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De los sms de Rajoy a la espantada final

Lanzó ataques al PP y se burló de Rivera pero se fue cuando se habló del dinero del chavismo

El portavoz del PP en el Congreso, Rafael Hernando
El portavoz del PP en el Congreso, Rafael Hernandolarazon

Lanzó ataques al PP y se burló de Rivera pero se fue cuando se habló del dinero del chavismo

Lecturas políticas aparte, lo que quedó claro ayer en el Congreso es el duelo dialéctico tradicional entre el candidato a la presidencia y su principal antagonista fue protagonizado por Rajoy e Iglesias. Sin embargo, y con agresividad apenas contenida, el líder de la izquierda populista repartió «lindezas» retóricas a diestra y siniestra, literalmente. Tras la primera réplica a Rajoy, que supo moverse con confianza en la fina línea que separa la ironía del sarcasmo, Iglesias sacó la artillaría y abandonó el tono relativamente mesurado que había utilizado en su primera intervención. Sus primeras palabras fueron para recordarle que quizá en Twitter no se manejara con soltura pero «desde luego con los sms se maneja usted muy bien», en referencia a los mensajes atribuidos al presidente en funciones y aparecidos en relación con el «caso Bárcenas».

Pero sin duda el momento más tenso del debate de la investidura se produjo durante el turno de Rafael Hernando, portavoz del Grupo Parlamentario del PP y fue provocado por una alusión de éste a la relación de Podemos con Venezuela y el chavismo. Esto último no lo pudo tolerar Iglesias, aunque él mismo había lanzado durísimos ataques a los populares. «Usted ha utilizado el nombre de España para ponerse al servicio de dictadores», dijo Hernando. Iglesias pidió turno de réplica y después de que Ana Pastor le pidiera que repitiera la alusión, la presidente preguntó a Hernando si quería retirarla. El portavoz popular contestó con un lacónico: «Cuatro millones de dólares», lo que provocó aplausos desde su bancada y una indignada protesta desde el sector que Podemos ocupa en el Congreso. Finalmente, Pastor no dio la palabra a Iglesias para que replicara y, ante la algarabía que se produjo, se vio obligada a recordar que «el criterio de interpretación del reglamento corresponde a la presidencia, señor Iglesias». Fue necesario llamar al orden hasta tres veces al secretario general de Podemos hasta que, al final, tras una breve conversación con Alberto Garzón y como si de una asamblea universitaria se tratara, los diputados de Unidos Podemos abandonaron el Hemiciclo. La espantada de los de Iglesias duró apenas unos minutos ya que debieron volver casi inmediatamente para votar.

Sus ataques fueron especialmente virulentos contra el Partido Socialista, al que dedicó más tiempo que al PP en su primera intervención, detalle éste que fue resaltado por el líder de Ciudadanos cuando le tocó el turno en la tribuna de oradores. Iglesias acusó a Hernando de proyectar sus miedos desde la tribuna cuando hablaba del «abrazo del oso» o del «somos diferentes». En este sentido volvió a afear a los socialistas que pretendan asumir tareas de oposición después de facilitar que Rajoy repita en La Moncloa.

Tampoco faltaron alusiones despectivas a Albert Rivera: después de afirmar que tras las crisis las dos únicas instituciones que habían salido reforzadas eran el PNV y la Monarquía, unidas por la cruz de Borgoña, invitó al líder de Ciudadanos a que mirara en Google el significado de esta alusión al símbolo (y arrancando de Albert Rivera un «¡vaya gilipollas!» que fue captado por las cámaras.)

Sobre el papel político de Ciudadanos, Iglesias dijo que ya había «agotado su función histórica» al votar afirmativamente a la investidura de Rajoy y se unía así a las «fuerzas políticas del pasado» mientras que Podemos se quedaba con los dos pies en «el futuro». En lo que ya se está convirtiendo en una tradición, Iglesias también tuvo una mención a los medios de comunicación que le son adversos. El líder de Podemos los describió como los «papagayos» de las élites y «la Brunete mediática».