Ciencia y Tecnología

¿Tendremos «iCar» en breve?

Apple da pistas de su interés por entrar en el mercado de los vehículos autónomos tras contactar por carta con la Administración de Seguridad en Carreteras americana

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Apple da pistas de su interés por entrar en el mercado de los vehículos autónomos tras contactar por carta con la Administración de Seguridad en Carreteras americana

Los rumores de un coche autónomo diseñado por Apple se han disparado desde que se hizo pública una carta que la empresa dirigió a la Administración Nacional de Seguridad en Carreteras. Desde hace al menos un año las filtraciones son constantes. Llevamos al menos 12 meses durante los que periodistas, diseñadores y público en general buscan información, hacen bocetos y especulan respecto a ello.

Hasta ahora este gigante de la informática ha logrado eludir con cierta elegancia cualquier interrogatorio y ha ignorado toda puya tanto del público como de la Prensa especializada. Pero ahora se ha abierto la veda y el dique de información ha comenzado a fluir. En una carta fechada el 22 de noviembre de este año y dada a conocer recientemente, Apple da atisbos de su interés por entrar en el mercado de los vehículos autónomos. La misiva fue dirigida a la National Highway Traffic Safety Administration (NHTSA), una agencia que forma parte del Departamento de Transporte de Estados Unidos y cuya misión es «salvar vidas, prevenir heridas y reducir los accidentes de vehículos». El escrito es una respuesta a un requerimiento de la NHTSA acerca del documento sobre vehículos autónomos que dicha agencia ha denominado «un punto de partida imprescindible como guía para la industria, el gobierno y los consumidores». Básicamente la NHTSA quería saber la opinión de los fabricantes y demás implicados en todos los sistemas vinculados a los «smart-cars». Respecto al contenido de la carta de cinco páginas, Apple ha comentado únicamente que están «invirtiendo decididamente en el estudio del aprendizaje de máquinas y automatización y que están entusiasmados acerca del potencial de los sistemas autónomos en diferentes áreas, incluyendo el transporte. Por ello, queremos trabajar con la NHTSA para definir las prácticas de la industria». Para intentar leer entre líneas, lo más aconsejable entonces es ir directo a la fuente y leer la carta.

En uno de los párrafos, firmados por el director de Integridad de Producto de Apple, Steve Kenner, se puede leer: «Controlados correctamente bajo la guía de la NHTSA, los vehículos automatizados tienen el potencial de mejorar en gran medida la experiencia humana y prevenir millones de accidentes automovilísticos y miles de muertes cada año y dar movilidad a los que no la tienen». Si bien de esto no puede deducirse que Apple pretenda fabricar un vehículo, sí quiere ser uno de los implicados en la industria y por ello se apresura a responder al requerimiento del Departamento de Transporte.

Pero luego sí que queda bastante más claro lo que pretende la firma de Cupertino. «Para maximizar los beneficios de seguridad de los vehículos automatizados, fomentar la innovación y promover una competencia leal, los fabricantes establecidos y los nuevos participantes deben recibir el mismo trato. En lugar de solicitar exenciones, todas las empresas deben tener la oportunidad de implementar procesos internos de seguridad. Esta es la manera más eficaz y efectiva de asegurar que los vehículos estén diseñados y se conduzcan con un alto nivel de seguridad».

Vamos por turnos, Apple sería un recién llegado a un mercado en el que Google, Tesla, Uber, Microsoft, Toyota o Volvo, por nombrar algunas, ya llevan trabajando desde hace años. Y quiere recibir un trato de igual a igual, que le otorguen el mismo peso en las decisiones que a otras empresas. También quiere tener cierta independencia en lo que a investigación se refiere y si las tecnologías que desarrollan no siguen las directivas de la NHTSA, pero son igual o más seguras y fiables, pretenden que se admitan. Y, por si queda alguna duda, en otro párrafo sostiene que «es de vital importancia que el desarrollo y el despliegue de vehículos automatizados sigan rigurosos principios de seguridad en el diseño y la producción. Sin embargo, estos principios no deben impedir que las empresas hagan progresos consecuentes. No hay necesidad de comprometer la seguridad o la innovación». Es decir: «Déjennos actuar, que nosotros sabemos lo que hacemos». Un golpe como éste no se da si una empresa no está segura de que le interesa un mercado tanto como para enfrentarse directamente a la competencia y a las agencias gubernamentales. Por si fuera poco, Apple también sugiere de un modo diplomático, ciertos cambios en las directrices de la agencia: «Creemos que la NHTSA puede alcanzar sus objetivos más eficazmente haciendo revisiones menores a las disposiciones de la Política de Seguridad. Tal como está escrita, podría ser interpretada como si fuera necesaria la aprobación previa de la NHTSA antes de cualquier prueba. Si la NHTSA no pretende que dicha instancia sea tratada como una preaprobación, Apple sugiere que se aclare esta disposición». Lo dicho, Apple apuesta fuerte. Pero... ¿lo hace por un vehículo o por los sistemas inteligentes detrás de él?

En 2014 se creó el Proyecto Titán, con la idea de que Apple creara el iPhone de los coches. La dificultad para obtener piezas y recambios, la complejidad de comenzar en una industria completamente nueva y la lentitud a la que ha avanzado el sector se convirtieron en importantes obstáculos que llevaron a Apple a modificar su idea original. La llegada de Bob Mansfield, un veterano de la compañía (supervisó el desarrollo del Apple watch, el iMac y el MacBook, entre otros) al área de futuras tecnologías es lo que daría la pista final: Apple no fabricará los vehículos, sino el sistema inteligente detrás o mejor dicho dentro, de ellos. Es aquí donde tiene experiencia, pero necesita libertad para hacerlo a su modo. Y también que lo traten como un igual, porque sabe que los otros gigantes, comenzando por Google o Microsoft, no estarán muy felices.