Discapacitados

Un mal diseño destroza una excelente actuación

Para el acceso al ascensor hubo que romper parte del pretil de la Muralla
Para el acceso al ascensor hubo que romper parte del pretil de la Murallalarazon

Un ascensor que brota entre baldosas como si un fenómeno meteorológico resquebrajase la tierra de cientos de años y se eleva rodeado de madera entre piedras romanas es el regalo que ha recibido la Muralla milenaria de Lugo en su 15º cumpleaños como Patrimonio de la Humanidad. Un regalo que llevaba más de diez años pedido, pero que se resistía por la dificultad de aunar criterios de expertos en la conservación del patrimonio con voluntades políticas y exigencias de diferentes colectivos.

Ahora, los 2,5 km de diámetro que tiene la única muralla de Europa cuyo adarve se puede recorrer en su totalidad y es una calle de la ciudad, pueden ser pisados por todos. Ya no hay dificultad para subir, ya el patrimonio romano está listo para el disfrute de cualquiera. Un paso de gigantes hacia el modernismo con respeto al legado de siglos, hacía la adaptación de las ciudades a lugareños y foráneos.

Junto al edificio de la Diputación Provincial en una plaza adyacente a la Muralla, se yergue un ortoedro motorizado envuelto en láminas que acoge en su interior al ascensor, que funcionará con un horario fijado, más generoso en verano que en invierno.

Desde ciertos ángulos el prisma parece que se esconde detrás de frondosos árboles que se asoman por el pretil y acompañan al adarve en sus paseos diarios. Desde otros, la estructura choca a los ojos con un monumento especialmente cuidado que es seña de identidad de una ciudad que se abre al mundo con una serpenteante imagen milenaria.

La evolución que exige el paso del tiempo debe ir acompañada de un exquisito diseño que conformen el cordón umbilical de pueblos y ciudades para el disfrute de todos, un diseño al que en este caso le falta el adjetivo de exquisito por la imagen casi rupturista que provoca la loable infraestructura instalada. Un diseño algo erróneo da la razón a las voces discordantes que no ven más allá de sus propios intereses y acaba destrozando una excelente actuación.

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