Imagen

El “Caminito del Rey”: cinco millones de bofetadas en la cara

La nueva pasarela lleva el nombre del diputado fallecido Ignacio Mena
La nueva pasarela lleva el nombre del diputado fallecido Ignacio Menalarazonfreemarker.core.DefaultToExpression$EmptyStringAndSequenceAndHash@43bec68d

La reconstrucción del “Caminito del Rey”, seis kilómetros de pasarela espectacular en las rocas verticales del desfiladero de los Gaitanes en El Chorro, en la provincia de Málaga, es una bofetada en la cara, una más, a las personas con movilidad reducida.

En pleno siglo XXI, con una inversión de 5 millones de euros, 2,24 para la nueva pasarela y el resto para carreteras y equipamientos, la nueva infraestructura no podrá ser recorrida por las personas con movilidad reducida, a pesar de que al inicio de las obras, en marzo del pasado año, ya se anunció a bombo y platillo que al finalizar la reconstrucción “el Caminito del Rey será accesible a todas las personas”. Todos los medios de comunicación insistieron en este aspecto.

Pero ahora, a poco más de un mes para su apertura, prevista para Semana Santa, desde la Diputación de Málaga han confirmado a este blog que la pasarela no podrá ser recorrida por personas en silla de ruedas, ya que se ha reconstruido como la original, de hace más de un siglo, estrecha y con desniveles.

La pasarela suspendida sobre los tajos de la Sierra de Huma, era un camino que se construyó entre 1901 y 1905 por la necesidad de unir en su distancia más corta dos saltos de agua de la compañía hidroeléctrica. Fue una obra de ingeniería tan particular donde los obreros tenían que suspenderse con cuerdas en las rocas del desfiladero, que las leyendas cuentan que en ella trabajaron pescadores acostumbrados a colgarse de las jarcias de sus barcos, así como presos, incluso condenados a muerte, que eran los únicos capaces de arriesgar la vida a cambio de una redención de pena.

Ahora, el caminito se restaura con una técnica similar, y los obreros trabajan colgados de la pared del desfiladero para instalar los tramos de madera y fijarlos a la roca.

El recorrido total es de seis km, con una altura media de cien metros, de los que 1.6 km son pasarelas aéreas sobre los dos desfiladeros que se han remodelado con piezas de madera y anclajes metálicos taladrados a la roca, y 2.750 metros son senderos y caminos estabilizados o consolidados. Algunos tramos tienen suelo de vidrio para que los visitantes que puedan acceder vean el desfiladero.

El Caminito del Rey se fue deteriorando por el abandono con el paso del tiempo, y llegó a un estado deplorable que sólo suponía un grave riesgo para los posibles visitantes. Tramos de pasarelas derruidas, barandillas destrozadas, agujeros en el suelo, era la imagen de un camino que antaño había sido de ensueño. Tras varias muertes en 1999 de varios escaladores atraídos por el peligro, la Junta de Andalucía decidió cerrarlo y demolió el tramo inicial para evitar el paso.

Las obras de reconstrucción de la pasarela comenzaron el 13 de marzo del pasado año, después de 20 años de reivindicaciones de diferentes sectores. El proyecto de reforma fue un empeño del equipo de la Diputación de Málaga de la anterior legislatura, que retomó el nuevo equipo y acabó poniendo en marcha después de superar numerosos obstáculos. El proyecto se conseguido llevar a cabo gracias al consenso obtenido entre la Diputación de Málaga, los ayuntamientos afectados, la Junta de Andalucía y el Gobierno Central. Una unión de administraciones que, sin embargo, no ha servido para que ninguna de ellas fuese capaz de buscar una solución a la falta de accesibilidad de esta espectacular infraestructura destinada al ocio que dará la espalda a una parte de la población.

En pleno siglo XXI las soluciones técnicas siempre son viables, y de presentar verdaderas dificultades, como es el caso, eso nadie lo niega, se podría haber realizado por lo menos algún tramo accesible como se hace en lugares a nivel europeo, donde a modo de recorrido alternativo las personas con movilidad reducida pueden disfrutar sin problema de alguna parte de la infraestructura. Algo que aquí ni siquiera se pensó. Una pena de gasto de dinero público para unos cuantos con los impuestos que pagamos todos, con movilidad reducida o no.

Una vez más, la esperanza que queda es que esta bofetada sirva para que en el futuro se tenga en cuentas a todos a la hora de diseñar nuestro país.

ruedaspelig.rosas@pelig.es