Israel

Sangrienta «jornada de la ira»

Tres ciudadanos israelíes muertos y más de 20 heridos en cuatro ataques en cadena elevan la tensión en Israel. Netanyahu anuncia controles a la salida de los barrios árabes y el envío de soldados a patrullar las ciudades. Hamas felicita a los autores de los asaltos contra los civiles y llama a «continuar la intifada popular»

Odel Bennett, hospitalizada junto a su hijo de 2 años de edad, tras ser apuñalados por un palestino
Odel Bennett, hospitalizada junto a su hijo de 2 años de edad, tras ser apuñalados por un palestinolarazon

Tres ciudadanos israelíes muertos y más de 20 heridos en cuatro ataques en cadena elevan la tensión en Israel. Hamas felicita a los autores de los asaltos contra los civiles y llama a «continuar la intifada popular»

Tras una sesión de emergencia del gabinete de seguridad israelí, encabezado por el primer ministro, Benjamin Netanyahu, el Gobierno anunció anoche una serie de medidas destinadas a frenar la grave ola de violencia que azota el país. Un anuncio realizado al finalizar una jornada en la que cuatro atentados cometidos por cinco palestinos dejaron el cruento saldo de tres civiles israelíes muertos y más de 20 heridos, varios de ellos de gravedad. En lo que presentó como una nueva etapa en la lucha contra la proliferación de los ataques, Netanyahu anunció que se colocarán obstáculos que impidan la salida de barrios árabes de Jerusalén sin pasar por un control de seguridad, a fin de complicar el desplazamiento de potenciales atacantes sin registrar hacia los barrios judíos. Además, efectivos del Ejército serán enviados a las ciudades para que realicen labores de vigilancia junto con la Policía. Asimismo, se informó de que se destruirán las casas de responsables de los atentados no más de 72 horas después de que se cometan. Igualmente, se quitará el permiso de residencia a sus familias.

Los debates acerca de cómo lidiar con la grave escalada que se está viviendo desde hace un mes y que se agudizó más aún en las últimas dos semanas no comenzaron ayer, pero lo vivido el martes en el país agudizó la sensación de las autoridades israelíes de que es imperioso buscar nuevas respuestas a la situación: cuatro atentados en el espacio de dos horas, dos de ellos en Jerusalén y dos en la ciudad de Raanana.

A las nueve de la mañana, se perpetrado el pri mer atentado cuando un árabe que bajó de un autobús en la ciudad de Raanana, atacó a un joven en la parada y lo hirió con un cuchillo. Una hora más tarde, Jerusalén volvió a ser escenario de un drama, esta vez en el barrio Armon Hanatziv, cuando dos terroristas subieron a un autobús, uno de ellos comenzó a abrir fuego y el segundo, a apuñalar a los pasajeros. Dos civiles murieron y unos 16 resultaron heridos. El conductor consiguió escapar y alertar a las Fuerzas de Seguridad, que llegaron al lugar pocos minutos después y abatieron a los atacantes.

Tan sólo unos minutos más tarde, a unos pocos kilómetros de allí, otro barrio de la ciudad se convertía en testigo de un atentado: Ata Abu Jamal, un árabe de Yabel Mukaber, en Jerusalén oriental, embistió con su automóvil una parada de autobús en la calle Malkei Israel. De inmediato, salió del coche y comenzó a acuchillar a los civiles que había atropellado, matando a un rabino y dejando a varias personas heridas, antes de ser neutralizado por varios civiles y disparado por el guardia de seguridad de un negocio cercano. Más tarde, nuevamente en Raanana, hubo un acuchillamiento obra de un árabe de Jerusalén oriental que trabajaba para la municipalidad local. En este caso hubo varios heridos, uno de ellos de gravedad.

Después, a primera hora de la tarde, tuvo lugar un nuevo acuchillamiento, esta vez en la localidad de Kiryat Ata, en el norte de Israel. Tanto el agresor como su víctima eran judíos israelíes. La Policía estima que el atacante quería vengarse de un árabe y, por error, apuñaló a un judío. Hamas felicitó a los perpetradores de todos los ataques, asegurando que «son un mensaje para todo aquel que profana nuestros lugares sagrados». En sus comunicados oficiales llamó a «continuar la Intifada». Uno de sus portavoces, representante de la organización en Líbano, dijo que debe continuar «esta intifada popular», pero que «esto no significa que no haya también acciones cualitativas», término con el que se suele hacer referencia a ataques espectaculares, entre ellos explosiones suicidas.

Uno de los fenómenos más singulares de estos días son las versiones totalmente opuestas de Israel y de los palestinos sobre los hechos en el terreno. Ya no se trata de la muy conocida discusión sobre las narrativas de cada parte acerca de la historia y origen del conflicto, sino de lo puntual en los últimos incidentes violentos.

Las redes sociales, pero también los medios de comunicación palestinos, incluidos los oficiales, están repletos de informes sobre los «asesinatos a sangre fría» que los palestinos alegan que Israel comete de sus menores de edad, acusándolos «sin razón» de haber atacado a ciudadanos israelíes. La familia de los Manasra, y entre ellos Ahmed, de 15 años, muerto a balazos después de acuchillar a varios civiles en Pisgat Zeev el lunes, afirma que todo es invento de Israel. El propio portavoz del presidente Abas, Nabil Abu Rudeina, se refirió al menor de los primos Manasra, que el lunes también acuchilló e hirió gravemente en Jerusalén a un judío de su misma edad (13 años) antes de ser tiroteado. Lo llamó «el nuevo Muhammad al-Durra», aquel niño fallecido en un tiroteo entre soldados israelíes y policías palestinos al comienzo de la segunda intifada y que se convirtió en su símbolo.

Lo que ocultan los medios palestinos es que hay heridos israelíes acuchillados por esos menores, y que el joven Manasra, de 13 años, no está muerto sino herido y es atendido en un hospital de Jerusalén. Netanyahu exhortó ayer al presidente palestino a «actuar con responsabilidad» y a garantizar que «cesen la incitación y la mentira en su entorno». «No convierta a asesinos en héroes», recalcó. Pero los palestinos insisten en su versión y sostienen que demandarán a Israel ante La Haya.

El símbolo de Al Aqsa

Origen de la tensión

- La histórica mezquita de Al Aqsa, ubicada en la Ciudad Vieja de Jerusalén, constituye el tercer lugar más importante para el Islam, tras La Meca y Medina.

- Desde la guerra de 1967, el rezo dentro de la mezquita está limitado a los musulmanes. Los rumores sobre el cambio del «statu quo» derivó en protestas.

Última Intifada

- La Segunda Intifada (2000-2005) surgió tras el rechazo de la comunidad musulmana a la visita al recinto del entonces jefe de la oposición israelí, Ariel Sharon.

- La minoría árabe en Israel, un 20% del país, rechaza que los judíos puedan visitar el templo. Netanyahu prohibió a los políticos ir a Al Aqsa para rebajar la tensión.