Adelante con la «legisladura»

Una vez tengamos gobierno, habrá que empezar a trabajarse la legislatura y ningún partido lo va a tener fácil: el PP porque además de perder votaciones a espuertas, se verá obligado por Bruselas a meter de nuevo la tijera, y aunque en algunos casos los recortes no tengan más remedio que ir avalados por parte de la oposición, ya se encargará el resto de volverle a colgar el cartel de exprimidor oficial del ciudadano. El PSOE, porque el roto interno que le ha hecho Pedro Sánchez requiere de una autoridad visible en el Congreso que borre cuanto antes su imagen de partido deshilachado; el problema es que Antonio Hernando, que es en quien de momento recae esa responsabilidad, no tiene ni el peso ni el respaldo de todo su grupo parlamentario y, mientras que ni Susana ni Javier van a poder abanderar a los suyos porque ninguno de los dos tiene escaño, Pedro Sánchez sí estará allí liderando a los disidentes. Los socialistas va a tener que elegir de nuevo entre malo y peor: o prolongan en el tiempo su condición de pollo sin cabeza o van a un Congreso sin que la Gestora haya tenido tiempo de minimizar el efecto Sánchez.

Para Ciudadanos, la papeleta tampoco será fácil: si actúa como oposición dura se le tachará de izquierda encubierta; si es complaciente con el gobierno, se le acusará de ser más de lo mismo, y si se dedica a hacer de guardia de la porra repartiendo a diestra y a siniestra, perderá votos porque nadie apuesta por el árbitro.

En cuanto a Podemos, tendrá que bregar con su esquizofrenia ideológica que le lleva, por ejemplo, a jalear a los suyos para que rodeen el Congreso del que ellos mismos forman parte y que les paga por estar allí. Total, que no sabemos si esta legislatura será larga o corta, pero entretenida va a ser un rato.