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Comunicar en España es llorar

Comunicar en España es llorar
Comunicar en España es llorarlarazon

Por Víctor Núñez

Decía el gran Larra “escribir en España es llorar”. Esta sentencia tan lúcida como decimonónica la podemos actualizar para el ámbito de la comunicación y proclamar: “ser comunicador en España es llorar”. El terrible drama de ser comunicador en España, entendido éste como el profesional de la comunicación, no solo radica en la famosa crisis de los medios, ni siquiera en la endémica falta de corporativismo y desprestigio del periodismo, el auténtico mal de nuestra “perra vida” radica en que cualquier personaje dotado de un cursillo exprés, un par de video-tutoriales de youtube y/o unas nociones básicas de periodismo, se cree capacitado para ser “responsable”, “jefe de prensa”, cuando no “director” de comunicación o, simplemente, periodista. Lo que viene a ser denominado como INTRUSISMO. Algo de gran tradición en nuestra profesión y que se ha convertido en una de nuestras penitencias perpetuas y en una de las razones de nuestra precariedad laboral.

A lo largo de mi trayectoria profesional me he encontrado, especialmente en el sector educativo (el que más conozco), con la persistente presencia de profesores de dibujo, informáticos, auto denominados expertos en redes sociales (por no hablar de otras denominaciones tan snobs que rozan lo ridículo) que se sienten capacitados para llevar con orgullo y sin sonrojo el título de responsables de marketing y comunicación. O, lo que es peor, que se permiten sentenciar, sentando cátedra, sobre cualquier aspecto relacionado con la estrategia de marketing que profesionales con experiencia hemos diseñado. De nada sirve estudiar una licenciatura en periodismo, ni hacer un máster, ni mucho menos un doctorado (¿eso qué es lo qué es?), con un par de tutoriales de Youtube , un par de posts leídos en algún blog, seguir algún “ninja digital”, se bastan y se sobran. Esto ocurre en el sector educativo, en el de la alimentación, la hostelería y hasta en el de la astrofísica. No se salva ni uno, y conozco colegas en casi todos.

Pues no, señores y señoras, la comunicación es algo muy serio y requiere de formación, experiencia y un alto grado de especialización. Es algo que se aprende en las facultades de comunicación o periodismo, que implica muchas horas de lectura, trabajo a pie de obra, y estar siempre ojo avizor. La Comunicación conlleva grandes dosis de curiosidad, de estudio y reciclaje continúo. Nuestra profesión está desprestigiada, al igual que el mundo del marketing o la carrera comercial, y así nos va en España. Luego nos quejamos de que los italianos o los norteamericanos sepan vender mejor sus productos, o lo que es más sangrante, que nos lo compren a nosotros y los vendan ellos mucho más caros. El desprecio endémico en el ámbito empresarial, político y educativo hacia la comunicación es responsable de nuestro atraso en muchas cosas. Esto no siempre es así y es la gran baza de muchas empresas e instituciones educativas que haciendo lo mismo o menos que sus competidores saben que comunicar bien es ganar la partida a sus competidores y que no ponen en manos de cualquiera sus labores de marketing y comunicación. Las ponen en manos de profesionales de la comunicación. Así a secas y sin aditivos.

Habría que preguntar a muchos de lumbreras que ponen en manos de cualquiera la comunicación de sus empresas, si pondrían en manos de aficionados al derecho sus asuntos legales, a ñapas la construcción de sus casas, o a curanderos su salud,