Espionaje en EEUU

Obama abraza a Bush

Los programas de vigilancia están amparados por una legislación que aprobó el anterior inquilino de la Casa Blanca

Obama abraza a Bush
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Pragmático, político y, ante todo, presidente de Estados Unidos, Barack Obama y sus jefes de Inteligencia han justificado estos días los programas de vigilancia en aras de la seguridad.

Pragmático, político y, ante todo, presidente de Estados Unidos, Barack Obama y sus jefes de Inteligencia han justificado estos días los programas de vigilancia en aras de la seguridad. Primero saltó el escándalo de Associated Press, cuando se supo que funcionarios del Departamento de Justicia se habían hecho con los registros de las llamadas de periodistas de esta agencia de noticias tras la publicación de un artículo sobre una operación de la CIA en Yemen. Después llegó la obtención de los registros de las llamadas de millones de clientes de Verizon, una de las mayores compañías de teléfono en EE UU, a través de una orden judicial. Quedan ya lejos aquellas controversias, pero sobre todo se han quedado pequeñas comparadas con la de los últimos días.

El ex analista de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) de 29 años Edward Snowden ha filtrado al diario «The Guardian» el programa PRISM, con el que EE UU recoge y almacena información de las comunicaciones a diario de millones de personas. Además de lo obvio, lo que más sorprende es que todo es legal. Parece mentira. O imposible. Pero está amparado en las controvertidas leyes del presidente Bush Acta Patriótica y Proteger América, aprobadas por el Congreso tras el 11-S.

El gestor del Centro de Ley y Seguridad de la Universidad de Nueva York, Zachary Goldman, confirma que «todas las actividades son legales. Han sido conducidas bajo la ley de vigilancia extranjera de 1978 (ampliada con las leyes citadas). Creo que la gente puede estar sorprendida estos días por la escala (de estos programas) y la información que fue recogida y el tipo. Pero, de nuevo, todo esto está dentro de la ley», apunta Goldman, mientras matiza que todavía hay límites sobre lo que el gobierno puede hacer con los datos obtenidos. «No recogen los registros de gente común», explica en referencia a que estos programas están destinados a mantener la seguridad del país.

El experto en Política de la Universidad de St. Joseph´s de Pensilvania Randall Miller pone en contexto estas prácticas. Una vez más, parece que el presidente vuelve a defraudar al ala liberal de su partido. «Obama también es alguien quiere tener el control completo. "No drama Obama"fue la frase de su campaña y la Casa Blanca. Los presidentes por naturaleza se hacen con el poder especialmente en cuestiones de seguridad. No se atreven a parecer débiles y no hacer nada. Incluso cuando hay que ir más allá de los límites de la legalidad, para mantener el poder. De hecho, hay un gran coste político si se aparenta debilidad. A los estadounidenses les gustan los "tipos duros". Nadie quiere más Jimmy Carters. Obama, como Bush y todos antes que él, lo sabe y actúa en consecuencia», apunta el experto.

Igual que Bush, Obama quiere controlar los actos terroristas y no ha dudado en seguir las políticas del republicano. Ha mantenido el lanzamiento de «drones» (aviones no tripulados) y es evidente su falta de interés en presionar al Congreso para cerrar Guantánamo. Continuó durante los primeros años de su Presidencia con el jefe del Pentágono de Bush Robert Gates. Miller admite los posibles riesgos políticos de aumentar el tamaño del aparato de la seguridad nacional. «Son evidentes cuando el público descubre la naturaleza de esa seguridad, especialmente el poder cedido a las compañías privadas conducidas por el lucro en vez de por el patriotismo», indica en referencia a la empresa para la que trabajaba Edward Snowden, Booz Allen Hamilton. Si habrá o no consecuencias para este tipo de negocios «dependerá de los representantes del pueblo estadounidense», considera Goldman. «Las compañías privadas tienen que obedecer la ley, como todos nosotros», apunta.

Durante estos días, invade EE UU una cierta confusión. Fiel a sus formas, Obama admite que da la bienvenida al debate de seguridad y libertad. Pero, advierte, con un lenguaje que recuerda a Bush, que no se puede estar seguro y disfrutar de las libertades al cien por cien. Los reporteros y comentaristas de la cadena conservadora Fox, enemiga por defecto del Partido Demócrata, intentan buscar la forma de criticar al presidente por estos programas a pesar de que fueron creados durante la Administración Bush. A los del canal liberal MSNBC les ocurre lo contrario. Todavía no saben cómo defender a Obama sin perder sus valores, totalmente contrarios a la vigilancia de los ciudadanos. Además, dan cuenta estupefactos de que todas estas prácticas son legales. Planteadas por el gobierno y aprobadas por el Congreso.

En cambio, el público parece haber decidido ya. Al menos, de momento. Un estudio elaborado por el periódico «The Washington Post» y el centro de investigación y análisis «The Pew Research Center» muestra que la mayoría de los estadounidenses, el 56%, acepta que el Gobierno recoja y almacene información de los registros de sus llamadas, siempre y cuando eso signifique que les va a mantener más a salvo de un ataque terrorista.