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Guía de abusos en bares y restaurantes que el cliente no está obligado a pagar

La Razón
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¿Hay que pagar por el agua del grifo?, ¿pueden cobrar un aperitivo que no se ha pedido? ¿Y el pan? ¿y por el cubierto? A estas y a otras preguntas responde Facua en una guía de #BaresParaNoVolver.

¿Cobran por los cubiertos? No pagues ni aunque te los dejen llevar a casa. #BaresParaNoVolver http://t.co/PlzhA5Mpc2 pic.twitter.com/snoilt4rEm

La publicación de un "tuit"de un turista con la factura de un restaurante de Formentera se viralizó en las redes sociales por lo excesivo del precio: 337,35 € por una botella de vino, dos raciones de pescado al horno, una ensalada, dos cafés y tres refrescos. A partir de ese momento Facua comenzó a trabajar en una guía sobre precios abusivos que algunos restaurantes cargan a sus clientes y que en la mayoría de las ocasiones no están obligagos a abonar. La asociación de consumidores ha publicado esta guía de abusos con el hashtag #BaresParaNoVolver.

1.Los precios son libres. Cobran la tapa de ensaladilla como si estuviera hecha con caviar de esturión beluga y la cerveza parece tener cebada cultivada en los jardines del Palacio de Versalles. Los precios son libres. Y el cliente también lo es para no volver y compartir su experiencia con amigos y en las redes sociales. Eso sí, en caso de que quieran cobrar a precio de oro un producto del que habían ocultado el precio, puede negarse. En cualquier caso, es necesario que la legislación del sector mejore para obligar a que el menú que se entrega en la mesa o la barra incluya los precios de todos los productos que sirven en el establecimiento. Con la normativa vigente en la actualidad, pueden omitir algunos si exhiben en un lugar visible una lista de precios completa. Si tampoco lo hacen, el incumplimiento de la ley es indiscutible.

2. No aparecen las bebidas en la carta. Y no se trata de que tengan una de vinos aparte. Hay locales donde informan de los precios de lo que se come pero no de lo que se bebe. A veces, es una trampa para cobrar un disparate por una caña de cerveza o un refresco.

3. Cobrar por el pan. Pueden hacerlo, pero sólo si está en la lista de precios. Suelen incluir en la cuenta una cantidad por cada persona que se sienta a la mesa, salvo que se indique que no lo quiere. Por cierto, si especifican que cobran por cada pieza, no descarte que el precio aumente si se acaba y se pide más.

4. El aperitivo a precio de manjar. Si lo sirven aunque no se haya solicitado pueden hacerlo. Salvo que se indique que no se quiere, es perfectamente legal, siempre que aparezca en la lista de precios. Eso sí, mientras hay establecimientos donde puedes abrir boca con una riquísima y económica degustación de alguno de los platos que aparecen en la carta, en otros cobran 3 euros por un puñado de patatas fritas de bolsa.

5. Cartas sin IVA. Los precios que aparecen en la cuenta son un 10% más caros que los de la carta porque había que añadirles el IVA. Está absolutamente prohibido. Y no se pueden escudar en que incluya una frase con la advertencia de "IVA no incluído"para que se lo sumen los comensales a cada plato porque "han ido a comer, no a hacer sudokus, que con un 10% es fácil, pero como vuelvan a subir el IVA... La ley establece que siempre hay que indicar el precio final completo, por lo que puedes plantear que no pagarás más del importe que habías leído junto a cada plato".

6. En mesa, los precios son más caros que en la barra. Pueden hacerlo, pero únicamente si en la carta desglosan todos los precios. Al igual que con el IVA, no es admisible legalmente limitarse a indicar a pie de página que habrá un porcentaje de incremento por el servicio en mesa.

7. Suplemento por la carne muy hecha. "Se ve que hay que compensar de alguna forma el descomunal sobreesfuerzo que representa para el cocinero. ¿Aplicarán un descuento si se pide casi cruda? Obviamente, ni se te ocurra aceptar esa tomadura de pelo", indica la guía.

8. Precio según mercado. En algunos platos de la carta, en lugar de los precios aparecen las siglas "SM"o "PSM". Ni los platos incluyen un libro de texto ni tienen nada que ver con el Partido Socialista de Madrid. Se refieren a que aplican "precios según mercado". Y como imaginará a estas alturas, no es legal. Puede ser razonable que cada varios días, o incluso a diario, cambien los precios de carnes, pescados y mariscos frescos en proporción a su oscilación en el mercado, pero eso no les exime de reimprimir la carta o colocar una simple pegatina para actualizar sus importes.

9. Suplemento por el hielo. Si se pide un refresco, resulta tan abusivo como si cobraran por el vaso. Y cuidado, no vaya a ser que tengan otra tarifa por cada cubito extra. Si se trata de un café, siempre tienen la opción de incluir en la carta el "café con hielo"como un producto distinto. Es bastante "cutre"pero admisible legalmente.

10. El agua del grifo hay que pagarla. Pues sí, son unos roñosos pero no incumplen la ley... Salvo que hayan olvidado incluirlo en la lista de precios.

11. ¿Pueden facturarme una pastilla para el dolor de cabeza? Pide una pastilla para el dolor de cabeza y la incluyen en la cuenta. No sólo no pueden, sino ni tan siquiera dártela. Sólo las farmacias y los centros sanitarios pueden suministrar medicamentos. Si debido a sus contraindicaciones provoca un problema, el responsable del establecimiento puede meterse en un lío.

12. Cobrar por ir al baño. Igual la tarifa es más cara si quieres usar jabón o papel higiénico. Tan legal como que se les cobre por tirar de la cisterna.

