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El Papa pide ante los líderes musulmanes un «no» a la violencia en nombre de Dios

Francisco viaja a Egipto para defender la reconciliación entre religiones

El Papa, con el jeque Al Azhar
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El Papa Francisco ha llegado hoy a Egipto para una visita de dos días en la que participará en una conferencia internacional para la paz con líderes musulmanes con el fin de enviar un mensaje de reconciliación entre las religiones.

Eal Papa Francisco inició ayer uno de los viajes más simbólicos de su pontificado. Alrededor de las dos de la tarde aterrizó en el Cairo, donde fue recibido por un ministro del presidente de la República, por el Patriarca de Alejandría de los Coptos Católicos y otras autoridades. Tras la bienvenida, Francisco se reunió en el Palacio Presidencial en Heliópolis con el presidente de Egipto Abdel-Fattah Al-Sìsi.

Pero sin duda la expectación estaba puesta en la Universidad de Al Azhar. Con un prolongado y sentido abrazo, el papa Francisco y el gran imán de Al Azhar exhibieron la solidez del reciente acercamiento entre el Vaticano y la institución más prestigiosa del Islam suní. El simbólico gesto precedió al primer discurso ofrecido por el pontífice en su visita a Egipto. Ante los asistentes a la conferencia de paz organizada en la sede de Al Azhar en El Cairo, Francisco reiteró que la educación es la clave para erradicar la semilla del extremismo: «la única alternativa a la barbarie del conflicto es la cultura del encuentro. Y con el fin de contrarrestar realmente la barbarie de quien instiga al odio e incita a la violencia, es necesario acompañar y ayudar a madurar a las nuevas generaciones para que, ante la lógica incendiaria del mal, respondan con el paciente crecimiento del bien» aseveró. El Pontífice se refirió a Egipto como una tierra «iluminada por la luz multicolor de las religiones», recordando que en el pasado las diferencias de credo han constituido una forma de enriquecimiento y haciendo hincapié en la necesidad de sacar a la luz cualquier intento de instrumentalizar la fe para fomentar el odio .«Sólo la paz es santa y ninguna violencia puede ser perpetrada en nombre de Dios» , declaró, enalteciendo los trabajos de cooperación desarrollados en los últimos meses entre el Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso y el Comité de Al Azhar para el Diálogo.

Su Santidad apeló al poder del conocimiento frente a quienes responden sistemáticamente a la violencia con más violencia, afirmando que «no sirve de mucho levantar la voz y correr a rearmarse para protegerse: hoy se necesitan constructores de paz, no provocadores de conflictos; bomberos y no incendiarios; predicadores de reconciliación y no vendedores de destrucción». Asimismo, puntualizó que los gobiernos deben unir esfuerzos para acabar con la pobreza y la explotación que son caldo de cultivo para el radicalismo, añadiendo que es imprescindible evitar que los violentos se pertrechen de armas y recursos económicos.

Las palabras del Papa Francisco estuvieron precedidas por el discurso del gran imán de Al Azhar, quien declaró que «el Islam no es una religión de terrorismo porque una minoría que ha interpretado de forma incorrecta algunas aleyas hayan empezado a matar a la gente y a aterrorizar a los inocentes». Tras acusar de forma imprecisa a quienes financian a esas agrupaciones, el líder religioso continuó su disertación alegando que tampoco se puede vincular al cristianismo con las prácticas terroristas «porque una facción de sus fieles portaron la cruz y acabaron con las vidas de personas. El judaísmo tampoco debe considerarse contrario a la paz, agregó, pese a que algunos hayan «utilizado las enseñanzas de Moisés para ocupar territorios, lo que ha causado la pérdida de vidas de millones palestinos».

Unidos por el martirio

El martirio y la persecución que sufren los cristianos en el mundo fue también el tema al que recurrió el Papa Francisco en su discurso ante su homólogo copto, Tawadros II, a quien dio un abrazo en señal de profunda amistad y cercanía tras los ataques terroristas que mataron a decenas de cristianos hace unos días. Fue el último evento en el que participó en su primer día de visita a Egipto. «Nuestro camino ecuménico crece de manera misteriosa y sin duda actual, gracias a un verdadero y propio ecumenismo de la sangre», afirmó el Papa, quién abogó de nuevo por la unidad de los cristianos. «Coptos ortodoxos y católicos podemos hablar cada vez más esta lengua común de la caridad». En su opinión, si ambas confesiones edifican «la comunión con el testimonio vivido en lo concreto de la vida cotidiana, el Espíritu no dejará de abrir caminos providenciales de unidad».

Francisco, consciente de la persecución que sufren los coptos por el ISIS, se refirió a Egipto como «tierra de mártires» y destacó su aportación a la cristiandad. Después del discurso, ambos firmaron una declaración en la que se comprometieron a seguir por el camino de la unidad y a defender la paz.