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Isabel Pantoja, una madrina radiante sin mantilla

La ceremonia comenzó con retraso porque Kiko se negó a casarse sin su hijo mayor, al que Agustín fue a recoger al aeropuerto

El torero Francisco Rivera a su llegada la boda de su hermano
El torero Francisco Rivera a su llegada la boda de su hermanolarazon

La ceremonia comenzó con retraso porque Kiko se negó a casarse sin su hijo mayor, al que Agustín fue a recoger al aeropuerto

El «exclusivo sí quiero» de Kiko Rivera a Irene Rosales, con Isabel Pantoja y las filias y las fobias familiares como grandes protagonistas en los prolegómenos de la boda, tuvieron un final feliz. De familia bien avenida y corte romántico. Tanto, que Kiko hizo los votos con una canción que le compuso a la novia: «Vive tu vida conmigo, en las buenas y en las malas estaré contigo...». Un momento inolvidable, como las palabras que Isa Pantoja dedicó a los novios y que hicieron llorar a los invitados. Una reconciliación de todo el clan Pantoja, que acabó en fiesta tras los nervios previos.

Y es que la ceremonia finalmente se celebró con algo de retraso, pasadas las seis de tarde, por la tardanza del primer hijo de Kiko, fruto de su relación con la modelo Jessica Bueno, al que traían del aeropuerto, pero como el vuelo llegó más tarde, su padre se negó a casarse hasta que no llegara, y envió a Agustín Pantoja a recogerle. Isabel Pantoja, según amigos íntimos, «estaba de los nervios, a la vez que encantada y muy ilusionada». Los pocos que han podido verla dicen que se la ve «más rellenita, sin estar gorda, de mejor aspecto. En una palabra. Más guapa».

El jueves por la tarde, cuando el sol de otoño daba sus últimos rayos, la tonadillera abandonaba su encierro voluntario de varios meses en Cantora para asistir a la boda de su hijo, que tendría lugar al día siguiente. Iba en el asiento de atrás en un coche distinto a los que suele utilizar, un Audi A8 gris oscuro y con los cristales tintados. Salía de la finca con dos desconocidos, que a primera vista parecían guardaespaldas contratados para salvaguardar la primera imagen de la cantante. Por eso, cuando vio a los inesperados fotógrafos mostró sorpresa y enfado. Salieron veloces para evitar ser captada, pero todo fue en vano. Los paparazzis la siguieron hasta el hotel Alcora, situado en San Juan de Aznalfarache, y allí pudieron verla y grabarla al entrar en el hotel.

Isabel lo tenía todo preparado. El traje de madrina, en color coral, se lo habían entregado el martes los diseñadores López de Santos, y los amigos de la tonadillera aseguraban que «estaba ilusionadísima con la boda» porque considera que Irene es la persona ideal para que su hijo siente la cabeza. Dicen éstos que «es una chica encantadora y rezan para que Kiko no meta la pata porque ella le da mucha estabilidad».

El jueves por la noche el DJ y su todavía novia acudieron a la Hacienda Los Parrales, lugar elegido para el enlace, para revisar hasta el último detalle. El viernes amaneció gris y con niebla... Pero se cumplió el refrán que dice «mañana de niebla, tarde de paseo».

Todos los invitados habían sido avisados. En la boda tendrían que dar su número de carnet de identidad y depositar los teléfonos móviles en una especie de casillas hasta que abandonasen la boda. Seguridad privada contratada en la puerta de la hacienda y en el interior. Todo ello para evitar las tentaciones de hacer fotos a los novios y, sobre todo, a la madrina y poner en peligro la millonaria exclusiva. Muchos de los invitados ya tenían planeado de antemano dejar el móvil en el coche y no pasar por el trago de tener que dejarlo en manos extrañas.

Isabel Pantoja, acompañada de Agustín, abandonó el hotel Alcora en coche a la una del mediodía y se dirigió a Los Parrales para arreglarse. Eligió un tocado en lugar de mantilla. Una hora antes había llegado la novia.

Los diseñadores López de Santos, muy conocidos en Andalucía, han sido los encargados de hacer los vestidos a Isabel Pantoja, su madre, doña Ana, y su hija, Chabelita. Al margen de la grabación y fotografías de la revista, los novios contrataron a tres cámaras para grabar la boda, los cuales llegaron a la finca a las dos de la tarde. También tuvieron que despojarse de sus teléfonos móviles y se les avisó de que tendrían que estar muy pendientes de la posible actuación de Isabel Pantoja.