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La familia Pujol multiplicó por diez su fortuna oculta con inversiones opacas

El primogénito de Jordi Pujol, Jordi Pujol Ferrusola, abandona la sede de la Ciudad de la Justicia asediado por los medios de comunicación
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La famosa herencia de 140 millones de pesetas (0,8 millones de euros) que Florenci Pujol, el padre de Jordi Pujol, dejó a su hijo en 1980 se convirtió en el año 2000 en 8 millones de euros después de 20 años de inversiones en productos opacos. Jordi Pujol Ferrusola –el hijo mayor del ex presidente de la Generalitat–, concretó ayer ante el juzgado de instrucción número 31 de Barcelona el formidable rendimiento de sus inversiones en «láminas de titularidad opaca», unos bonos al portador sin identidad acreditada que prosperaron en Estados Unidos, Finlandia, Alemania, Austria y España.

Jordi Pujol Ferrusola se había negado hasta ayer a dar detalles de la gestión que había hecho de este legado. Durante su comparecencia en la comisión parlamentaria que investiga el caso Pujol, rechazó dar explicaciones y lo mismo hizo el resto del clan familiar. Únicamente concedió que él fue administrador de este legado entre los años 1990 y 1992, año en que los fondos ya habían alcanzado el valor de 3 millones.

Según Pujol Ferrusola, conforme fueron venciendo estos fondos (desde los primeros en 1992 hasta los últimos en el año 2000) fue procediendo a repartir a partes iguales las cantidades entre los siete hermanos (él inclusive) y la madre, cumpliendo así la voluntad del abuelo Florenci. De esta manera, cada una de las partes recibió aproximadamente 62 millones de las antiguas pesetas. Al preguntársele si tiene documentación que acredite estos pagos, respondió que no puede proporcionarla y que sólo los apuntaba en un papel que guardaba en un armario del mismo banco.

A partir de ahí, cada uno tomó sus decisiones, algunos con mayor acierto y otros con menos. Pero el resultado fue que en el año 2000 el patrimonio de los Pujol se había elevado hasta los 8 millones de euros.

Persisten varias dudas sobre lo que ocurrió tras el reparto, puesto que Oriol Pujol –el único hermano que se dedicó a la política– se desmarcó en su declaración en el Parlament de todo tipo de maniobra vinculada al fraude fiscal. «No tengo dinero en el extranjero y no he regularizado nada porque no hay nada que regularizar», afirmó Oriol.

Sin respuestas

La enigmática frase del ex dirigente de CDC no aclara qué hizo con su parte del patrimonio, pero su hermano mayor tampoco dio ninguna pista sobre las decisiones financieras tomadas por sus hermanos. Simplemente se desentendió de sus iniciativas sin aclarar por qué una parte de ellos regularon estos fondos mediante declaraciones complementarias ante Hacienda y otros no lo hicieron.

A lo largo de su declaración ante la jueza, el hijo mayor del ex presidente de la Generalitat trató de no perjudicar en ningún momento la imagen de su padre al asegurar que siempre permaneció al margen de la fortuna depositada en el extranjero y remarcó que cuando asumió la «representación» de su familia respecto a la fortuna fue el propio banco el que le llamó para informarle de la existencia de esas láminas, sin que recibiera ninguna instrucción de Joaquim Pujol i Figa, el primo del ex president que había gestionado el legado antes que él. Los bancos en los que estaban estos fondos eran Banca Reig y Banc Agrícol, que luego se fusionaron y se convirtieron en AndBank.

El hijo mayor del ex presidente de la Generalitat afirmó que ignorar los motivos por los que, a partir del año 2000, los fondos dejaron de crecer como lo habían hecho hasta entonces e insistió en que no sabe cómo cada uno de sus hermanos y su madre administraron después su fortuna –alguno llegó a una parte en yenes.

Sin pruebas

Respecto a las cartas manuscritas que mencionó ante la jueza Jordi Pujol, y que según la versión del ex presidente catalán demostrarían que la fortuna oculta procede de un legado de su padre, el primogénito reconoció que nunca las ha visto, pese a que hizo referencia a las mismas en su comparecencia en la comisión de investigación del Parlament.

Durante el interrogatoriode unas dos horas, Pujol Ferrusola se negó a hablar de sus cuentas, saldos y cuestiones tributarias y fiscales relacionadas con su actividad económica. Respondió a la jueza y al fiscal, pero no a la acusación popular ejercida por Manos Limpias.