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El hermano de una de las víctimas de Pioz: «Me rompí al ver los restos de sangre»

El hermano de Marcos cuenta cómo fue la reconstrucción del crimen. El acusado volvió a la prisión, donde cada media hora se aseguran de que esté bien.

Patrick Nogueira Gouveia es custodiado por dos agentes a su entrada a la casa de Pioz
Patrick Nogueira Gouveia es custodiado por dos agentes a su entrada a la casa de Piozlarazonfreemarker.core.DefaultToExpression$EmptyStringAndSequenceAndHash@e4c5a58

El hermano de Marcos cuenta cómo fue la reconstrucción del crimen. El acusado volvió a la prisión, donde cada media hora se aseguran de que esté bien.

El acusado del cuádruple crimen de Pioz estuvo ayer una hora en el chalet donde cometió la masacre. Durante la reconstrucción, Patrick Nogueira «charlaba como si nada y cuando se le hacían las preguntas incómodas: cómo los acuchilló o los descuartizó... decía no recordar nada. Ha afirmado que estuvo hablando media hora con Janaína antes de matarla y que comieron pizza, y que cuando llegó Marcos habló otros 30 minutos con él fuera. Le he dicho que si éste preguntó por su familia y afirma que no, algo inverosímil. También me ha dicho que no cree que Marcos viera los cuerpos, otra inverosimilitud», explica Alberto Martín, el abogado de la familia de las víctimas.

El hermano de Marcos Campos, una de las víctimas, entró en el chalet antes y después de la reconstrucción con Patrick. «El juez me dijo: ‘‘por favor no entres a la vez que él para evitar que cambie de actitud», afirma Walfran. «Me rompí al entrar y ver el salón donde dejó los cuerpos, aún había muchos restos de sangre. Vi el pasillo donde mató a mi hermano y también la cocina. Patrick no muestra emoción ni dolor, se comporta como si no hubiera matado a nadie. A lo mejor, si me hubiera visto, hubiera hablado. Me hubiera gustado preguntarle por qué me ha hecho eso, cómo ha podido matar a mi hermano, a sus hijos, si veía en mí a un amigo».

Una frialdad y una tranquilidad que se repite en prisión. Y es que el joven continúa «tranquilísimo» en Alcalá Meco. No así el personal. Y es que tras la petición del juez de que se extremase la seguridad, cada vez son más las medidas para salvaguardarle de un tercero. Lo último, cambios en la prisión tanto de día como de noche, como pudo saber LA RAZÓN.

Patrick sigue en una celda en el módulo de enfermería, donde, «además de acompañarle un interno de apoyo las 24 horas del día, un funcionario tiene que ir cada media hora para comprobar que está bien y firmar un documento en enfermería aseverando que a dicha hora estaba bien». Lo curioso es que el funcionario que va «no es del módulo de enfermería», precisan.

Un colchón en el suelo

De noche, además del interno de confianza que duerme en la celda contigua a la de Patrick, se está mandando «a otro preso que duerme con él en la misma celda». Y como en la celda en la que está no hay literas sino camas, el otro reo de apoyo duerme sobre «un colchón en el suelo». Así, se aseguran de que Patrick esté bien, ya que si uno de los dos internos se despistara, el otro podría actuar y llamar al personal de la prisión. Además, como es habitual, un funcionario va a verle cada dos horas por la noche. Estas medidas se suman al programa de prevención de suicidios en el que se incluyó a Patrick al día siguiente de su ingreso. Respecto a su comportamiento, «come bien. Está tranquilísimo, al igual que cuando ingresó».