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Europa muestra la puerta de salida

El presidente de la CE, Jean-Claude Juncker
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Bruselas advierte a Atenas de que el resultado del plebiscito determinará su futuro en el euro y la UE. Juncker reclama al primer ministro griego que «diga la verdad al pueblo» en vez de «simplificar».

«Un no en el referéndum griego será un no a Europa». El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, lanzaba ayer un discurso emotivo a los griegos, en el que cargaba contra la actitud del primer ministro heleno, Alexis Tsipras, y defendía los esfuerzos realizados por todas las instituciones para llegar a un punto en común. «Hemos oído hablar de ultimátum, de ofertas para tomar o dejar, hemos oído hablar de chantaje, pero, ¿de dónde vienen los insultos, las amenazas, las frases no terminadas? Todavía el viernes, después de muchas discusiones seguíamos convencidos de seguir siendo pacientes y sentarnos en una mesa para cerrar un acuerdo, pero fue cerrado de forma unilateral por Grecia», señaló en rueda de prensa.Las instituciones se quedaron atónitas por la decisión griega, que conocieron a través de las redes sociales, según afirmaban fuentes europeas. El ambiente cambió los semblantes de los líderes europeos desde que afrontaran el pasado sábado a un Eurogrupo que preveían que concluyera en acuerdo y fuera truncado por los deseos de Tsipras.Desde Bruselas no se critica el hecho de haber convocado un referéndum y que el pueblo griego decida, sino más bien haber ocultado este deseo hasta el último minuto. Y más aún por haberlo anunciado para el día 5 de julio, una semana después de que termine el actual rescate. Esa fecha requeriría por parte de las instituciones más esfuerzos, como ofrecer un crédito puente, pero no están los ánimos para seguir dando facilidades a Grecia.

Aunque por un lado son muchos quienes se muestran dispuestos a seguir negociando con Grecia, no hay visto bueno para seguir cediendo. «Es nuestra única propuesta», aseguraba Juncker, tras hacerla pública ayer. Sin embargo, fuentes europeas reconocían que aún cabría la posibilidad de hacer una mención a la reestructuración de la deuda si Tsipras vuelve a la mesa de las negociaciones.

«Los ciudadanos griegos deben saber lo que había sobre la mesa, deben saber todos los elementos del debate... El Gobierno griego conoce todos estos elementos y sería recomendable que dijera la verdad a los ciudadanos griegos en lugar de simplificar su posición en un ‘no’ para el referéndum», recalcó. Su discurso denotaba ayer la falta de confianza y la decepción con el Ejecutivo heleno, y más personalmente con la persona de Alexis Tsipras. Después de tomar la decisión unilateral, Europa no confía en el carácter griego de no poner todas las cartas sobre la mesa desde el principio. De ahí que la Comisión hiciera pública la última propuesta que se estaba debatiendo. Su objetivo no era otro que dirigirse directamente al pueblo griego, lanzando un mensaje más profundo si cabe, en el que se lee entre líneas un llamamiento a la desconfianza del Gobierno de Syriza.

Junto a Juncker, el presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, también pedía el «sí» en el referéndum griego. Ambos se dirigieron a los ciudadanos para que ejercieran un voto de responsabilidad el próximo 5 de julio. «Lanzamos un llamamiento a los ciudadanos griegos para que voten ‘sí’, porque sería una buena base para continuar con la cooperación», señaló Schulz, tras la conferencia de presidentes.

Los líderes de todos los grupos parlamentarios se reunieron para tratar la crisis griega. No descartan acercarse a Grecia para animar a sus ciudadanos a que voten por el «sí» y sigan perteneciendo al club europeo. El propio Schulz prevé trasladarse a Atenas a lo largo de la semana para intentar explicar lo positivo de un acuerdo que el Gobierno griego se ha encargado de presentar tan en negativo.

Sobre los esfuerzos que pide Europa, Juncker ha recordado cómo otros países como Chipre, Portugal o España han implementado medidas para volver a la senda del crecimiento. «Hay muchos países que han aplicado los mismos límites fiscales que se piden a Grecia teniendo mucho menos problemas de deuda», señaló. Por ello, reconocía que a Atenas no le interesa «enfrentarse a 18 democracias». En su discurso, no dudó en asegurar que todas las democracias europeas son iguales y su unión sólo puede funcionar si se respeta el interés común y se dejan atrás «los egoísmos nacionales». «No es un juego de póquer, no hay quien gana o quien pierde. O ganamos todos o perdemos todos. Estoy muy afligido por el espectáculo que ha dado Europa el sábado pasado. Después de todos los esfuerzos que hemos hecho, me siento traicionado», agregó el presidente de la Comisión Europea que se enfrenta a su primer gran desafío.