Venezuela

Maduro pide la dimisión de sus ministros y lucha por mantener el poder

El presidente chavista apela a un «diálogo integral» contra la «ofensiva neoliberal» tras el 6-D pero el sector radical ya exige una dimisión en bloque. Diosdado Cabello maniobra para su reemplazo

Pugna interna. Nicolás Maduro presidió ayer una reunión con gobernadores y ministros en el Palacio de Miraflores, en Caracas
Pugna interna. Nicolás Maduro presidió ayer una reunión con gobernadores y ministros en el Palacio de Miraflores, en Caracaslarazon

El presidente de Venezuela advierte de que no apoyará «ninguna» ley de amnistía que le proponga el nuevo Parlamento y asegura que si bancada opositora quiere revocarlo, irá al «combate».

La derrota de este domingo ha causado estragos en el socialismo del siglo XXI. El presidente Nicolás Maduro rompió el ortodoxo silencio del Gobierno para anunciar una «gran jornada de debate» con el objetivo de analizar el «revés» sufrido en las elecciones legislativas. Y es que el nuevo Parlamento que tomará posesión el próximo 5 de enero estará conformado por una mayoría opositora "cualificada"de dos tercios.

En su discurso segundos después de conocerse los resultados, Maduro ya instó a las bases a reflexionar sobre los errores de la revolución y ahora ha materializado esa invitación: «Yo he llamado desde la madrugada y nosotros hemos llamado todo el día a abrir un debate con nuestro pueblo, pero un debate integral, un debate para fortalecer la revolución, un debate para buscar soluciones a los asuntos del país». En su llamamiento a esa jornada contra «la ofensiva neoliberal», en alusión a la arrolladora victoria opositora, el presidente indicó que «no hay tiempo para tristezas» y «autoflagelarse», sino para «luchar» y «reconstruir una nueva mayoría revolucionaria». En ese sentido, otro dirigente del gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), Freddy Bernal, también trató de minimizar el impacto de los resultados en las bases chavistas. «Sin duda alguna perdimos una contienda electoral, pero eso no significa que el chavismo se haya acabado», aunque reconoció la necesidad de regenerar las estructuras del movimiento: «Podemos decir que el chavismo nos aleccionó. Es hora de que la dirigencia del PSUV actúe con humildad, no con arrogancia. Hay que saber escuchar, aunque a veces el poder embelesa con las complejidades, las presiones externas e internas».

Así, Maduro ha pedido a sus ministros poner los cargos a la orden para iniciar un proceso de "reestructuración, renovación y reimpulso"del Gobierno. Quiero anunciar que producto de todo este proceso de revisión y reimpulso le he pedido al Consejo de Ministros que pongan su cargo a la orden para hacer un proceso de reestructuración, renovación y reimpulso profundo de todo el Gobierno nacional", dijo el presidente durante su programa de radio y televisión "En contacto con Maduro".

El presidente endurece su discurso y asegura que si la mayoría opositora del Parlamento electo el pasado domingo decide convocar un referendo revocatorio para darle fin a su mandato, él irá "al combate" y el pueblo decidirá.

La estrategia de Maduro

Para el jefe del departamento de Ciencias Sociales de la Universidad Simón Bolívar, Luis Alberto Butto, el mayor reto para el chavismo es «hacer ver que la derrota no es tan dramática ante la opinión pública y contener el desapego de las bases». La estrategia de Maduro y el Gobierno en esa línea ha sido achacar la derrota a la «guerra económica» y el enfado de la población.

