Cataluña

Els segadors

La Razón
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Inés Arrimadas fue entrevistada en TV3, poco después de la sesión del Parlament en la que se escogió al nuevo presidente de la Cámara, y en un momento álgido de la conversación, el periodista inquirió de forma altanera a la líder del partido ganador en las elecciones catalanas: «¿Cómo es que los parlamentarios de Ciudadanos no han cantado Els Segadors?», a lo que Arrimadas respondió: «Bueno, no sé si algunos de mis diputados cantaron o no. Poner en la televisión pública a gente que revise quién canta y quién no, da un poco de miedo».

El pasado jueves, el senador de ERC Miquel Ángel Estradé, comentando esta entrevista de la líder constitucionalista, insultó a los votantes libres de nacionalismo, calificándonos de «ocupantes», palabra de evidentes connotaciones supremacistas y racistas. Estradé usó Twitter para vomitar su visión de la catalanidad, que viene definida en función del marco mental creado por las cloacas pujolistas, que han actuado impunemente durante 40 años, logrando una enorme perversión sentimental, con funestos resultados secesionistas. El senador, cuyo salario es pagado por todos los españoles, resumió la ideología dominante en la Catalunya golpista de la siguiente guisa: «¿Si Los Segadores no es su himno, ni el catalán su lengua propia, ni Cataluña su nación, ni la financiación de la Generalitat su prioridad, ni TV3 su televisión, por qué se extrañan de que los consideren ocupantes que sólo quieren españolizar Cataluña?».

Lengua, himno, patria, «Espanya ens roba» y TV3; en ello se resume la particular visión del sentimiento catalán que ha dominado nuestra entrañable región, y todo aquel que osase enfrentarse al adoctrinamiento es considerado un traidor, botifler, franquista, quintacolumnista, colono, nazi, fascista y ahora ocupante. Ellos pueden silbar el himno de España, pero se indignan ante un respetuoso silencio hacia un himno inventado.

«Els Segadors», himno oficial de la comunidad autónoma de Cataluña, basa su letra en un romance popular del siglo XVII, recuperado a finales del siglo XIX por el filólogo Milà i Fontanals en su «Romancerillo catalán», basado en la sublevación catalana contra las reformas del conde-duque de Olivares, que desembocó el 7 de junio de 1640 en el conocido como día del Corpus de sangre, cuando se produjo un incidente en la calle Ample de Barcelona entre un grupo de segadores y funcionarios reales que precipitó la revuelta.

En 1892 la Catalunya del naciente imaginario nacionalista no disponía de himno y, en el marco de los movimientos románticos surgidos en Europa, grupos nacionalistas propusieron inventar una canción que representase el ideal de una inventada Catalunya. Para ello el compositor Francesc Alió creó una canción llamada «Els Segadors» y tomó el texto anónimo que narraba los hechos de 1640 de Milà y la musicó con la melodía de una canción vulgar y de carácter erótico, llamada «Els tres garberets» –sinónimo de «segadors»–, añadiéndole el estribillo «Bon cop de falç...», que no estaba en la letra original. Canción que empezó a entonarse en las manifestaciones del nacionalismo radical, y convertido en el santo y seña del pujolismo hasta que en 1993 el Parlament de Catalunya declaró himno oficial de Catalunya. El falseamiento de la historia al servicio de la ideología del odio.

Su himno, desde el respeto, no nos representa.