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Ferraz, escenario de la división: «¡Pedro sí, Susana no!»

«No es no» y «No a los barones, sí a la democracia» son otras de las consignas

Simpatizantes muestran sendas pancartas a las puertas de la sede del PSOE, en la madrileña calle Ferraz
Simpatizantes muestran sendas pancartas a las puertas de la sede del PSOE, en la madrileña calle Ferrazlarazonfreemarker.core.DefaultToExpression$EmptyStringAndSequenceAndHash@e4c5a58

Militantes socialistas se agolpan en las puertas de Ferraz para protestar contra lo que consideran «un golpe de Estado en el partido».

La indignación entre los militantes agolpados hoy en las puertas de la sede del PSOE en Ferraz no tiene contención. Unos y otros se retroalimentan en sus críticas a, no los críticos, sino los “conspiradores” que quieren forzar la salida de su líder, Pedro Sánchez. Francisco Gómez, militante del partido desde hace 40 años, ha llegado desde Mérida con su compañero Fernando Piñero Toribio. Pasó la noche del jueves encadenado a las rejas de la sede del partido en su ciudad, hasta la noche del viernes en que dijo a su mujer que no hacían falta más bocadillos porque ponía rumbo a Madrid. “El desencadenante ha sido Felipe González”, asegura. “Creo que es la peor crisis que ha vivido el PSOE en su historia. Esto ha sido un golpe de Estado”.

Es difícil escucharle entre el griterío que, sin tregua, y sosteniendo pancartas de Sánchez o de “No es no” llaman fascistas a los disidentes: “¡Esto no es la sede del PP!”, “¡Pedro sí, Susana no!” o “¡Abstención es traición!”, son los “eslóganes” más explotados.

La cara de la “traición” para los fieles a Sánchez es la de Susana Díaz, a la que acusan de liderar el movimiento con la intención verdadera de alcanzar la secretaría general, sin importarle de verdad la crisis que viva el partido. “Por muy buena aguja que tenga la modistilla de Triana no va a poder salirse con la suya”, dicen. “Puede ser catastrófico que no vuelva a salir elegido Pedro Sánchez”.

El acaloramiento en la defensa del líder hace que se provoquen fuertes discusiones, como la que se produce entre Pilar y Conchi, ambas de Madrid, ama de casa y funcionaria del ministerio de Educación. “Estoy con Pedro porque ha dicho que no al PP, el día en que le diga que sí me piro a Podemos”. Porque esa es otra preocupación que se respira en el ambiente, la de que esta situación realmente beneficie al partido de Iglesias. Una situación que echan en cara al ex presidente Felipe González, cuya dura crítica contra Sánchez consideran la desencadenante de todo. “Debería irse a Ciudadanos, yo soy anti felipista”, dice Pilar, lo que causa la ira de Conchi. “Eso es lo que busca la derecha, que nos acusemos los unos a los otros para que nos debilitemos”. Porque teorías conspiratorias se disparan por doquier.

Cada vez que hay un receso entre las negociaciones y los disidentes abandonan Ferraz por un tiempo, la asfixia les inunda la expresión, por los calificativos de “traidores”, “cobardes” o, directamente, “mafia”. Porque no hay duda: “Abstenerse nunca. Habrá que ir a elecciones”.

A pesar de que Pedro Sánchez hizo un llamamiento durante su comparecencia ante los medios anoche para que Ferraz no se convirtiera en el escenario de la división socialista, un centenar de militantes socialistas, simpatizantes de Sánchez y curiosos se han dado cita frente a la sede central del PSOE para jalear a los miembros del Comité Ejecutivo favorables a Sánchez y abuchear a sus críticos. A las 8:30 de la mañana apenas eran un puñado los afiliados socialistas congregados y sólo un vehículo de la Policía apareció estacionado en las inmediaciones. Cuando los líderes socialistas iban entrando en la sede del PSOE eran muchos más los periodistas que los manifestantes en Ferraz. A medida que avanzaba la mañana la militancia iba creciendo para llegar al centenar a las dos de la tarde, circunstancia que ha obligado a la Policía a cortar el tráfico en esta calle de Madrid.

A esta hora la Policía ya había incrementado el número de sus efectivos en la zona desplazando a Ferraz hasta siete vehículos más. El tono de las protestas subía repentinamente cuando entraba o salía alguno de los dirigentes socialistas. Especialmente cuando se trataba de uno de los críticos con Sánchez, el apelotonamiento de los periodistas y de los manifestantes ha provocado que alguno de ellos fuera zarandeado accidentalmente pero por lo general los ánimos se han mantenido dentro de la tranquilidad y la mayoría de los simpatizantes socialistas se han agrupado espontáneamente en corrillos donde se debatía la actualidad política del país y, específicamente, la situación de escisión interna que vive el Partido Socialista.

Curiosamente no todos los presentes en Ferraz apoyan sin matices a Pedro Sánchez. César, militante del PSOE “desde hace décadas”, declaraba a LA RAZÓN: “Yo de lo que estoy en contra es de la traición y de la manera en la que han hecho las cosas. Estamos dando una imagen lamentable.”