Videos

«Dejádnoslo cinco minutos, que va a salir quemado»

Los vecinos de Caldas recibieron con un tumulto al parricida que mató a sus dos hijas

El presunto autor de la muerte violenta de sus dos hijas en la localidad pontevedresa de Moraña, David O.R.
El presunto autor de la muerte violenta de sus dos hijas en la localidad pontevedresa de Moraña, David O.R.larazonfreemarker.core.DefaultToExpression$EmptyStringAndSequenceAndHash@e4c5a58

De la incredulidad del viernes al estallido de ira de ayer. Decenas de vecinos de la localidad pontevedresa de Caldas recibieron y despidieron de los juzgados a David O. R., detenido por asesinar a sus dos hijas, con un tumulto que obligó a las fuerzas del orden a emplearse a fondo, pues llegaron a romper el cordón policial.

De la incredulidad del viernes al estallido de ira de ayer. Decenas de vecinos de la localidad pontevedresa de Caldas recibieron y despidieron de los juzgados a David O. R., detenido por asesinar a sus dos hijas, con un tumulto que obligó a las fuerzas del orden a emplearse a fondo, pues llegaron a romper el cordón policial. Tanto a su llegada como a su salida, los gritos de «asesino» e «hijo de puta» fueron constantes, pero los ánimos y los nervios se fueron caldeando por momentos. Incluso, uno de los vecinos congregados en los aledaños del juzgado llegó a encararse con uno de los guardias civiles que custodiaban al asesino. Llegó hasta el punto de que David O. R. no quería salir del coche; tuvo que ser uno de los agentes el que lo sacara para conducirlo hasta el edificio judicial. «Dejádnoslo cinco minutos, que no lo vamos a matar, pero sale quemado», le dijo una mujer a un guardia civil a las puertas del juzgado, informa Ep. Es cierto que fue en la localidad de Moraña donde el detenido asesinó a sus dos hijas, a las que tenía que devolver ayer a su ex mujer tras cumplir el régimen de visitas. Sin embargo, el infanticida es también muy conocido en la localidad de Caldas, donde regentaba una inmobiliaria junto a su hermana.

Un agravante

El detenido permanecío alrededor de cuatro horas en el interior de los juzgados, hasta las 16:45 horas, cuando salió ya con la cara tapada con su camiseta y con la ira de los vecinos intacta, que llegaron incluso a lanzar botellas de agua. Lo cierto es que David O. R. rechazó declarar ante la jueza, y si permanecó tanto tiempo en las dependencias judiciales fue porque solicitó una audiencia privada con su abogado. Finalmente, la jueza, responsable del juzgado mixto número 1 de Caldas, declaró prisión provisional comunicada y sin fianza por dos delitos de asesinato. De esta forma, sigue la línea del fiscal Alejandro Pazos, que también afirmó a los medios que en el caso existía un agravante –que rechazó explicar– y que había «indicios» de culpabilidad.

En cuanto al móvil del doble crimen, todo apunta a una venganza contra su ex pareja, Rocío, de la que se divorció hace ahora tres años. Aprovechando su turno de visitas –tenían establecido el régimen de custodia compartida y el padre llevaba ya 15 días con las pequeñas– degoyó a Amaya y Candela, de 4 y 9 años respectivamente, y después se autolesionó provocándose varios cortes en el cuello, pero insuficientes para acabar con su vida. Al parecer, poco antes de perpetrar su doble crimen, el detenido llamó a la Guardia Civil para comunicar al Instituto Armadosus funestas intenciones. Cuando los agentes llegaron al domicilio, las dos niñas ya estaban muertas, y el asesino, herido.

Si la localidad de Moraña está consternada, la familia de las pequeñas está destrozada. No habrá velatorio ni participará en ningún acto público, tal como aseguró ayer la Funeraria Santo Mauro, encargada de los servicios funerarios de las fallecidas. Además, y por deseo expreso de sus allegados, los cuerpos de Amaya y Candela serán incinerados en total intimidad, después de que el juzgado conceda su permiso.

Las que sí que van a manifestarse son las localidades limítrofes. Está previsto que, a lo largo del día de hoy, varios pueblos protagonicen concentraciones de repulsa en Coruña, Vigo, Santiago, Ferrol, Orense y Pontevedra. Y es que colectivos como la Marcha Mundial das Mulleres, así como otras asociaciones feministas, consideran que «no sólo las mujeres sufrimos violencia, el machismo mata e hiere también a lo que más queremos a nuestros hijos, que son víctimas indirectas en demasiadas ocasiones, o víctimas directas, como en este caso».