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Kirchner se da un baño de masas

La presidenta argentina entra en su último año de mandato y se defiende de las críticas por la muerte de Nisman: «Su denuncia es un bochorno y una vergüenza»

La presidenta Cristina Fernández de Kirchner saluda ayer en la Plaza del Congreso en Buenos Aires
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La presidenta argentina entra en su último año de mandato y se defiende de las críticas por la muerte de Nisman: «Su denuncia es un bochorno y una vergüenza»

Aunque se trataba de inaugurar la temporada parlamentaria, es año electoral y toca sacar pecho ante las adversidades. Por eso, el acto se convirtió en una marcha de apoyo a Cristina Fernández de Kirchner, quien intenta volver a ganar la calle tras la multitudinaria protesta silenciosa del 18 de febrero en homenaje al fallecido fiscal Alberto Nisman. Kirchner llegó a la Casa Rosada a bordo de un helicóptero y desde allí se trasladó en coche, subiendo por la avenida de Mayo, saludando como solía hacer Evita a bordo de su Rolls-Royce PII Continental modelo 1929. Ovacionada, aclamada por los cachorros peronistas de La Cámpora hasta el Congreso, donde en las puertas bailó al ritmo de la murga. Cristina estaba envalentonada después de que un juez desestimara la denuncia del fiscal Alberto Nisman por encubrimiento y su consiguiente imputación. Ni los «fondos buitre» ni los fiscales han podido con ella.

El momento más tenso llegaba cuando diputados opositores mostraron carteles para reclamar por el atentado a la mutua judía AMIA, y Cristina Kirchner no dejó pasar la oportunidad de cuestionar el gesto: «A los que me ponen cartelitos para que hablen de la AMIA, sepan que de la AMIA hablo desde el año 1994. En el año 1996, denuncié al juez Galeano y a todos los que encubrieron el atentando». La presidenta argentina empezó entonces el tramo más duro de su discurso, con críticas a la oposición, la Justicia argentina y hasta al Estado de Israel. La mandataria denunció que en los tribunales argentinos «se quiere demorar el juicio de encubrimiento» contra los ex funcionarios acusados de intentar encubrir el ataque terrorista que dejó 85 muertos en 1994. En referencia al fiscal Alberto Nisman, fallecido en extrañas circunstancias hace más de un mes, dijo: «Cualquier muerte de un argentino me apena. Pero a dónde hemos llegado que un fiscal acusa a la presidenta, es decir a Argentina, de encubrir un atentado y de repente aparecen dos escritos firmados por la misma persona, que dicen justamente lo contrario. Eso no es justicia, es un bochorno».

«¿Con cuál Nisman me quedo? ¿Qué es lo que pasó durante esas vacaciones de Nisman interrupidas abruptamente? ¿Qué ocurrió que en vez de entregar la documentación que iba a presentar ante la ONU presentó la denuncia? Irán está en el tablero internacional», agregó dejando entrever presiones de Israel. A continuación, cargó duramente contra los jueces, a los que acusó de no ser independientes. «Hay que ser independiente del poder político, de los poderes económicos concentrados, de lo que nunca puede ser independiente el poder judicial es de la Constitución. Últimamente el partido judicial se ha independizado de la ley», criticó.

La economía fue el tema preferido de Fernández. Después de hablar del conflicto con los «holdouts», la deuda y la evolución de las reservas, hizo hincapié en las proyecciones de algunos economistas durante el año 2014. «La gente escuchaba a los economistas, que nunca condujeron nada y cuando lo hicieron volcaron. Escuchaban que pronosticaban que todo se iba al demonio, que los buitres nos iban a despedazar. Que [la gente] iba a perder el empleo. Y cuando la gente tiene miedo no gasta. Nos faltó que además de saqueados, nos dijeran que nos iban a violar a todos», aseguró la presidenta.