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Miren Arruabarrena: «Odio las casas donde parece que nunca se ha caído un café»

Miren Arruabarrena: «Odio las casas donde parece que nunca se ha caído un café»
Miren Arruabarrena: «Odio las casas donde parece que nunca se ha caído un café»larazon

El rincón «deco» de los famosos adorna Madrid: así es Hanbel, el plan perfecto y céntrico para los amantes del arte al que asiste la Familia Real.

¿Imagina entrar a un palacete decorado en el que convivieran moda y diseño internacionales con un precio asequible para todos en el centro de Madrid? Ésa era la idea de negocio de Miren Arruabarrena, empresaria y diseñadora de Hanbel y Monpas, firma nacida en San Sebastián hace 24 años, que expone por séptimo año en la capital y que atrae a una diversidad de personajes conocidos de la realeza y el papel «couché». Entre sus asiduos al «espectáculo»–como a Miren le gusta definir la explosión artística que recrea en palacetes–, se encuentran la mismísima Reina Sofía, la Infanta Elena –que asiste cada edición–, los Thyssen, Ana Rosa Quintana y un sinfín de rostros conocidos que vienen atraídos por el singular rincón deco. Hasta el próximo 7 de junio el cóctel de muebles de lujo a precios asequibles sestá abierto en la calle Fernando el Santo 14. Formas geométricas que recrean perros, bellotas de acero que son divertidos saleros y una diversidad de muebles y objetos de decoración de buen precio y mejor calidad. Como muestra de su éxito y buen gusto podemos disfrutar de Hanbel y Monpas en medio mundo: en México, EE UU, Alemania o Australia.

–¿Qué hay aquí que no hallamos en otro mercadillo al uso?

–Aquí vas a encontrar todo tipo de artículos para la casa a unos precios muy buenos. El factor diferenciador es que presentamos todo ya decorado, entonces a la gente ya le estás dando ideas. En un mercadillo corriente encuentras todo apilado; aquí, no.

–Descríbame la firma de la que es diseñadora y que expone en el mercadillo, Hanbel y Monpas.

–Es confort con buen gusto y criterio. También es una marca asequible, pero no sólo monetariamente, sino que todo el mundo puede colocar algo nuestro en su casa. Hanbel fue la primera colección que hicimos y Monpas llegó más tarde, es algo más contemporánea. Aquí hemos fusionado.

–¿Qué criterio sigue para la exposición?

–La exposición es moda y lo que necesitamos es renovar. Por ejemplo, si tenemos muchos muebles de un mismo estilo le damos salida a través de grandes descuentos, pues periódicamente viajamos a China, India, etcétera, y volvemos con cosas nuevas.

–¿Cómo se enfoca este mercadillo y qué puede esperar la gente de él?

–Hanbel es un mercadillo, pero también es espectáculo: vienes y ves la nueva colección, un palacete... No es ir a una tienda más, es el perfecto plan de domingo.

–¿Cómo se consigue hacer de una marca propia una firma internacional y colocarse en tiendas de medio mundo?

–Trabajando muchísimo. Hemos estado en diversas ferias internacionales, ahora vamos próximamente a la de París, pero hace años llegamos a ir a Milán.

–¿En qué momento decide llevar a cabo un proyecto tan ambicioso y arriesgado?

–Teníamos una tienda en Bilbao que era sólo de decoración mientras estudiábamos Bellas Artes y un día a uno de los socios se le ocurrió pensar que por qué no nos hacíamos mayoristas y vendíamos para otras tiendas. Empezamos a indagar y comenzamos en la feria Ifema con un «stand» pequeñito que fue creciendo desde el año 1991.

–Usted que trabaja el detalle y la personalización, ¿compraría en una superficie de muebles al por mayor «low cost» y de «uso rápido»?

–¿Por qué no? A mí lo que me interesa es que todo sea versátil. Igual me puede gustar un mueble de una colección especial que otro de Ikea. Yo no voy a decir que no a eso. Me gusta mezclar y que todo conviva.

–¿Cómo definiría su estilo personal en la decoración y el diseño?

–Soy bastante ecléctica, prefiero que al final esté todo mezclado y que tenga una historia. Encontrarme una silla en un mercadillo, retapizarla, mezclarla con acero...

–¿En qué se inspira y de dónde capta las tendencias para diseñar?

–En los viajes, sobre todo. Por ejemplo, este año en algún sitio vimos algo geométrico y nos inspiramos para la nueva colección centrada en el dodecaedro. Intentamos hacer una línea general; la del año pasado estuvo inspirada en «Atomium».

–¿Elige el palacete donde se celebra el «espectáculo»?

–Es complicado. Solemos estar desde que finaliza un mercadillo y hasta la edición siguiente con un equipo que nos busca un lugar. Queremos una zona céntrica de Madrid, bonita, emblemática y que el interior y el exterior estén en concordancia y armonía.

–Dice: «Lujo para el hogar a un buen precio», ¿son el lujo y la sofisticación asequibles?

–Sí, por supuesto. Son capaces de convivir perfectamente. Hay detalles muy «chic» que puedes colocar en casa a un precio módico. Aquí cuando queremos hacer dar salida a cosas, aunque sean muy bonitas, si ya han estado un tiempo las rebajamos y las dejamos prácticamente en las manos de los clientes.

–Catalogado como «el mercadillo ‘‘deco’’ de los famosos», ¿me podría desvelar quién ha venido?

–Hace poco estuvo Borja Thyssen con Blanca Cuesta y Juan y Medio. Asiduos son la Infanta Elena, que viene con una amiga, José Toledo, Mar FLores y la Reina Sofía. Además, de la Familia Real no te das cuenta ni de que están. Te los encuentras comprando, y ya. Cuando vino la Reina emérita vimos aparecer mucha gente encorbatada subiendo y bajando, y pensamos ¿qué pasará?, y de repente, allí estaba ella.

–En cuanto a decoración, ¿a qué político le diseñaría la casa o le daría una clase de estilo?

–Me metería en cualquier casa sin distinciones, porque estoy segura de que luego, una vez dentro, más de uno me sorprendería con un espacio maravilloso.

–Y, si no se dedicase a la decoración, ¿qué le gustaría hacer?

–Pintar, que es algo que me encanta.

–¿Hacia dónde va enfocado el futuro de la marca y qué tiene pensado hacer?

–Queremos seguir como hasta ahora y facilitar este arte. A mí y a mi equipo nos gustan las «casas vividas». Odiamos esas de revista donde parece que nunca se ha caído un café al suelo. Queremos decorar casas donde te puedas sentar, estar con tus amigos tirados y disfrutar, no hogares sólo para recibir.