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Aguirre: La eterna lideresa dimite «engañada y traicionada»

La ex presidenta madrileña abandona su cargo de concejal y portavoz del PP en la capital por no haber vigilado a Ignacio González: «Tengo como norma de conducta no eludir nunca mis responsabilidades».

Esperanza Aguirre durante su comparecencia
Esperanza Aguirre durante su comparecencialarazon

La ex presidenta madrileña abandona su cargo de concejal y portavoz del PP en la capital por no haber vigilado a Ignacio González: «Tengo como norma de conducta no eludir nunca mis responsabilidades».

Tras varios días de rumores e informaciones contradictorias, Esperanza Aguirre desveló ayer que deja la política al dimitir del único cargo público que conservaba, el de portavoz del grupo municipal del PP en el Ayuntamiento de la capital. Ella misma confirmó que entrega el acta de concejala que logró en las elecciones municipales de 2015 tras encabezar la lista más votada. Informó en la tarde de ayer de su renuncia en una declaración exprés –de dos minutos y 57 segundos– y en la que no hubo opción para que los medios de comunicación realizasen preguntas. Minutos antes, había comunicado esta decisión a Rajoy.

La dimisión llegó tres días después del auto de prisión de Ignacio González, un «varapalo muy lamentable» para ella, tal y como avanzó la semana pasada. Dimite porque, según su explicación, no vigiló al que fue su vicepresidente en el Gobierno regional: «Ahora me siento engañada y traicionada. No vigilé más. Este auto y esta prisión no son una prueba definitiva contra él. Pero sí demuestran que yo no vigilé todo lo que debí. Por eso dimito del cargo político que ostento como concejal del Ayuntamiento de Madrid y portavoz del grupo municipal popular, un cargo en el que me colocaron los ciudadanos de Madrid con sus votos».

Aguirre compareció visiblemente emocionada, aunque sólo se le quebró la voz en una ocasión, al insistir en las razones de su adiós: «Mi manera de concebir la política como servicio a España y a mis conciudadanos me lleva asumir la responsabilidad que me corresponde por no haber vigilado a Ignacio González, por no haber descubierto antes lo que ahora, después de años de investigación, han descubierto la Guardia Civil y el juez». Según su relato, sí solicitó a su número dos explicaciones cuando «algunos medios le señalaron como inmerso en asuntos que podrían ser calificados de incorrectos». González, aseguró Aguirre, le dio esas explicaciones «en privado de manera exhaustiva». El estallido de la «operación Lezo» ha demostrado que esas explicaciones fueron insuficientes y de ahí que la ex presidenta madrileña se sienta «traicionada». No en vano, comenzó su declaración de ayer subrayando que «Ignacio González ha sido una persona de mi máxima confianza», antes de recordar el primer gran encargo que le encomendó: «Le nombré subsecretario en el Ministerio de Educación y Cultura cuando fui ministra. Después, ya no conmigo, fue secretario de Estado de Administraciones Públicas y de Inmigración. Cuando fui presidenta de la Comunidad, hasta septiembre de 2012, le nombre vicepresidente».

Sí insistió en cómo «la corrupción se ha convertido en un problema central de la política española» y en que para luchar contra ella, además del papel de la Justicia, es necesario que los políticos asuman todas sus responsabilidad: «Tengo como norma de conducta no eludir nunca mis responsabilidades y por eso presento mi dimisión».

Al margen de la entrada en prisión de González, otros dos factores ayudan a explicar por qué Aguirre dimitió ayer: la ya ex portavoz popular en la capital pasó junto a su familia un fin de semana de reflexión, tal y como reconoce su entorno. Además, hoy arranca en el Palacio de Cibeles –sede del Ayuntamiento– el pleno ordinario del mes de abril, para el que Ahora Madrid y el PSOE habían registrado una moción de urgencia para pedir la dimisión de Aguirre como edil. El probable voto a favor de Ciudadanos a la iniciativa del partido de Carmena y del PSOE hubiera añadido más presión en torno a Aguirre y a su grupo, que ahora presidirá Íñigo Henríquez de Luna.

Tres minutos después de comenzar a hablar, Aguirre abandonó la sala de Prensa de uno de los edificios del Ayuntamiento de Madrid, la administración donde conoció –lo recordó ayer– a González en los años ochenta cuando éste era funcionario y a la que ahora dice adiós por «dignidad».