José María Marco

Mayoría popular

En 2011 el Partido Popular no consiguió la mayoría absoluta para hacer la revolución conservadora, ni siquiera una revolución liberal conservadora, más modesta y gestionable. El Partido Popular logró la mayoría absoluta para sacar a España de la crisis sin poner en cuestión el Estado de bienestar. Hoy, después de haber cumplido con lo que se le encomendó, el PP no volverá a conseguir una mayoría semejante. Y no sólo por los casos de corrupción o por la supuesta crisis del sistema (que funciona mejor que nunca, dicho sea de paso). También porque ya no existe la sensación de urgencia de entonces. Por eso, porque está pillado entre una franja de votantes de centro derecha y otra de centro izquierda que parecen no reconocerse en la acción de estos años, el margen de actuación del PP parece pequeño. No tendría por qué ser así.

Si el Partido Popular consiguió la mayoría de 2011 no fue sólo por la dramática circunstancia económica y política. Fue también porque el PP era un partido nacional, con implantación en todas las clases sociales, en todos los territorios, incluidos Cataluña y Euskadi, y con votantes de todas las edades y de una amplísima variedad ideológica. La capacidad para organizar una actitud y una posición que sea capaz de cubrir un espectro social y territorial tan amplio es lo propio del Partido Popular. Se perderá, en parte, si se empeña en hablar de sí mismo en vez de ponerse a la escucha de los problemas y las ansiedades del conjunto de la población. El programa no tiene por qué ser distinto de lo que ha sido hasta aquí la oferta popular: estabilidad y reformas. No se conseguirá la primera sin las segundas, y viceversa. Así lo demuestra lo realizado en estos cuatro años.

Por otra parte, de aquí a las generales el PP se enfrenta a otras elecciones que le van a dar la ocasión de poner de relieve una de sus ventajas: el extraordinario capital humano del que dispone, con cuadros honrados, experimentados y conocidos. Tiene la oportunidad de incorporar gente joven, de la que hay mucha –y bien formada– en el PP. También la hay en los aledaños, en actitud de expectativa. La crisis ha variado muchas cosas. Entre ellas está el renovado interés con que mucha gente, en particular los jóvenes, se enfrentan a la política. Eso sí, hay que saber escuchar, estar abierto a los debates sociales y elaborar una posición con la que se pueda identificar la mayoría.