de Seguridad de la ONU por no haber tomado «ninguna medida disuasoria sobre el terreno», después de los llamamientos de la UNESCO (organismo dependiente de Naciones Unidas) para salvar los restos arqueológicos de Palmira, que podrían acabar gravemente dañados o destruidos, como otras ruinas en Siria y en Irak.

El Gobierno sirio había tranquilizado a la comunidad internacional de que las ruinas iban a ser protegidas, pero finalmente no ha podido detener el avance de los yihadistas y parece poco probable que vaya a poder recuperar el control de la ciudad moderna, de unos 70.000 habitantes. El gobernador de la provincia donde se ubica Palmira, Talal Barazi, informó a Ap de que el Ejército sirio tiene planeado lanzar una ofensiva para retomar la zona, pero aún no hay fecha para ello. Mientras, la ONU se dispone a repartir ayuda humanitaria para 11.000 personas que han huido de Palmira y otras poblaciones cercanas, las cuales también fueron arrasadas por el EI en las pasadas dos semanas.