13. Fuera de carta tenemos... Hay una carta paralela cuyos precios sólo están en la mente de los camareros. "Además de lo que está en la carta tenemos...". En muchos casos, el complemento directo de esta frase es una eterna lista de platos por los que tienes que volver a preguntar una y otra vez: "¿Qué es lo que dijo entre la urta a la roteña y el solomillo al whisky?", "El decimonoveno montadito, ¿era de melva con pimientos o con alioli?". Si no aparecen ni en la carta que nos entregan en la mesa ni en una lista de precios perfectamente visible en el local, está en su derecho de negarse a pagar cantidades que considere abusivas. Como mucho, puede ofrecerse a abonar precios que se equiparen a los de otros platos que sí están por escrito. Y si no atienden a razones, tienen las de perder, no sólo porque no les pagues, sino por la multa que puede caerles. Haga una foto del listado de precios para aportarla como prueba si tiene que presentar una denuncia ante la autoridad autonómica de consumo.

14. Existe un "menú del día"del que nadie le informa. Una ley de 1965 obligaba a los restaurantes a ofrecerlo con primer plato, segundo, pan, vino (¡viva!) y postre. La norma está derogada, pero muchísimos locales tienen menú del día, en algunos casos porque creen que sigue siendo obligatorio. A veces lo esconden o le ponen un precio tan caro que sale más a cuenta elegir platos de la carta. Sus propietarios son tan "pícaros"que creen que están saltándose una ley que ni siquiera existe. Y luego están los que incluyen en el menú platos que no darían de comer ni a sus mascotas.

15. Menú del día para compartir. Se ve que si come de menú le están haciendo un favor, así que ni se le ocurra sacar la mano para coger una patata frita del plato de su pareja, porque puede que haya cámaras grabando. Pero no, obviamente no existe ninguna ley que diga que el menú es personal e intransferible.

16. Precios por gramos y no por unidad. Hay platos en los que puede ser razonable informar así, pero para no llevar a error, la carta debería aclarar al menos el peso referente que suelen tener de media y el precio que les correspondería. Y si se trata de una pieza entera, por ejemplo un pescado, puedes solicitar que se la enseñen antes de cocinarla.

17. Cobrar por el cubierto. Salvo que la idea sea que los paguen los clientes que quieran llevárselos a casa, es tan ilegal como que te cargasen una cantidad adicional por limpiar la mesa o poner el mantel. En resumen, no puede cobrarse nada que resulte necesario para la prestación del servicio. Y no, lo de que se podría comer con las manos no cuela.

También hay abusos que van más allá de los precios:

18. Tiempos. El plato de atún tarda tanto que empieces a sospechar que han enviado al cocinero a pescarlo con sus propias manos.

19. Servicio. El camarero sufre un síndrome de sordera selectiva y no percibe el sonido que producen ciertas combinaciones de palabras como "agua del grifo"o "cambiar los cubiertos".

20. Limpieza. Empiezan a tomarte nota de la comida con la mesa sucia. No falla: once de cada diez veces acabarán sirviendo los platos sin haberla limpiado.

21. Atención. Es el único sin atender en el local y el camarero sigue sin prestarle atención aunque se acerque a la barra. Necesita colocar antes todos esos platitos, cucharillas y azucarillos, ante el riesgo de que lleguen otros 300 clientes de golpe.

22. Bebida y comanda. Desde que sirven la bebida hasta que vuelven para tomar nota de la comida ha dado tiempo a ver en el móvil la última temporada de "Juego de tronos". Cada vez que aparece el camarero, se dedica a mirar al horizonte en lugar de a las mesas. Y cuando por fin se da cuenta de que está levantando la mano, se da la vuelta. Posiblemente pensará que está llamando un taxi. Lo peor es cuando acaban sirviendo los platos a un ritmo distinto para cada comensal y a tu pareja le ponen el postre mientras a usted todavía no le han servido el primer plato. Y la comida llega por fin... fría. La solución no siempre es que se lleven el plato para volver a calentarlo. Si había pedido la carne poco hecha, puede regresar más dura que la suela de un zapato.

23. Imagen del menú y la realidad. El plato que sirven no se parece en nada al de la foto. Y es que las imágenes de la comida que anuncian los restaurantes son como la foto de perfil que algunos amigos cuelgan en las redes sociales. Tienen tantos filtros y retoques que cualquiera diría que las hamburguesas de McDonald´s llevan demasiada carne.

24. Pago con tarjeta. Cuando traen la cuenta dicen que no pueden cobrar con tarjeta porque la máquina se les averió ayer. Es algo que debieron indicar con un cartel, justo donde dicen que admiten el pago con tarjeta, y que el camarero tendría que haber informado al llegar. Si no lleva suficiente dinero en efectivo, igual su casa está más cerca que un cajero donde no le cobren comisión. Puede pedir la cuenta del restaurante para hacerles el ingreso. Aunque igual tienen la desfachatez de insistir en que salga a la calle a buscar el dinero... y que les deje a su primogénito como señal.

25. Calidad. Lo que sirven no se lo comerían ni los zombis de "The Walking Dead". Hay locales donde la calidad brilla por su ausencia e incluso no tienen escrúpulos para servir alimentos en mal estado, algo que no resolverían ni aunque Alberto Chicote se fuese a vivir con el dueño. Si el plato está incomible o no tiene nada que ver con lo que ha pedido, puede negarse a pagarlo. Y si sufre una intoxicación alimentaria, no deje de reclamar una indemnización por daños y perjuicios.