César Lumbreras

A tiro de piedra

La Razón
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Los miembros del Gobierno deben estar este mes de agosto a tiro de piedra de Madrid. Es la orden que se ha hecho llegar desde Moncloa a todo el Ejecutivo, que se ha extendido a diputados importantes del PP. En otros partidos se han adoptado medidas similares para los principales responsables. Todo ello se debe a lo que podríamos llamar «el problema catalán». Llevamos ya unos cuantos años, en los que, por unas razones o por otras, en agosto no se echa el cierre total, como sucedía tiempo atrás. Desde 2007, y especialmente desde 2008, con el estallido de la crisis económica, siempre ha habido uno o varios asuntos que han obligado a permanecer alerta. ¡Qué lejos, olvidados y añorados (para muchos) quedan aquellos tiempos en los que tal día como el próximo lunes se cerraba y...se cerraba, hasta principios de septiembre! Este año, por aquello de cómo viene el calendario, se puede dar por concluido ya el curso político y económico. Y se termina con una sensación agridulce. Por un lado, la preocupación por lo que pueda suceder con Cataluña en las próximas semanas y, por otro, por los buenos datos sobre empleo, aunque pueda realizarse alguna matización, que vienen a confirmar, junto a otros indicadores, que estamos de forma clara en la senda de la recuperación económica, después de casi diez años de una gran crisis, aquí y a nivel mundial. A esa recuperación ha contribuido de forma significativa la llegada de turistas, como lo prueba el crecimiento del empleo en la hostelería. También se vuelven a ver grúas, prueba palpable de que la construcción tira. Parece como si volviésemos al modelo productivo anterior a la crisis, con el turismo y el sector inmobiliario, entendido en sentido amplio, de motores importantes. ¿Es ese el modelo que España necesita? Creo que no, pero, de momento, bienvenido sea. Mientras tanto, el Gobierno se equivocaría si vuelve a fiarlo todo a la mejora económica como hizo el PP en 2004. Una vez que se tiene el bolsillo más desahogado el personal comienza a preocuparse por otros asuntos.