Así lo reiteró Bernal al recordar a la plataforma opositora de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) que comete un error si «cree que sus candidatos ganaron por un gran liderazgo nacional». «¿Quién ganó?, ganó el descontento, ganó la crisis, no ganaron ustedes (los opositores), así que no vayan a creer que se levantó de pronto un liderazgo arrasador que será la esperanza de Venezuela». Para el oficialista, «no es hora de buscar responsables», pero todo apunta a que Maduro se encuentra en la cuerda floja. «A alguien va a pasar factura, y ése es Maduro», señala Butto en declaraciones a LA RAZÓN. Para el politólogo, «perder las presidenciales de 2019 sería el fin del chavismo, porque se quedarían sin capacidad de movilización de su maquinaria roja». Por ese motivo, considera que “Maduro no será candidato. Sería un suicidio en primavera». El analista político, sin embargo, destaca que «no existe ninguna figura válida dentro del chavismo. Precisamente, tomó ese nombre por Hugo Chávez, y ya se ha esfumado ese arraigo». La recomposición del partido socialista tendrá dos vertientes. Por un lado, un papel predominante del núcleo original de la Revolución –los participantes en el intento de golpe de Estado de 1992–, encabezado por el presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, del que Maduro no forma parte. «De facto, lo que hay en Venezuela es un co-Gobierno a cuatro manos –Cabello y Maduro–, aunque públicamente se daban abrazos, ahora eso saldrá a flote», afirma Butto.

Por el otro, se abre la posibilidad al auge de un sector más crítico con la filosofía «el poder por el poder» que hasta el momento no ha tenido demasiada trascendencia, pero que ahora tiene una base sólida para imponer sus posturas. Algunos de sus máximos representantes son el ministro del Poder Popular para la Planificación, Ricardo José Menéndez Prieto, y la ex ministra de Medio Ambiente durante el periodo de Hugo Chávez, la diputada Ana Elisa Osorio, quien pidió «la renuncia de todo el Gabinete de Gobierno» si se perdían las elecciones. Una exigencia que ha secundado la revista Aporrea, altavoz de la facción más radical del chavismo.

Algunas de esas fisuras se pusieron de manifiesto la misma víspera electoral entorno a la reacción que debía tomar el Gobierno y el rol del aparato militar. El ministro de Defensa, Vladimir Padrino, compareció horas antes de conocerse los resultados para pedir calma y el reconocimiento pacífico de la voluntad del pueblo. Un gesto que la prensa –sobre todo internacional– ha interpretado como un frenazo a las amenazas de Maduro de salir a la calle.

Para Butto, sin embargo, se le ha otorgado un papel protagonista al poder militar que no merece. «Existe una adoración nacional hacia el sector militar, que en realidad no tuvo poder de decisión el domingo. Se impuso de forma aplastante la soberanía del pueblo, era impensable una intervención militar, por tanto, no se le debe nada al Ejército», señala el politólogo venezolano.

El proceso de regeneración del chavismo marcado en un «primer cronograma de debate, consulta y acción» dará inició mañana y el viernes con una jornada de trabajo, evaluación y planificación de los delegados del PSUV, como indicó Maduro. Esa ronda de reuniones también incluirá a los secretarios generales de las formaciones de la alianza gobernante Gran Polo Patriótico (GPP) para «unificar criterios e identificar asuntos». El objetivo, según el presidente bolivariano, «cerrar filas junto a nuestro pueblo». Una ambición que arranca por curar las heridas en el propio seno del chavismo.

No a una ley de amnistía

Maduro no apoyará "ninguna"ley de amnistía que le proponga el nuevo Parlamento de mayoría opositora para liberar a políticos presos al señalar que los que están encarcelados hicieron un plan para derrocarlo y en ese marco asesinaron "a un pueblo".

"Lo digo como jefe de Estado, no aceptaré ninguna ley de amnistía porque se violaron los derechos humanos y así lo digo y así me planto, me podrán enviar mil leyes pero los asesinos de un pueblo tienen que ser juzgados y lo tienen que pagar, así lo digo", señaló el presidente durante su programa de radio y televisión "En contacto con Maduro".

Con esta declaración, el jefe de Estado salió al paso de lo que ha anunciado la oposición venezolana, que ha indicado que entre las primeras acciones del nuevo Parlamento que se instalará el próximo 5 de enero, de contundente mayoría opositora, está pedir una ley de amnistía para los que consideran "presos políticos".