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Sánchez se enroca para sobrevivir

Considera que el encuentro sólo buscaba responsabilizar al PSOE de su fracaso en la investidura

Pedro Sánchez termina la rueda de prensa tras reunirse con Rajoy
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El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, considera que el encuentro con Mariano Rajoy sólo buscaba responsabilizar al PSOE de su fracaso en la investidura

Menos de media hora. No fue necesario más tiempo cara a cara para constatar que las diferencias que separan a Mariano Rajoy y Pedro Sánchez harán fracasar la investidura. El breve encuentro entre el candidato popular y el líder del PSOE sólo sirvió para que éste último se ratificara por enésima vez en el «no» que abandera desde hace semanas, a pesar de que sobre la mesa hubiera una nueva propuesta programática que valorar. Para el secretario general socialista la tercera reunión que ha mantenido con el líder del PP desde las elecciones fue «perfectamente prescindible», porque no buscaba «ofrecer nada al PSOE, sino escenificar que la responsabilidad de que la investidura no salga adelante» es de su partido. Por ello, en la comparecencia de prensa posterior al encuentro y sin ningún dato nuevo que aportar, el líder socialista se limitó a hacer un «ejercicio de pedagogía con la opinión pública» para explicar que la carga que Rajoy le quiere trasladar es «exclusiva» del candidato popular, debido a que sólo su «incapacidad» para «articular una mayoría suficiente» será la causa de su fracaso. Sánchez se mantiene así en su estudiado enrocamiento, convencido de que la dilación en el proceso de formación de Gobierno le acabará beneficiando tanto interna como externamente. No en vano y para escenificar unidad, el líder socialista reunió a su Ejecutiva en Ferraz en la que consensuó la negativa que exhibirá a Rajoy durante la investidura.

El de la responsabilidad no fue el único balón que el líder del PSOE intentó despejar. Sánchez quiso explicitar que el pacto rubricado entre PP y Ciudadanos «no es nuestro acuerdo», a pesar de que comparta un centenar de medidas con el que firmó en febrero con Albert Rivera. Tanto es así que el líder socialista declinó valorar positivamente algunas de estas iniciativas, que él mismo impulsó, y se limitó a señalar que el acuerdo se define por defecto. «No es lo que hay, sino lo que no hay», dijo para recordar la ausencia de alusiones a la derogación de la reforma laboral o al intento de «postergar» la reforma constitucional, entre otras. Por ello, el socialista reseñó que se trata de un «programa de Gobierno conservador y continuista» que «perpetúa las políticas de desigualdad de los cuatro años de mayoría absoluta del Partido Popular» en lugar de «modificar los elementos nucleares de las mismas». Por tanto, los socialistas consideran que –tras el acuerdo y los «chantajes» del PP, como programar la investidura para que las elecciones coincidan con el día de Navidad– tienen «más razones» si cabe para oponerse a la candidatura de Rajoy en la sesión de investidura. El líder socialista recordó que el candidato popular deberá solicitar la confianza de la Cámara y «en términos de confianza, el PSOE va a decir “no”, porque Rajoy no cuenta con la confianza de los 85 diputados socialistas», destacó. Y no lo hace por los «usos y abusos» que se han cometido durante sus cuatro años de Gobierno y porque «el presidente de un partido imputado por corrupción no puede liderar la regeneración». Con esta declaración y un posterior: «Rajoy no es el candidato idóneo», Sánchez abrió la puerta a la tesis de que el PSOE pueda apoyar a otro candidato popular, alternativo a éste.

El líder socialista también aprovechó para presumir de su «escrupuloso respeto a los tiempos institucionales», no en vano lleva meses amparándose en que es «el tiempo de Rajoy» para evitar adoptar una postura activa en el proceso de formación de Gobierno. Sin embargo, ahora que ese tiempo parece llegar a su fin, el líder socialista no quiso desvelar si su partido o él tomarán la iniciativa tras «el fracaso anunciado de la investidura de Rajoy». Como en comparecencias previas, Sánchez se instaló en la indefinición y se limitó a decir que «no podemos adelantar más cuestiones» y que «cuando lleguemos a ese río cruzaremos ese puente». Una declaración intrigante si se acompaña del ya trillado «el PSOE estará en la solución», que volvió a repetir. De este modo, una vez más dejó todas las hipótesis abiertas, sin descartar que encabece una candidatura alternativa como le piden insistentemente desde los partidos de izquierda, encabezados por Unidos Podemos.

A pesar de «contemplar todos los escenarios», Sánchez dejó ver que la obligación del candidato popular no se circunscribe únicamente a la investidura y que incluso «tras el 2 de septiembre, la responsabilidad también será de Rajoy». En todo caso, el líder del PSOE se comprometió a «no engañar» a la opinión pública sobre la postura que adoptará el partido y se vanaglorió de que, como hasta ahora, su formación «cumple con la palabra dada». Esa palabra pasa por oponerse a la candidatura de Rajoy en las dos votaciones de investidura.