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Adiós, «Kentucky Kid»

Nicky Hayden ha fallecido cinco días después de ser atropellado mientras iba en bicicleta. Un caballero dentro y fuera de la pista

Hayden, en una imagen de archivo
Hayden, en una imagen de archivolarazon

Nicky Hayden ha fallecido cinco días después de ser atropellado mientras iba en bicicleta. Un caballero dentro y fuera de la pista

«No te rindas, no te rindas», escribía hace dos días en Twitter su hermana Kathleen. La situación era muy complicada, pero quedaba una pequeña esperanza de que Nicky Hayden (Owensboro, 1981) pudiese ganar esta carrera. Finalmente, esta tarde el hospital Maurizio Bufalini de Cesena confirmaba su muerte, después de su atropello cerca de Imola mientras iba en bicicleta. Ingresó en cuidados intensivos en estado muy grave y las noticias posteriores, que hablaban de graves daños cerebrales, no invitaban a ser muy optimistas. «La situación no es buena», dijo Valentino Rossi el jueves en Le Mans tras haber hablado con uno de los doctores que trataban al ahora piloto de Superbikes. Todos sus compañeros de MotoGP le enviaron mensajes de apoyo y corrieron pensando en él, porque si algo había dejado «Kentucky Kid» en el «paddock» era muchos amigos, además del título mundial de 2006.

Él rompió la racha de Mundiales del mejor Valentino Rossi, superándolo por sólo cinco puntos en la última cita de Valencia, a donde había llegado ocho por detrás. Fueron rivales, pero ambos sólo se dedicaban piropos cada vez que hablaban el uno del otro. «Es el primero que me felicitó aquel día, y el compañero de equipo que más me ha impresionado», confesaba Hayden a LA RAZÓN al final de la temporada 2015, justo cuando había pasado a formar parte del Salón de fama de MotoGP. Nicky era uno de los miembros del club de leyendas de la categoría, algo que se ganó dentro de la pista y un poco fuera también. Tímido y a la vez con carácter, era un caballero con los valores firmes de la América profunda. Nació en Owensboro, en el estado de Kentucky de donde le venía el apodo y la pasión por la gasolina. Fue estrella del «dirt track» antes de ganarse un lugar en el motociclismo europeo. Es el último campeón del mundo llegado de Estados Unidos, un auténtico ídolo en su país, donde no hay a la vista ningún compatriota que pueda quitarle próximamente ese honor. La primera de sus tres victorias en MotoGP fue en Laguna Seca, en casa, en 2005, y al año siguiente ganó también allí y en Assen, en su mejor temporada, la que le dio el título mundial.

Su padre, Earl, fue piloto profesional y dos de sus hermanos, Tommy y Roger Lee, también compitieron. Nicky heredó el número 69 de su progenitor, que sólo cambió en la temporada 2007 por el uno de campeón del mundo. Su fuerte acento americano era una de las señas de identidad de un competidor metódico y perfeccionista, alejado del ruido que rodea a este deporte y sólo preocupado por ir lo más rápido posible en moto. Un «quemado» del motor, como se dice coloquialmente. Aseguran los que trabajaron con él que pocos han entendido mejor lo que significaba MotoGP. Sabía cuidar a su equipo, a la prensa y a los aficionados, aunque no era fácil entrar en su círculo más íntimo. Guardaba las distancias, pero si se superaba esa barrera aparecía un tipo entrañable.

«Es un día triste, pero nos gustaría recordarlo feliz, pilotando una moto. Le vamos a echar terriblemente de menos. Nos alegra saber que llegó a la vida de tanta gente», dijo su hermano Tommy.