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Johnny Hallyday: Vive le rock!

Un cáncer de pulmón se lleva a los 74 años a una leyenda de la música francesa que logró hacer bailar el rock a todo un país imponiéndose sobre la «chanson», y encandiló a un público que siguió con pasión sus amores con Sylvie Vartan en los 60 y abarrotó sus conciertos a lo largo de medio siglo

Hallyday, en una rompedora imagen de octubre de 1962, saltando en el escenario del Teatro Olympia de París
Hallyday, en una rompedora imagen de octubre de 1962, saltando en el escenario del Teatro Olympia de Paríslarazonfreemarker.core.DefaultToExpression$EmptyStringAndSequenceAndHash@7594fd9f

Un cáncer de pulmón se lleva a los 74 años a una leyenda de la música francesa que logró hacer bailar el rock a todo un país imponiéndose sobre la «chanson», y encandiló a un público que siguió con pasión sus amores con Sylvie Vartan en los 60 y abarrotó sus conciertos a lo largo de medio siglo.

«Johnny». No hace falta decir más en Francia para saber que se trata de Johnny Hallyday. Con su muerte desaparece uno de los grandes iconos de la cultura popular. Ayer sus fans rivalizaban en superlativos para describir la pérdida de la estrella de la canción, comenzando por la clase política: «Un país necesita sus héroes para ser grande y Johnny era uno de ellos», comentó un emocionado Emmanuel Macron; es «como si París perdiese la Torre Eiffel», tuiteó el socialista Benoît Hamon. Los diputados se pusieron en pie en la Asamblea Nacional para rendirle homenaje con un aplauso con el que corroboraron las palabras de su presidente: «Como todos los franceses, cada uno de nosotros tiene dentro de él algo de Johnny Hallyday». Es difícil explicar un fenómeno de tal magnitud en Francia que, en cambio, no llegó a atravesar las fronteras. Ayer los fans de Hallyday se concentraron en Marnes-la-Coquette, a las afueras de París, donde el cantante vivía estos últimos años. Lucían sombreros de «cowboy» o chupas de cuero que recordaban a su ídolo perdido.

El próximo 15 de junio, Johnny Hallyday habría cumplido 75 años, pero un cáncer de pulmón, que le fue declarado el año pasado, ha sido más fuerte que él. Deja tras de sí unos sesenta años de carrera, un millar de canciones, 110 millones de discos vendidos y 29 millones de espectadores. Su verdadero nombre era Jean-Philippe Smet, pero desde que era adolescente, desde que grabó su primer álbum con 17 años, su nombre se había transformado en Johnny Hallyday. Un nombre con historia. Sus padres se divorciaron poco después de su nacimiento en 1943 y él quedó al cuidado de una tía, actriz, y sus dos primas, bailarinas de ballet clásico, con las que se instaló en Londres. Montaron un espectáculo con un bailarín americano llamado Lee Halliday, que acabó ejerciendo de padre adoptivo y con el que subió por primera vez a los escenarios con sólo 13 años. Cuando grabó su primer disco, no dudó en utilizar el seudónimo de Johnny, como le llamaba el americano, y su apellido. Un error de imprenta terminó transformando el apellido en Hallyday. Pero el hombre que marcó su destino fue Elvis Presley. Cuando vio en una sala de cine la proyección de «Loving You», entendió que su futuro pasaba por el rock’n’roll.

Ojos azul acero

Su primer disco, «T’aimer follement», fue editado por Vogue en 1960. El público comenzó a habituarse a sus ojos azul acero, sus largas piernas y su sonrisa a medio camino entre la timidez y la seducción. Después vendría la consagración como cantante de música yé yé, con el disco «Salut les copains» y la canción «L’idole des jeunes». Así se convirtió en el eterno ídolo de jóvenes que seguían con verdadera avidez todos los detalles de su vida. Primero fue el entusiasmo que surgió entorno a la pareja emblemática que formó con Sylvie Vartan, tanto sobre escena cantando a dúo temas como «J’ai un problème», como en su vida privada. Cuando se casaron en abril de 1965 los curiosos y paparazzis fueron los verdaderos protagonistas. Tuvieron un hijo, David, pero la pareja se divorció 15 años más tarde. Después se cruzó en su camino la actriz Nathalie Baye, a la que dedicó una canción, «Il nous faudra parler d’amour un jour», y con la que tuvo una hija, Laura Smet. En 1990 llegó el amor de la mano de Adeline Blondieau, la hija de uno de sus viejos amigos, que no tenía más que 19 años, pero hubo que esperar a 1996 para encontrar el amor definitivo, la modelo Laeticia Boudou, a la que también llevaba más de treinta años de diferencia. La pareja adoptó dos niños, Jade y Joy.

Fue su mujer, Laeticia, quien dio ayer de madrugada la noticia: «Escribo estas palabras sin creerlas. Mi hombre ya no está. Nos ha dejado esta noche como ha vivido a lo largo de toda su vida, con valentía y dignidad». Hasta el último momento Johnny ha estado trabajando, y no había abandonado sus deseos de subir a los escenarios. Sabía ofrecer a sus fans música y gran espectáculo. Como cuando el 18 de junio de 1993, con el Parc des Princes atiborrado con decenas de miles de espectadores, 60.000 personas que llevaban horas esperando, no dudó en atravesar el público amasado sobre el campo con un grupo de guardaespaldas como única protección. O cuando cinco años más tarde llegó al Estadio de Francia en un helicóptero que le depositó sobre el tejado y apareció unos minutos después sobre el escenario ante un público rendido, 80.000 personas entre los que se encontraban el presidente de Francia, Jacques Chirac, y su mujer Bernadette.

La vida artística de Hallyday no se reducía a la música, también tuvo una verdadera carrera como actor que era en realidad su primer sueño. Trabajó a las órdenes de los grandes del cine como Jean-Luc Godard, Patrice Leconte, Costa Gavras y Claude Lelouch. Entre triunfos y aplausos, Johnny Hallyday también ha conocido el infierno a lo largo de su vida. Como confió su mujer Laeticia poco después de casarse, Johnny «necesita bajar a los infiernos. No es agradable para mí, teniendo niños (...) verle destruirse». La droga y el alcohol han estado a menudo presentes, él mismo lo confesó abiertamente. Pero la música es, a la postre, la adicción que le hizo grande. En un encuentro con Maurice Chevalier a principio de los años 60, Johnny Hallyday pidió al célebre intérprete de películas musicales la receta mágica para llegar como él a tener una larga carrera. «Tienes un arma, el ritmo, pero el ritmo unicamente no basta para llegar a los 75. Si llegas, desde el cielo te diré: ‘‘¡Bravo Johnny !’’».