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Austria frena el populismo

El ecologista Alexander van der Bellen derrota al ultra Norbert Hofer con mayor holgura de la prevista. El presidente electo promete unir al país tras una polarizada campaña

Alivio en Bruselas. Alexander van der Bellen celebra su victoria junto a sus simpatizantes, anoche en Viena
Alivio en Bruselas. Alexander van der Bellen celebra su victoria junto a sus simpatizantes, anoche en Vienalarazon

El ecologista Alexander van der Bellen derrota al ultra Norbert Hofer con mayor holgura de la prevista. El presidente electo promete unir al país tras una polarizada campaña

Austria hace historia y Europa respira. El ex líder ecologista y candidato independiente Alexander van der Bellen, de 72 años, se impuso al ultraderechista Norbert Hofer, de 45 años, en las segundas elecciones presidenciales celebradas en un año. Escrutado el 96% de los votos, Van der Bellen sumó el 51,7% de apoyos, frente al 48,3% de Hofer. El aspirante ecologista, que ha aglutinado a todos los votantes que querían impedir la llegada de un ultra a la presidencia del país, ha ganado con más holgura de lo que preveían los sondeos, que temían que hubiera que volver a esperar a que hoy se contabilizara el voto por correo para conocer el ganador. De hecho, Van der Bellen ha mejorado en todas las regiones sus resultados obtenidos en las presidenciales del 22 de mayo, que fueron anuladas por el Constitucional por errores formales.

Sin esperar a los resultados oficiales, el candidato del Partido Liberal (FPÖ) reconoció a través de su cuenta de Facebook «sentirse extremadamente triste» por su derrota y dio la enhorabuena a su rival. «Felicito a Alexander van der Bellen por su éxito y pido a todos los austríacos que sigan unidos y trabajen juntos. Todos somos austríacos, no importa cómo hayamos decidido en las urnas», aseguró. Tras una dura camapaña que ha polarizado el país alpino entre dos visiones políticas antagónicas, Hofer agradeció el apoyo a sus seguidores: «Queridos amigos. Os doy las gracias, me habéis apoyado de forma maravillosa y estoy infinitamente triste de que no haya funcionado esta vez. Me hubiese encantado cuidar de nuestra Austria», agregó.

Por su parte, el líder del FPÖ, Heinz Christian Strache, también felicitó al candidato verde en una emisión en directo en la televisión pública ORF en la que, sin embargo, destacó que su partido ha llegado «muy lejos». Y es que, pese a la derrota de ayer en las urnas, la derecha populista austriaca nunca había estado tan cerca del poder. Al fin y al cabo, estas presidenciales eran un mero trampolín para las federales de 2018.

En medio de los vítores de sus seguidores que se agolpaban en su cuartel electoral de Viena, Van der Bellen se vistió ya el traje presidencial y prometió que será el presidente de todos los austriacos. «Quiero acercarme de forma activa a los electores del FPÖ, que tienen miedos genuinos, que deben ser tomados en serio», afirmó en sus primeras declaraciones. «Mi deseo es que la gente que me encuentre en las calles diga que diga ‘‘nuestro presidente’’ y no ‘‘el presidente’’», añadió.

El alicaído proyecto europeo recibió ayer, por fin, una buena noticia en las urnas tras un «annus horribilis» marcado por el triunfo del Brexit en junio y la victoria de Donald Trump. De hecho, los partidos populistas europeos pregonaban que la cita electoral en Austria sería su próxima victoria contra el «establishment». Dicho fracaso dio pie al europeísta presidente electo para proclamar que «se pueden ganar unas elecciones con un mensaje proeuropeo». «Los resultados de estas elecciones son una señal de que mis posiciones proeuropeas son compartidas por la mayoría de los votantes», manifestó Van der Bellen. «Es del mayor interés para Austria, para los trabajadores y el empleo, ser un miembro de la Unión Europea. Un miembro importante y que coopera de forma positiva», indicó el político progresista.

En la misma línea, el presidente francés, François Hollande, celebró que los «austriacos se han decantado por Europa y la apertura». En cambio, la líderl del FN, Marine Le Pen, destacó «la valentía» de Hofer. «Doy la enhorabuena al FPÖ, que ha luchado con coraje. Las próximas legislativas serán las de su victoria», dijo.

Quien ayer también respiraba con alivio era el canciller federal, el socialdemócrata Christian Kern, que sustituyó en abril a Werner Faymann tras la debacle del partido en la primera vuelta. Kern se mostró convencido de que «con Van der Bellen vamos a tener un presidente que representará a Austria de forma extraordinaria en el interior y el exterior del país», agregó Kern. «[Estoy] contento y lo reconozco», aseguró canciller ante el balón de oxígeno que el reultado otorga a la impopular Gran Coalición.

Lo cierto es que estas presidenciales no sólo pasarán a la historia por ser las más reñidas y crispadas de la historia de Austria, sino que han supuesto una bofetada al sistema político tradicional. Por primera vez, ni un socialista ni un conservador vivirán en el Palacio imperial de Hofburg (residencia oficial del jefe de Estado). Sus candidatos fueron barridos en la primera vuelta del 22 de abril. De ahí que Eva Glawisching, líder de Los Verdes (que dirigió entre 1997 y 2008 Van der Bellen) hablara de «un día histórico» para el país.